Defensa personal

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Capítulo 16
Defensa personal

Mara

Estoy muy emocionada. Hoy es mi primer día de clases de defensa, y aunque estoy un poco cansada, también con toda la actitud para aprender a disparar. Son las once de la noche y quedamos de vernos en un parque. ¿Por qué? No tengo idea, pero si el experto dice que es un buen lugar para empezar a tirar, yo le creo.

Las nubes en el cielo amenazan con tirar sus líquidas municiones, pero yo no quiero posponer este día y Eric dice que de cualquier forma no habría impedimento. Me coloco un cambio deportivo y tomo mi paraguas antes de salir del apartamento para encontrarme con mi hombre en la entrada.

—¿Preparada?

—Te voy a patear el trasero —digo, señalándole con mi dedo índice.

Su ceño se frunce, mirándome confundido.

—¿Qué fue lo que pregunté?

Río un poco, rodeando su cuello para acercarme con facilidad a él y poder besarlo.

Él maneja hacia nuestro destino. No puedo evitar mirarle con deseo desde mi asiento, mordiendo mi labio inferior al ver cómo sus brazos se mueven para dirigir el volante de la camioneta, cómo su rostro en modo concentración enfoca el camino, y no se diga del exquisito aroma de su perfume. Acaba de tomar una ducha después de un largo día de trabajo y eso... puede acabar fácilmente conmigo.

—¿Me dejas dormir hoy contigo? —me atrevo a preguntar.

Él me mira un segundo y regresa al camino después.

—Por supuesto, ¿volviste a discutir con Tere?

Las cosas entre nosotras no han estado bien desde que regresamos del viaje, especialmente porque Yarazet se mueve entre nosotras como si nada hubiese pasado y el coraje que siento por lo que le hizo aún es grande. Sin embargo, esta vez sólo se trata de mi calentura.

—Algo así.

—No habrá lugares abiertos para conseguir cena después del entrenamiento. ¿Aceptas un par de humildes quesadillas?

—Acepto todo de ti, mi amor.

Nos detenemos en un solitario parque que ilumina sólo algunas de sus partes. Me gusta lo que veo, especialmente porque es sólo para nosotros.

—Adelántate, bajaré las municiones.

Obedezco. Camino entre los senderos de concreto del parque mientras lo exploro un poco. Nunca lo había visitado, todo es nuevo para mí. Doy un corto recorrido y cuando siento la presencia de mi hombre, giro hacia él con una gran sonrisa que se desvanece sin pensarlo dos veces al ver lo que sus manos sostienen.

—¿Qué es eso? —cuestiono desencantada.

—Nuestras armas, ¿lista para aprender a tirar?

—¿Es neta, Eric?

Trae dos malditas pistolas Nerf en la mano, una rosa y una morada. ¡¡Pistolas Nerf!! Y el desgraciado me mira sonriente, como si se sintiera realmente orgulloso de lo que hace.

—Te conseguí una morada porque sé que te encanta.

—Este no fue el trato.

—Dijimos que sería bajo mis términos, y éstos son mis términos, preciosa.

—No es justo.

Él avienta la pistola, obligándome a cacharla torpemente a la altura de mis rodillas, casi cayéndose al suelo.

El oficial de mis sueñosWhere stories live. Discover now