08.

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Yuichiro Ichinose

Lo único que pude ver fue la cara de confusión en Mikaela cuando salí corriendo del lugar. Seguramente, me veía bastante ridículo.

Continué corriendo unos minutos hasta que decidí tomar un taxi; de lo contrario, llegaría tarde a la escuela, y correr después de haber comido no fue una idea brillante. Faltaría a clases, pero no soy bueno en matemáticas y realmente necesito prestar atención.

No sabía que meterme en este tipo de situaciones me traería tantos problemas. Tampoco sé exactamente cómo sucedieron las cosas; sé que fue por el espejo y las dimensiones, pero aún parece irreal todo. Solo espero que nada se salga de control, y si sucede, espero que Mika esté de vuelta en su hogar.

Hogar... Ni siquiera ha estado aquí más de dos días y siento nostalgia al pensar en su futura partida de este mundo. Si encontramos una forma de viajar entre mundos sin complicaciones, espero que me visite o que yo pueda visitarlo a él.

Aún recuerdo el regaño de esta mañana... Siempre he visto a Guren enojado, pero ver a papá Shinya así es raro. Usualmente, él es quien primero habla conmigo o me defiende del demente de Guren, pero incluso él me alzó la voz. Traer a alguien desconocido a casa sin su permiso fue una mala decisión, incluso los chicos creen que tener a Mika aquí es una mala idea. Pero ellos no saben lo que siento, y por suerte mis padres accedieron a que se quedara aquí por la simple razón de que creen que es un estudiante.

Regresé de mis pensamientos cuando el taxista indicó que ya habíamos llegado a la escuela. Por suerte, logré llegar a tiempo, ya que el profesor apenas estaba llegando al salón de clases.

Al final, sacrificar el desayuno fue en vano, ya que me aburrí durante la clase de la profesora Sayuri sobre cómo inscribir a Mika en la escuela sin tener ningún documento legal o padres que lo representen. ¿Tendrá algún tipo de poder que nos ayude en esto? ¿Hipnosis o algún tipo de encantamiento?

—Yuu-san, tenemos que hablar contigo.

Hoy es el día internacional de molestar a Yuichiro. Suspiré con cansancio y giré mi vista hacia mi mejor amiga, quien me veía con reproche junto a los demás. ¿Ahora qué hice? Además de meter a un vampiro en mi casa y ayudarlo.

—Es sobre Mikaela, ¿cierto?

Todos asintieron con la cabeza.

—Pero no aquí, síganme.

Presentía que iban a querer hablar conmigo sobre Mikaela. Ayer dejaron en claro su desconfianza hacia él, desconfianza que yo igual debería tener, pero no tengo. Ese aspecto parece enojarlos.

Los guié hasta la azotea, que usualmente está vacía, y pensé que sería un buen lugar para hablar sin ser interrumpidos.

—Hablen —ordené.

—Creo que es demasiado claro el descontento que tenemos con respecto al chupasangre —dijo Kimizuki.

—Tiene nombre.

—Eso es lo de menos, Yuu-san.

—Shinoa tiene razón. Aún no entendemos cómo pudiste confiar tan rápidamente en él. No es por ser paranoica, pero ¿qué tal si planea conquistar este mundo?

—¿Eres demasiado idiota para ver que te pueden estar usando?

—Cállate Kimizuki, ni siquiera sé cómo explicar ese punto. Solo confío en él y quiero ayudarlo a regresar a casa.

—Ese es tu maldito problema, el querer ayudar a todos. ¡Por eso siempre terminamos en horribles situaciones como esta!

—¡Ni siquiera quise que él llegara a este mundo en primer lugar! Su llegada no fue planeada, y por eso siento que es mi culpa. Y esto no tiene nada que ver en que desee ayudarlo. Ni yo puedo explicar la comodidad y la sensación de estar tranquilo en su presencia. Sé que no se parece a ninguna situación que hayamos pasado, y está bien si no quieren ayudarnos. Tampoco pedí su ayuda en un principio.

Fue lo último que dije antes de marcharme de ahí. Quería estar solo hasta que fuera por Mikaela y regresáramos a casa juntos.

Entiendo que no confíen en él, pero no necesito sermones todo el tiempo. Sé en lo que me he metido y sé lo que enfrento. Ya no soy un niño para que me digan si hago bien o mal.

Durante el receso, estuve indagando y descubrí que Mikaela puede inscribirse aquí. Solo necesita presentar un examen de admisión. Pensé que sería más complicado, pero no. Debería dejar de ser el niño mimado de Shinya. Esta vez, le doy la razón a Guren. Ya quiero ver a Mika para darle las buenas noticias.

Cuando al fin llegó la hora de la salida, me disponía a irme en busca de Mika, pero mis amigos interrumpieron mi camino.

—Yuichiro, ¿podemos hablar? Esta vez con más calma —dijo Mitsuba.

Lo dudé por unos segundos, pero al final acepté. No me gusta estar enojado con personas que aprecio.

—Sé que fuimos muy duros contigo. Solo es que nos preocupamos por ti —habló Shinoa—. Esto es irreal, incluso para mí.

—No se preocupen, entiendo —sonreí—. ¿Todo bien, chicos?

—Todo bien —respondieron al unísono, unos más felices que otros, cosa que no me sorprendió.

De repente, recibí un golpe en el hombro y un zape en la cabeza por parte de Kimizuki y Shinoa. Esta vez, lo dejé pasar porque tal vez me lo merecía.

Ya estaba acostumbrado a los golpes de esos dos. Shinoa siempre lo hacía para molestarme, mientras que Kimizuki lo hacía cuando estábamos discutiendo. Esta vez, ya no deseaba tener más peleas con nadie.

—Si no te molesta, nos gustaría hablar con Mikaela —dijo Yoichi con una sonrisa inocente.

—Creo que no habría problema con eso.

Claro que sí hay problema, ¡quién sabe qué habrán planeado contra el pobre chico! Estuvieron mucho tiempo sin mi presencia; debieron haber armado un plan malévolo.

Aunque me alegra estar bien con ellos otra vez, incluso ayer sentía la tensión en el ambiente, pero hoy está todo normal, como si no fuéramos a buscar a mi amigo vampiro a la biblioteca pública. Aunque no puedo evitar sentirme nervioso por lo que se viene una vez que estemos en mi casa.

Aunque creo que debería dejar de llamarlo así. He notado que no se siente cómodo con esa parte de él. Me gustaría saber más sobre su vida en el mundo vampiro y lo que fue de él antes de ser un vampiro bueno, mitad vampiro. Pero todo a su tiempo.

Espero que Mika haya logrado obtener información. Y aunque no, espero que se haya entretenido leyendo sobre este mundo.

Dimensiones || MikaYuuWhere stories live. Discover now