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Narrador omnisciente

[Mundo de Sanguinem]

Han pasado diez días desde la desaparición de Mikaela, y tampoco hay rastro de sus amigos Lacus y René.

Se les ha buscado por cielo y tierra; todo el pueblo se unió a la búsqueda del príncipe. Aunque algunos estaban contentos por su desaparición, ya que no les agradaba por ser mestizo y reacio a convertirse en vampiro, otros lo estimaban mucho y extrañaban su presencia, aunque eran pocos.

Krul se lamentaba de la última pelea que tuvieron. Si hubiera escogido mejor sus palabras, ¿habría querido su hijo escapar? Aunque esa era su principal teoría, también temía que su querido hijo hubiese sido asesinado, aunque esperaba que no fuera así.

Sin un sucesor directo, si algo le ocurriera a ella, el poder recaería en Ferid, su mano derecha, una idea que la disgustaba profundamente. No descartaba la posibilidad de que él tuviera algo que ver con la desaparición. Ferid era el único que parecía no estar afectado por la noticia; ni siquiera se sorprendió cuando se anunció.

Krul estaba considerando seriamente confrontarlo antes de que él pudiera actuar contra ella, como había intentado hacer años atrás.

Mientras tanto, un joven de cabello púrpura y otro de cabello plateado habían encontrado una forma de abrir un portal y estaban dispuestos a cruzarlo para rescatar a su amigo.

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Yuichiro Ichinose

Mikaela parecía estar ignorándome. Por más que repetía su nombre, él solo caminaba rápidamente, casi corriendo.

Toda esa experiencia me dejó en shock. Sé que Mikaela es un vampiro y puede regenerarse, pero no me gusta verlo herido. Es difícil de asimilar y espero no tener que acostumbrarme a esto; creo que no lo soportaría.

Cuando llegamos a casa, Mikaela fue directo a mi habitación. Decidí darle unos minutos a solas.

—Yuu, ¿eres tú? —escuché la voz de papá Shinya desde la cocina. Tuve un momento de pánico y miré rápidamente el suelo, buscando gotas de sangre de la herida de Mika.

—¿Se te perdió algo, enano? —La voz de Guren me hizo dar un respingo.

—Eh... Se me perdieron mis lentes de contacto —respondí. Maldita sea, Yoichiro, no pudiste inventar una excusa mejor. Aclaré mi garganta y giré hacia Guren con una sonrisa nerviosa—. Ignora eso, solo se me cayó una moneda y la estoy buscando.

—Si la encuentro, me la quedo —advirtió con una sonrisa traviesa.

Rodé los ojos. Ya sé quién es el causante de mi pobreza.

—Guren, deja a Yoichiro en paz —lo regañó Shinya mientras se acercaba—. Por cierto, ya está lista la comida. Ve por Mikaela —dijo, sosteniendo mi mejilla y regalándome una sonrisa.

—Enseguida —respondí, sonriendo.

Subí las escaleras y me dirigí a mi habitación. Lentamente abrí la puerta, temiendo encontrar a Mika bebiendo sangre de un pobre animal, pero en su lugar, lo encontré acurrucado en una esquina.

Cerré la puerta con seguro y me acerqué con cuidado. Cuando notó mi presencia, se acercó para abrazarme, pero rápidamente se alejó y se abrazó a sí mismo.

—Lo siento.

—No tienes por qué disculparte, me gustó ese abrazo.

—No lo digo solo por eso —sus ojos azules se encontraron con los míos—. Es por todo. Te he involucrado a ti y a tus amigos en un problema que no les corresponde. Creo que será mejor que continúe solo; no quiero ponerlos en peligro —cubrió su rostro con las manos—. Además, todo el plan de cazar fue en vano. No funcionó, y eso significa que mi tiempo de vida se está agotando.

Negué repetidas veces con la cabeza, acercándome y tomando sus manos—. Nunca. —Sonreí, y antes de que pudiera decir algo más, continué—. Te voy a ayudar aunque no quieras. Fin de la conversación. Encontraremos otra alternativa para mantenerte con vida más tiempo.

—Pero...

—Shh. —Puse un dedo sobre sus labios—. No debes enfrentar esto solo. Mientras más seamos, más rápido podrás volver a casa.

Sonrió levemente y asintió—. Me gustaría olvidar este tema por unos días, ¿sí? Quisiera concentrarme en estudiar para ese dichoso examen que mencionaron.

—Será un honor. ¡Oh! Podemos hacer un grupo de estudio. También me ayudaría para los exámenes del parcial —dije emocionado.

—Sería una buena idea, pero, ¿qué es un examen parcial? —dijo, confundido.

—Hay mucho que debes saber sobre este mundo, mi pequeño Mika. —Me acerqué y le di un beso en la frente, provocando un leve sonrojo en sus mejillas—. Yo me encargaré de mostrarte todo.

Me levanté del suelo, fui al armario y saqué ropa limpia para Mika.

—Cámbiate para que bajemos a comer. Y antes de eso, te ayudaré a limpiar los restos de sangre de tu cuerpo.

Antes de retirarme, eché un vistazo a la habitación. A un lado estaba la bolsa con el animal y, en otro, los libros que sacamos de la biblioteca. Solté un suspiro. Es una lástima que el plan no funcionara. ¿Cuánto tiempo más podrá mantenerse con vida?

Dimensiones || MikaYuuWhere stories live. Discover now