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Mikaela Tepes

No sabía que el mundo humano estuviera tan repleto de información diversa. Me sorprendió encontrar libros sobre cómo reparar objetos como licuadoras y tostadoras, ¿pero qué son esas cosas? Me pareció reconocerlas de la casa de Yuu; se parecen a las de la imagen.

Además, descubrí libros sobre números. Aunque Yuu mencionó que esto le resultaba complicado, yo lo considero fácil. Solo sabía lo básico, pero aquí encontré muchas fórmulas que, aunque algunas parecen no tener sentido, están presentes. Incluso hay variantes como la estadística o la física, donde los números también juegan un papel importante. Es fascinante. Incluso aprendí algo sobre química; no sabía que una simple tabla pudiera resultar tan interesante.

Debo admitir que me desvié de mi camino inicial al leer varios títulos de los libros. Sé que mi nuevo amigo lo entenderá, o tal vez se enoje conmigo porque ya le he causado muchos problemas y seguramente quiera que me vaya para que su vida vuelva a ser normal. Ahora me siento mal por haber desperdiciado el tiempo de esta manera. Dejé todos los libros que usé en sus estantes y comencé a buscar el tema original. Miré el reloj que se encontraba en medio de la gran biblioteca; ya iban a dar las cuatro de la tarde. He estado aquí casi ocho horas y no he hecho más que hacerme idiota con todos estos interesantes libros humanos.

Decidí ir a la sección de historia, y cuando al fin me había decidido por uno, vi una cabellera azabache algo conocida. Este, al verme, vino con rapidez hacia mí. Una vez frente a mí, sonrió de oreja a oreja.

—Es hora de irnos.

—Pero...

Me interrumpió. —No te preocupes, mañana volveremos, te lo prometo. —Volvió a sonreír.

Creo que él es la primera persona que me sonríe en reiteradas ocasiones sin que en su mirada haya una pizca de maldad, burla o dobles intenciones. Su sonrisa es simplemente pura. Por alguna razón, me hace sentir pleno y feliz.

—Mis amigos quieren hablar contigo, espero no te moleste. —Dijo mientras jugaba con sus manos, como si fuera un niño que estaba a punto de recibir un castigo.

—No te preocupes, para ser sincero, ya me lo veía venir.

Esas palabras parecieron serle suficientes, puesto que suspiró y simplemente me dedicó una sonrisa.

Al salir de la biblioteca, logré visualizar a su grupo de amigos esperándonos mientras comían helado. Yuu corrió para buscar el suyo, el cual ya estaba algo derretido. Ahora entiendo por qué su paso al caminar era acelerado. Me hubiera gustado probar ese postre cuando era humano. A pesar de que recibía comida "humana", tenía una dieta que cumplir, por ende cualquier tipo de postre o bebida con altos azúcares se me prohibía. Aunque a veces recuerdo que papá me daba algunos dulces; mi favorito era el chocolate. Extraño comerlo.

El transcurso a casa fue incómodo para mí. Ellos estaban conversando y aunque Yuu me intentaba meter a la conversación, los demás parecían incómodos con mi presencia, así que desistí. Para pasar el rato, comencé a observar mis alrededores. En la mañana no pude hacerlo, ya que estaba conversando con Yuu camino a la biblioteca, pero ahora era diferente y no me molestaba. Me gustan las calles aquí. Hay vegetación, colores vivos y personas divirtiéndose en lugares exclusivamente para que ellos la pasen bien. En el mundo vampiro, los lugares así son escasos. Las calles son de colores opacos, no hay vegetación ni alguna clase de ser viviente, solo palomas, las cuales son algo molestas. Y las personas aquí no se divierten con el sufrimiento de otros. Estoy consciente de que hay personas malas que sí hacen esas acciones, pero no son todo el mundo. Me hubiera encantado escapar aquí con papá.

Mientras leía, pasó por mi cabeza buscarlo, pero sentí que sería igual de imposible como la información que estoy investigando. Tal vez se cambió de nombre y tiene otra familia. No estoy listo tampoco para verlo, aunque sí lo he anhelado.

Volví a mi realidad cuando noté una calle conocida. Debería aprender el camino de vuelta por si me llego a perder. Cuando entramos, la casa estaba vacía, como supuse, ya que los padres de Yuu están trabajando. Se me hace difícil verlos a la cara porque odian mi presencia aquí, así como a los amigos de Yuu.

Una vez en la habitación, me fui a una esquina y me recargué en esta. —¿Qué es lo que desean hablar conmigo?

—Solo queremos saber si podemos confiar en ti. —Dijo la rubia. —Por eso hemos ideado un plan.

Kimizuki sacó una navaja de su bolsillo. Realmente pensé que iba a venir hacia mí y apuñalarme, pero no. Me hubiera gustado que eso hubiera hecho. Con la parte filosa, se cortó toda la palma de su mano, dejando caer la sangre por toda su mano.

Sentí mis pupilas dilatarse y mi boca comenzar a babear. Poco a poco, sentí cómo perdía el control de mi cuerpo. No había comido desde ayer en la noche. Tenía hambre, quería beber sangre.

¡No! Debía controlarme, no soy un monstruo, no soy como ellos, yo soy diferente. Si bebo sangre, seré un monstruo.

¡Controlate, Mikaela!

Mi cuerpo comenzó a temblar. Cada vez se me hacía más difícil controlarme. Tal vez debía tirarme por la ventana y huir hasta que se me calme esta profunda sed que tengo, pero tengo mucha hambre.

Intenté caminar hacia la ventana, pero no podía. Sentía que si daba algún paso, perdería el control y atacaría al chico. Estoy seguro de que ellos tienen armas para herirme y dejarme débil, y más aún sabiendo que no he comido.

Caí al suelo mientras sostenía mi cabeza. Aún podía percibir el aroma de la sangre, aunque no tuviera abiertos los ojos. Unos instantes después, sentí cómo era envuelto por unos brazos.

—Tómalo. —Dijo Yuichiro mientras me daba un tubo de ensayo con sangre. No dudé en tomarla, ya no aguantaba más.

Después de unos minutos, ya estaba normal nuevamente y el chico pelirrojo había sido curado de su herida. Solo había sangre seca.

—¡¿Qué demonios les sucede?!

Escuché cómo Yuichiro comenzaba a regañarlos. Aun seguía algo perdido en mis pensamientos por lo que acababa de suceder, pero sabía que no debía causar más problemas, así que me acerqué hasta él y tomé su mano.

—Estoy bien, Yuu. —Sonreí.

Eso pareció calmarlo, pero volteó a ver a sus amigos aún enojado.

—Ya que hicieron su tonto experimento con Mika, ¿qué es lo que quieren de él?

—Ahora sabemos que podemos confiar en él. —Habló la pelimorada, Shinoa.

Cada uno comenzó a dejar en un costado de la habitación unas navajas y cuchillos. Sabía que me tenían una emboscada en caso de que hubiera atacado a su amigo.

—Ahora solo queremos que nos cuente todo sobre él, aunque sea un resumen de su corta o larga vida. —Dijo el castaño.

Creo que será una larga tarde...

Dimensiones || MikaYuuWhere stories live. Discover now