15.

92 16 1
                                    

Narrador omnisciente

—Amo la escuela —dijo Mikaela con un semblante tranquilo, lo que provocó que su grupo de conocidos lo mirara con confusión y asombro, excepto Yuichiro, que conocía la fascinación del rubio por el estudio.

—Estás demente, chico.

—No es mi culpa que tengamos pasiones distintas —respondió encogiéndose de hombros.

—Solo llevas un día aquí. Espera unas semanas; cada día es peor que el anterior —dijo el pelirrosa.

—Sin mencionar la carga de tareas y los exámenes sorpresa —añadió Yoichi—. Y los periodos de exámenes.

—Eso es una verdadera tortura, y me reiré muy fuerte cuando te quejes —Shinoa mostró una sonrisa ladeada y triunfante.

—Yuu-chan ya me había hablado de eso. Me parece interesante cómo los humanos se toman los estudios.

—Me das mucho miedo, y eso que soy difícil de asustar —alardeó la pelimorada.

—No molesten a Mika —dijo Yuichiro, apretando más fuerte la mano del rubio—. Él es como un niño conociendo el mundo y ha encontrado una pasión por el estudio.

—No es justo, él es tu novio. No vale defenderlo.

—¡Mika y yo no somos novios! —dijo rápidamente, con un gran sonrojo en las mejillas. Mika solo se reía por la situación, pensando que los humanos a veces se tomaban las cosas muy a pecho.

—Cariño, no hay que seguir negándolo —Mika sonreía traviesamente, lo que hizo que Yuichiro pareciera un tomate rojo.

—Listo, fue suficiente. Me voy.

Tras decir eso, Yuichiro comenzó a correr en dirección a su casa. Los demás se morían de risa, excepto Mika, que iba detrás de él, divertido por las reacciones de su Yuu-chan.

Al llegar a la casa, Yuichiro se tiró boca abajo en su cama y Mika se sentó en la silla del escritorio. Al ver a su amigo sufriendo en esa posición, no pudo evitar soltar una carcajada, ganándose un intento de almohadazo en el rostro.

—Deja de burlarte, no es gracioso.

—Tus expresiones sí que lo son.

—A veces eres molesto —dijo Yuichiro, escondiéndose entre las sábanas.

—No entiendo por qué te enojas, son solo bromas de humanos —Mika se levantó de la silla y se sentó al lado de Yuichiro—. Tampoco es como si realmente sintieras algo por mí.

La habitación quedó en silencio por un largo rato hasta que Mikaela reaccionó. Sus ojos se abrieron con sorpresa y sus mejillas se tornaron carmesí.

—Yuu... ¿Acaso yo te...?

Sus palabras fueron interrumpidas por las manos de Yuichiro posadas en su boca.

—No termines esa oración.

Al igual que el rubio, las mejillas de Yuu estaban igual o más rojas.

Mika apartó las manos de Yuichiro de sus labios y posó con delicadeza las suyas en las mejillas del azabache mientras sonreía.

—Tú también me gustas —admitió.

Esas palabras fueron el detonante para que Yuu perdiera toda la vergüenza y nerviosismo. Tomó impulso y capturó los labios rosados que tanto había anhelado sentir sobre los suyos.

Ninguno sabía cómo sus sentimientos habían florecido por el otro, pero ahí estaban, dándose un torpe e inexperto beso.

Era el primer beso de ambos, un recuerdo que atesorarían para toda la vida.

Lamentablemente, tuvieron que separarse por falta de aire, pero Mika comenzó a darle pequeños besos por todo el rostro a Yuichiro, causándole cosquillas. Sin embargo, su momento se vio interrumpido por la llegada de dos personas mediante un portal.

Se separaron rápidamente y, al notar quiénes eran, Mika experimentó una mezcla de felicidad y tristeza.

—Lacus... René. ¿Qué hacen aquí? —preguntó el rubio con extrañeza.

Dimensiones || MikaYuuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora