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Después de tener todo listo para la broma, llevamos los platos al comedor.

Llegamos a la mesa de madera y colocamos los platos que ya contienen las costillas de cerdo bañadas en salsa y las papas fritas. Cuando le sirvo a Omeo, le robo una papa frita y la llevo a mi boca, guiñándole un ojo. Él sonríe y luego mira su plato.

Los tres nos sentamos juntos para poder disfrutar del espectáculo. Adriana es la primera en probar su comida, seguida de Omeo y Zafir.

Por un instante no sucede nada, Adriana es la primera en reaccionar moviendo sus manos exageradamente. 

—Carajo, esto quema. —Saca su lengua—. Agua —balbucea.

Omeo la mira extraño, pero luego hace una cara rara y reacciona, separa de su silla y corre hacia la cocina, Adriana lo ve y hace lo mismo.

Nos quedamos esperando a que Zafir reaccione y nada pasa, él levantó su cabeza, mira a los lados buscando a Adri y Omeo.

—¿Qué paso? —Pegunta confundido, y nosotros no respondemos—. ¿Dónde están Omeo y Adriana?

—¿No sientes la salsa picante? —pregunta Celyse directamente.

—¿Le echaron salsa picante? —Se para de la silla alarmado, nosotros asentimos y él reacciona—. Ay, tengo que ir al baño—dice y se va.

Los tres explotamos en risas y yo sin poderlo controlar me pongo roja casi pareciendo que voy ahogarme, pero los otros dos no están muy diferentes a mí. Después de unos minutos los afectados regresan indignados, pero Liam se les adelanta y empieza hacer chistes de ellos.

Luego de lo sucedido, todos nos juntamos en la sala y nos pusimos a ver películas, jugamos juegos de mesa y charlamos unas horas.

Finalmente, Zafir, Adriana, Celyse y yo nos retiramos a nuestras habitaciones. Liam y Omeo se quedan en la sala, conversando.

Me deshago de la ropa que llevo puesta y me quedo solo en ropa interior. Luego, me acuesto en la cama, me arropo y apago la lámpara de la mesita que está a mi lado. Dejo que la oscuridad del cuarto cubra mis ojos, preparándome para entrar en el mundo de las pesadillas.

•🖤•

Al despertar me doy cuenta de que hay alguien a mi lado, está de espalda, así que no puedo ver quien es, aunque ya supongo de la persona.

Me levanto lentamente para no despertarlo, ya que necesito ir al baño. Camino con cuidado para evitar hacer ruido. Cuando llego al baño, me despojo de la ropa y me siento en el retrete. Termino de hacer mis necesidades y luego me meto en la ducha.

Al terminar de ducharme, cojo una toalla y la envuelvo en mi cuerpo, salgo del baño. Al hacerlo, veo a Omeo sentado en la cama con el celular en sus manos.

—¿Qué haces? —pregunto mientras camino al closet.

—Estaba viendo el grupo de WhatsApp—responde—. A Zafir y Celyse se les ocurrió la grandiosa idea de salir a dar una caminata por la montaña—dice alzando sus ojos color avellana del celular y posándolos en mí.

—Mm, ok.

—¿Cómo dormiste?

—Bien, ¿y tú?

—Bien. —Siento que se para de la cama.

Decido ponerme una sudadera gris y abajo una pantaloneta del mismo color, un top blanco y unos tenis negros, cojo la ropa y la pongo encima de la cama.

El cuerpo de Omeo se posa detrás de mí, siento que una de sus manos la pone en mi cintura y su cabeza la coloca en mi hombro.

—Sé que hemos tenido problemas últimamente, pero confío en que podemos superarlos. Al fin y al cabo, te amo, y eso...

—El amor no soluciona todo.

—Pero tampoco podemos votar a la basura cinco años de relación. Lo sabes ¿no?

—Lo sé, solo que a veces nuestras peleas son muy...

—Bueno, lo mejoraremos, ya encontraremos una solución.

—Décimos lo mismo desde hace un año.

—Ya lo lograremos, yo creo en nosotros. —Me da un pico en la mejilla y quita sus manos de mi cintura—. Voy a meterme a bañar—anuncia y con eso se adentra en el baño.

—Te espero abajo—digo alzando un poco la voz para que me logre escuchar.

Suelto un suspiro fuerte.

Termino de vestirme. Bajo a la sala y no hay nadie, así que camino a la terraza, al llegar me encuentro con Adriana.

—El tiempo se está terminando—murmura con tristeza, volteando su vista del bosque para mirarme.

—Lo sé. — Me acerco a ella que está en el barandal—. Y sé que cuando el tiempo se acabe haremos algo que puede ayudar a mejorar...

—El mundo—me corta—. Lo sé, pero a veces quisiera tener una vida normal. Tú sabes que lo que hacemos no me gusta—aclara—. Hacemos lo mismo que ellos. ¿Qué nos hace diferente, Amarilis? Nada, somos iguales, incluso peores.

Yo no pude contradecirla.

—No podemos cambiar lo que hacemos, ni lo que somos, estamos atadas a esto para siempre. Lo único que te puedo decir es que no le hacemos daño a personas inocentes y solo le damos de su propio veneno a quienes lo merecen.

—No somos justicieros, somos solo humanos y eso nos hace...

—No más—corto—. Entiendo tu punto, pero esto no va cambiar nada—nos señaló.

—El precio de nuestras acciones algún día llegaran

—Sí, todo tiene un precio y no me da miedo pagarlo.

—¿Así tengas que separarte de las personas que quieres y lastimarlas?

—Sí—respondo decidida.

Ella sabe que yo haría cualquier cosa por conseguir justicia por las personas que ya no pueden y no me importa pagar un precio alto.

Su mirada busca alguna duda en la mía, pero no la encontrará, estoy muy segura de lo que dije.

—Ya está todo listo, chicas—nos avisa Zafir en la entrada de la terraza—, vamos. —Se da la vuelta y se va hacia la salida de la casa, seguramente con los otros chicos.

—Espero sepas lo que estás diciendo, porque eso que piensas puede hacerte daño, romperte y finalmente destruirte—me asevera y también se va.

Yo me quedo quieta, miro al bosque sintiendo la calma abrazarme por un segundo hasta que vuelvo a la realidad viendo que la cabaña queda vacía.

No te puedes arrepentir de lo que dijiste, ¿o sí?

Tomo fuerzas y me encamino hacia la puerta para salir, donde ya se encuentran todos.

Sin importar el costo.

Sonrió y salgo de la casa viendo a todos esperarme mientras juegan y se divierten. En un mini instante los ojos de Liam y los míos se topan mandándome una corriente eléctrica por todo mi cuerpo dejándome con una duda, él vuelve su mirada a Adriana y yo termino por alcanzarlos.

¿Y si tú fueras mi muerte? #1Where stories live. Discover now