10

20 2 0
                                    


—Hasta pronto señorita—se despide haciendo una reverencia, Liam.

—Lo mismo digo caballero—también hago una reverencia cogiendo un vestido imaginario y cruzando mis pies, mientras me agacho.

Luego de eso me doy la vuelta y suelto una risita, paso por las rejas que ya están abiertas y camino hacia la puerta, la abro y entro en silencio.

Sé que me regañaran por desaparecerme durante todo un día y llegar al otro sin avisarles. Quiero evitarme el regañón que me van a dar, me encamino hacia las escaleras con todo el silencio que puedo y cuando voy a empezar a subir los escalones se aparece la figura de mi papá al frente mío, me sobresalto resbalándome hacia atrás y cayendo de culo, él se cruza de brazos.

—¿Dónde estabas?

—En un edificio—menciono lentamente.

—¿En un qué?—Alza las cejas con mucha sorpresa, sabe que me dan miedo las alturas.

Termino de pararme y hago una sonrisa de inocencia.

—¿Cómo llegaste allá? —Pregunta preocupado, terminando de bajar las escaleras.

—¿Allá dónde?—Hago una contra pregunta mirando a los lados.

—No acabes con la poca paciencia que estoy teniendo, nos tenías preocupados.

—Pero ya estoy aquí, estoy bien.

—Sí, estás aquí, pero sabes los riesgos que corres cuando sales sin estar vigilada y aun así lo hiciste—afirma mi mamá enojada desde mi espalda.

Doy media vuelta sobre mis talones y la miro.

—Lo sé, pero por un día no...

—Nada Amarilis, sabes lo peligroso que es y aun sigues tomando ese tipo de riesgos, cuando ya deberías saber lo que podría pasar, eres lo suficiente grande para estar haciendo ese tipo de cosas.

—Ya lo se papá, pero hace mucho tiempo no salía.

—¿Los días en la cabaña que fueron?

—Fueron días donde me estaban vigilando—comente de forma despreocupada.

—Te estamos cuidando y lo sabes—refuta mi mamá.

—Eso ya no importa, no podrán cuidarme siempre, lo saben—expreso con una risita sarcástica y como no dicen nada sigo hablando—, pero ya no importa, no se preocupen, no me puede pasar nada peor. Y ahora estoy bien, es lo que importa.

—Queremos lo mejor para ti —manifiesta mi mamá con un tono alto.

—Y lo sabemos, pero lo que paso...

—Bueno, ya no importa.

—Amarilis—advierte mi papá acercándose a mí.

—Eso pasó hace mucho—digo—, y no quiero hablar de eso.

—¿Fuiste con alguien confiable?

—Sí, fui con Liam. —Esquivo a mi papá y me acerco a las escaleras esperando a poder irme a mi habitación.

Se quedan en silencio y solo asienten con la cabeza de manera dudosa, yo volteo para poder subir las escaleras y antes de que pueda dar el primer paso mi papá me jala suave del brazo.

—La próxima vez que quieras salir avísanos, por favor.

—Bueno—digo rápidamente y subo las escaleras corriendo.

Al llegar a la habitación me tiro en la cama, suelto un suspiro bulloso, me volteo y gateo hasta la parte de arriba de la cama; me acuesto, me quito los zapatos empujando cada uno con el otro pie hasta que salen ambos, luego de eso, cierro mis ojos y quedo profundamente dormida.

¿Y si tú fueras mi muerte? #1Where stories live. Discover now