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—Hable con él, me dijo que la mafia de en la que esta se llama Vipere, y también que ha estado desde hace más tiempo del que todos creen—informo.

Pasan unos minutos donde desde el otro lado de la llamada se escuchan papeles moverse y pasos resonando contra el suelo.

—¿Algún dato más?

—Dijo que su mafia está en todos lados.

—Bueno...—responde sonando ocupada.

Camino al sofá que ya tiene la bolsa de plástico puesta, me siento en él y alzo mis pies, me quito los tacones y siento que un escalofrío pasa por todo mi cuerpo, así estoy mejor.

—¿Algo más que quieras saber tía?

—No, no, tranquila. Cuídate, nos vemos pronto—dice y cuelga la llamada.

Al instante apago el celular y lo cierro, vuelvo mi vista al techo sin querer pensar más en eso de los tales Vipere.

Todo en mí se siente más ligero después de haber ido a esa cárcel de puros locos psicópatas. 

Mi corazón no va apresurado, tampoco mis pensamientos, se siente en calma y eso solo me lleva a tener una conclusión... el desastre está muy cerca y nada lo podrá hacer evitable.

Mis ojos se cierran y todo mi cuerpo sigue aquella calma engañosa.

¿Por qué fuiste tan estúpida?pregunta cogiendo todo mi cabello en un puño¡Responde!brama y eso me hace dar un pequeño brinco—. Dime algo, hija de puta...

Me intento parar del suelo para golpearlo, pero a cambio recibo una bofetada que deja mi mejilla caliento.

Mi mamá es todo menos una puta.

Escupo mi saliva mezclada con sangre en los zapatos del hombre y este me patea el abdomen, me retuerzo del dolor intentando zafarme de su agarre, a lo que este responde con más golpes sin soltar mi pelo de su mano.

Mi mamá no es una putabalbuceo.

El hombre malo se ríe y empieza con su verdadera tortura. Me arrastra con mi pelo por todo el cuarto dejándome al final entre un par de cuerdas de acero, este tararea una canción mientras coge cada una de las cadenas y me ata a ellas en mis piecitos y manos.

Gracias a tu madre es que te encuentras en este lugarinforma apareciendo frente a mí.

Mentira, quiero gritar eso, pero no lo hago.

Un grito sale fuerte de mi garganta cuando un cigarrillo es apagado con mi cuerpo sin yo esperarlo, luego siento otro y tras otro y muchos más. Después de varios minutos las quemaduras frenan convirtiéndose en latigazos en mi espalda hasta que no sé en qué momento mis ojos se cierran.

Abro los ojos y siento como el aire se fue por unos instantes. Me muevo y al sentir algo suave bajo mi cuerpo brinco y al instante estoy sentada pestañando rápido.

Lo primero que veo es mi habitación que está llena de cajas con cosas guardadas, ya que nos vamos a ir. 

Todo está guardado empacado, aceptó por alguna ropa que todavía se encuentra en el armario.

Quito las cobijas de mi cuerpo y me paro. Veo lo que tengo, es la ropa que porte toda la tarde, solo que no tengo el buso negro, ni tampoco mis accesorios.

Camino a afuera del cuarto, llego a la sala y las ventanas que ya no tienen cortinas me muestra que es de noche.

Ando por la casa un tiempo buscando cualquier cosa que me distraiga y no lo logro, voy a la puerta para salir. Tal vez tomar aire me ayude a calmar estos nervios que siento.

Al dar el primer paso a afuera el frío impacta con todo mi cuerpo, doy otro paso y finalmente cuando logro acoplarme sigo caminando, mis medias color negro con boleros en mis tobillos se ensucian por el polvo que tiene el suelo, aun así, no me importa.

Llego a la parte trasera de la casa y me siento el pasto, el frío sigue siendo el mayor protagonista en este momento, pongo las manos en mis hombros dejándolas en "X". Veo la oscuridad de la noche con falta de estrellas en ella.

No hay nada interesante esta noche.

Mi mente no tiene nada interesante en que pensar más que en lo de siempre, el maldito futuro, toda mi vida se basa en eso.

Por el momento me permito pensar en lo que he hecho para cambiar un poco la dinámica de mis pensamientos.

Este mes estuve ayudando a Adriana con la carpeta roja que le tocaba a ella, finalmente terminamos internando a toda una familia en un psiquiátrico, todos estaban hechos trisas tanto físicamente como mentalmente, fue tan aterrador.

Lo interesante de esta capeta roja fue que no había ninguna persona en particular que causara el daño. Eran todos, la mayoria de la familia tenía serios problemas con el canibalismo, fue asqueroso ir a esa casa y encontrar sangre, cuerpos enteros, restos de ellos, también de animales, y otros más.

Eran una especie de secta.

La mujer y el esposo estaban de trabajo aquel día que llegamos a esa casa , la cual en realidad era una cabaña que estaba dentro de un bosque muy lejos de cualquier ser humano consiente de que estar en ese sitio es muy peligroso.

Después de haber hecho una revisión en ese asqueroso lugar, nosotras y Daku llamamos a las autoridades de forma anónima.

La mujer y el hombre fueron a juicio.

Ellos fueron encarcelados por años que creo yo nunca más podrían volver a salir de ese sitio. Después les hicieron una revisión profunda en sus cabezas retorcidas y encontraron muchos diagnósticos, desde entonces están en psiquiatría que en sí es su "cárcel de por vida".

Me paro del pasto porque pensar en lo que he hecho sigue siendo igual de aburrido que pensar en mi futuro.

Camino de nuevo para volver a entrar a la casa, cuando lo hago voy al sillón de la entrada y me siento.

Suelto un fuerte suspiro. ¿Por qué todo es tan aburrido? Después de todo puedo hacer varias cosas, como cocinar, escuchar música, bailar, dibujar, comer algo, pero la realidad es qué cada vez que me despierto hago eso a tal punto en que se vuelve tan agotador hacer ese tipo de cosas...

Esto no habría sucedido hace cinco años, por lo menos en ese tiempo tenía a alguien con quien hablar cuando me sentía hecha trisas, ahora solo tengo mi soledad cuando todo está críptico.

—¿Por qué la vida tiene que ser tan mala conmigo? —exclamo parándome del sillón.

Camino ahora a una de las cajas que está en el suelo frente a mí, me siento de nuevo en el piso. La caja está todavía sin cinta, la abro y veo algunas carpetas mal puestas. Estas son categoría blanca, últimamente se han sumado muchas de este color. Las organizo y termino haciendo lo mismo con las otras cajas de carpetas.

Me paro del suelo cuando termino y voy a mi pieza, al llegar entro al baño, me cambio poniéndome el pijama y termino tirándome en la cama cansada.

Me arrepiento tanto de haber alejado a todos los que conocí...

Cojo una almohada y la pongo encima de mi cara.

—¿Por qué tuve que ser tan terca? —me lamento como lo hago desde hace tiempo.

Aprieto la almohada contra mi cara y grito, me la quito y vuelvo a respirar.

Hago todo lo que puedo por cuidar y ayudar a todos, pero... ¿Quién lo hace por mí? Ni siquiera debería preguntarme eso, lo que hago, lo hago sin esperar nada a cambio, aun así, antes ganaba algo, me sentía bien conmigo misma por ayudar, ahora lo único que siento es odio por algo...

Debería ir al psicólogo antes de convertirme en lo que me encargo de destruir.

Mis pensamientos a si siguen hasta que en un instante mis parpados vuelven a cerrarse dejándome en el país de las pesadillas.

¿Y si tú fueras mi muerte? #1Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon