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—Despierta—susurra alguien desde el otro lado de la habitación—, tienes que hacerlo si quieres salir—sigue hablando la persona.

No puedo decir nada, porque las bestias despertaran y me van a hacer daño.

—Por favor, tus padres me enviaron.

Alzo la cabeza para mirar aquella puerta que me tiene en el infierno, y  lo miro, pensando si me paro y la abro, corriendo el riesgo que me pase algo peor de lo que me paso hace unas horas, o me quedo sentada en el suelo con el mismo destino.

Me paro lentamente y voy hacia la puerta, cuando llego a ella, abro la cerradura y al ver afuera no hay nadie, solo negro.

Escucho gritos, sollozos y gente discutiendo en todos los lados que volteo. Sigo dando vueltas hasta que veo un loro azul pasar frente a mis ojos, dejándome hipnotizada por unos segundos.

Siento de nuevo un cambio de escenario.

El viento mueve fuertemente mi cabello, alzo la mirada de mis pies descalzos y veo una carretera vacía, volteo y me encuentro con el lugar seguro en el que siempre quiero estar. Mi hogar. Camino hacia aquel lugar y cuando estoy a punto de llegar todo ser torna negro. Frente a mí aparece un espejo con bordes dorados, me situó frente a aquel objeto, y mi imagen cambia a aquella niña pequeña que paso por mucho y que trato de matar en mi interior.

Tiene su cabello negro suelto y está largo hasta las rodillas, los ojos verdes de aquella niña están llenos de dolor, tiene un vestido negro con una diminuta flor color dorado al lado izquierdo de su cintura y está descalza.

—Soy parte de ti— la oigo susurrar—, a un que tú no lo desees, fui, soy y seré parte de ti—sigue hablando—, no dejaré que me olvides, quiero que termines de conseguir venganza.

—Ya termine—le digo a mi espejismo.

Suelta una pequeña risita siniestra.

—No. Lo que hiciste solo fue una mínima parte de toda la venganza.

—¿Por qué lo dices?

—Muy pronto lo descubrirás. Pero por ahora preocúpate por los secretos que guarda la persona que más amas.

—¿Qué? —logro articular sin entender a quien se refiere.

Todo empieza a temblar y el espejo se rompe.

Abro los ojos rápidamente y me siento en la orilla de la cama, mi labio inferior tiembla y las ganas de llorar vuelven, no logro contenerlas y dejo que salgan.

—La persona que más amo—murmuro.

Al lograr calmarme volteo a ver la hora en el reloj de la pared y noto que son las tres y cuarenta y ocho de la madrugada. Tomo respiraciones cortas y pausadas, me paro de la cama y decido que voy a alistar las cosas para ir al colegio hoy.

Voy hacia el baño para tomarme una ducha, al entrar lo primero que veo es mi reflejo frente al espejo. Trato de no pensar en lo mucho que me afecta aquel sueño y sigo caminando, me desnudo y entro a darme la ducha.

Al salir del baño me dirijo al closet, pienso en lo que me podría poner. Decido ponerme un pantalón de sudadera café claro y una blusa del mismo color, que me llega hasta el ombligo. Debería irme en ropa formal, sí, pero yo no quiero, así que esto es lo mejor que puedo hacer, ya que podría ser mi típica sudadera negra, gris o blanca, pero esta tiene color. Tendrán que conformarse con esto, sobre todo Omeo.

Pongo una cachucha color blanca  en mi cabeza y dirijo mi mirada al reloj notando que ahora son las cuatro y tenemos que estar en el colegio a las ocho, así que me quedan cinco horas para hacer... Nada.

Salgo del cuarto, camino a las escaleras y las empiezo a bajar. Llego a la sala y saco el celular que había metido en el pantalón, reviso mis redes y le escribo a Omeo, esperando que cuando despierte me responda.

Amarilis: Buenos días, amor, escríbeme cuando despiertes. Necesito contarte algo.

Termino de teclear y lo envió.

Sigo revisando el celular y me siento en uno de los sofás color crema. Abro una plataforma para ver documentales sobre asesinatos y elijo el de Los hijos de Sam: Un descanso en los infiernos. 

Al finalizarlo de verlo terminan barios pensamientos revoloteando en mi cabeza, las mentes de los asesinos psicópatas son demasiado ¿únicas? y asquerosas.

Me paro del sofá por un instante para ir a coger algo de comer a la cocina ya que estar acostada concentrada en la luz, imágenes y videos del documental cansan, pero antes de lograrlo mi celular vibra mostrando un mensaje de alguien desconocido y lo abro.

Desconocido: ¿Los cazadores se convertirán en presa?

Leo y llega otro mensaje:

Desconocido: ¿Lista para la cacería?

Amarilis: ¿Quién es usted?

Respondo de forma rápida, confundida.

Desconocido: Eso lo sabrá pronto.

Desconocido: Pronto los secretos serán revelados.

Amarilis: ¿Qué secretos?

Desconocido: ¿Conoce la carpeta negra?

Amarilis: Conozco muchas como seguramente la suya.

Desconocido: La que esconden sus padres, ¿también la conoce?

No le respondo a esa pregunta, hago una contra pregunta esperando evadir el tema que me tortura.

Amarilis: ¿Está listo para morir?

Desconocido: Si ¿y tu noche? ¿lo estás?

No respondo sabiendo que la respuesta no será la más honesta, salgo de la conversación, y bloqueo al número.

—Ya vienen y no se detendrán—murmura en voz baja, pero logro escucharla.

—Nosotros tampoco nos detendremos, para esto nos alistamos por años.

—Si—suelta como un lamento, el cual no puede evitar.

Suelto el celular y me paro.

Sé lo que se viene y la mayoría creen en mí, desde niña la responsabilidad ha estado en mis hombros, después de todo lo que tuve que pasar mi familia creyó que con el odio y dolor acumulado sería perfecta para ser quien en un futuro sea la que controle todo nuestro imperio. Aunque eso no sea lo que yo quiero, lo acepte sin rechinar, así haría feliz a todos los que me importan y podría protegerlos del mal que nos rodea.

Sé que en este momento que todos los que buscaban hacernos daño estaban dormidos, pero ahora están despertando y esta vez no tendrán piedad frente a nada ni nadie y yo tampoco la tendré, porque no la tuvieron conmigo.

Vuelvo a coger el celular y entro al chat de Omeo viendo como se encuentra activo y no me ha respondido, quiero llorar, pero no permito que mis lágrimas salgan.

Últimamente andas sensible. 

No es la primera vez que sucede.

Apago el celular y me vuelvo a sentar en el sofá, mi vista  se dirige a la pared mientras que mis pensamientos se pierden en lo que vendrá el próximo año.

Todo saldrá bien.


NOTA:

Capitulo cortito.

Pero interesante no lo creen? 

Bueno, que tengan un gran día o noche ;)

bai.

¿Y si tú fueras mi muerte? #1Where stories live. Discover now