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De nuevo.

—Creí que no vendrías— la castaña estaba recostada en aquella cama, —Por como saliste ayer, creí que hablabas enserio sobre dejar las cosas así.

La rubia no dijo nada, sabía que su dignidad era algo que ya no se encontraba con ella, ni siquiera era capaz de pedirle a la castaña que se callara, que dejara ese estúpido tono de egocentrismo y soberbia.

No se sentía digna de pedirle respeto, no cuando ella dejó de respetarse desde que permitió esa relación.

—También tengo necesidades.— fue lo único que pudo articular, no ayudaba en nada aquello pero era la verdad.

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Las cosas no cambiaron ni cambiarían según la perspectiva de Sana, ella no dejaría lo que tenía con la taiwanesa.

Un mes, la nipona volvió a mencionar lo mismo y al igual que otras veces terminó en discusión, pero solo Sana sufría.

Cuanto deseaba que la castaña sintiera por lo menos una pizca del dolor que ella tenía, pero eso nunca sucedería.

(...)

—Hola— saludó aquella chica pelinegra que ahora iba sentándose a su lado y la rubia solo le dio una mirada rápida con una sonrisa fugaz —¿Por qué estás sola?— la rubia solo se limitó a encogerse de hombros y siguió viendo cómo su mejor amiga compartía sonrisas con otras amigas, estaba feliz por ella, tal vez por su culpa Momo nunca pudo buscar a otras amistades solo por tener que cuidarla. —Supondré que se pelearon.

—No, solo dejé de atarla a mí.— sonrió un poco y luego la miró —¿Tú? ¿Qué haces aquí?— sintió que esa pregunta se podría malinterpretar por lo que rápido y avergonzada se excusó —No lo dije en mala onda— juntó sus manos en signo de disculpa —Lo siento, lo siento.

La otra chica sonrió divertida —No te preocupes no lo oí mal— la rubia pudo respirar —Solo quería saber cómo estabas.

—Bien, supongo.

—Cuando necesites algo puedes contar conmigo— la pelinegra le dio unas breves palmadas en su hombro y la rubia la observó un poco extrañada, si bien eran compañeras desde primer año nunca habían compartido más allá de un hola. —Espero que más adelante seamos amigas.

—Gracias.

—¿Te gustaría ir a la cafetería?

—Esta bien.— ambas sonrieron.

Mentiría si no dijera que era agradable comer con alguien, ni siquiera se dió cuenta de cuando el receso terminó.

(...)

De nuevo como de costumbre, apenas dieron las 9 pm la puerta de aquella habitación se abrió dejando ver a la linda rubia, mientras que una castaña estaba recostada en la espera de su llegada.

La castaña le sonrió, era de las pocas veces que le sonreía y creía que era sincera.

—¿Cómo estuvo tu día?

—Cansado— respondió la nipona y se quitó su suéter dejándolo en una silla que estaba ahí cerca.

La taiwanesa se levantó y fue hacia ella.
—¿Te sientes mal?— la nipona negó —Ven— la tomó de la mano y la guío hasta la cama —Espera aquí— luego salió de la habitación y a los poco minutos volvió con un pequeño platito y unos palillos. —Conociendote lo más probable es que no hayas comido así que come algo.

—Tzuyu no pienso comer sabiendo lo que viene después.

La castaña rodó los ojos —Sana no solo pienso en sexo.— La rubia solo se encogió de hombros —Come, veamos películas por hoy.

—¿Estuvo alguien antes aquí?— comenzó a comer aquel ramen que la castaña le trajo antes.

—Sana en serio me tienes en un terrible concepto.

—Ya te llenaste de tanto ¿Me equivoco?

—Tal vez un poco— respondió.

—¿Un poco que?

—Te equivocas, Sana solo te he traído a ti aquí.— la nipona la observó incrédula —Hablo enserio.

...

Una hora más tarde la nipona estaba sobre el pecho de la castaña ambas veían la película de "Mulan"

—¿Eso quiere decir que él era gay?— era la primera vez que la rubia veía aquella película, era la favorita de la castaña —Es que piénsalo, comenzó a atraerle desde que era hombre, ¿no?— estiró su cuello un poco para observar a la castaña.

—Ay Sana no sé qué decir— la taiwanesa sonrió, a veces la nipona llegaba a ser demasiado divertida.

—Pues di si— volvió a acurrucarse con la taiwanesa.

Dos o tal vez tres minutos después la taiwanesa volvió a hablar.
—¿Quien era esa chica?

—Pues la protagonista— dijo obvia, refiriéndose a la película.

—No, la chica con la que estabas hablando hoy. ¿Quien era?

—Ah— dijo recordando y sonriendo ampliamente al recordarla —Mina— su sonrisa no se borró —Es realmente agradable, ¿por?

—Nada más, ¿quieres dormir?

De nuevo las acciones de la castaña la confundían, hoy era uno de esos días en que sentía como si la taiwanesa la tratara diferente a las demás.

Ambas recostadas, la taiwanesa abrazó más su cintura quedando ambas acurrucadas y sin más el sueño venció a las dos quedando una escena adorable.

Un día podía tratarla de la mierda y al otro podría ser la chica más tierna.

(Not) Us /SatzuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora