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¿Progenitores?

—He venido por Zhou Tzuyu— un hombre de mediana edad, alto y con traje se hizo presente en la comisaría. —Ya he pagado la fianza.

Tzuyu tenía la edad suficiente para afrontar sola sus problemas pero gracias a su vicio se había quedado sin dinero, en realidad su padre canceló sus tarjetas al darse cuenta de su gran gasto y por obvias razones lo habían llamado.

Jihyo estuvo ahí con ella esperándola afuera hasta que saliera e incluso su padre de la coreana estaba ahí. Momo no había levantado la denuncia lo que hizo las cosas más fáciles.

Aquel hombre no dijo ni una sola palabra solo con un movimiento le indicó a Tzuyu que subiera al auto, la mirada fue suficiente para que la chica ahora pelinegra entiendera que no hiciera ningún reproche, así que así lo hizo, por supuesto primero le explicó a Jihyo la situación, le agradeció a ella y a su padre por haber estado ahí y luego se disculpó.

—Hola papá— en cuanto la taiwanesa se subió al coche el hombre que estaba a cargo del volante arrancó el auto. —Tambien me alegra verte — él simplemente no respondió solo la observó por el rabillo del ojo y se dedicó a observar su gran tableta. La taiwanesa suspiró "Claro, no puedes ver a tu hija un segundo pero si a tu estúpida tableta" pensó.

El camino fue demasiado silencioso, cuando se bajaron del auto ella caminó detrás de él, al entrar a su gran mansión -la cual para ella era como un calabozo- su padre le pidió a todos amablemente que por favor se retiraran ya que quería hablar con su hija a solas, Tzuyu sabía lo que venía.

En cuanto aquellas personas abandonaron la habitación Tzuyu cayó al suelo, su padre la había golpeado.

—Solo necesitas quedarte quieta un maldito tiempo— La taiwanesa sobó su mejilla y aquel hombre respiraba fuerte de tanta furia. —¿Por qué no puedes hacer nada bien?— otro golpe —Maldita sea, siempre metiéndote en problemas.

Tzuyu reprimió sus lágrimas, claro su padre nunca la golpearía delante de sus empleados, debía mantener aquella imagen intachable que había formado con el tiempo.

—Lo siento, no volverá a suceder.— sabía que era inútil decir algo o quejarse, solo le quedaba disculparse.

—Eso dijiste la última vez— y antes de que pudiera darle otro golpe, se escuchó la puerta. Aquel hombre se reincorporó.

—Ya no la golpees por favor — esa era su madre. —Es tan inútil — pensarían que la estaba defendiendo pero en realidad es que ella era igual que su padre o bueno,.un poco menos basura como decía Tzuyu, porque a diferencia de su padre ella la lastima menos. —Esta lista la cena. Los invitados llegarán pronto

—Me retiraré entonces.— Tzuyu se levantó e hizo una reverencia, sus padres no dejarían que comiera con ellos y sus invitados, era hija única y aún así parecía avergonzarlos.

—Tzuyu hablemos— su madre dijo y su padre se retiró para arreglarse. —Sientate— seguido de eso se acercó a ella y le entregó una pomada —Ponla en tu rostro antes de dormir— si, su madre era más compasiva a pesar de su forma tan fría de hablarle  —Tzuyu, ¿no crees que es tiempo de sentar cabeza?— la taiwanesa la miró esa plática iba hacia otro fin —Dejar esa tontería de gustar de otras mujeres.— en realidad no era tan comprensiva. —Creo que debes madurar y dejar esa etapa

La taiwanesa resopló con disgusto. —¿Por qué no me aceptas tal y como soy?

—Claro que lo hago, te.. te acepto tal y como eres, aceptó tus gustos pero...

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