13

633 110 54
                                    

Temprano por la mañana la taiwanesa se despertaba para ir al instituto, la semana había terminado ya era viernes una fiesta en la noche era segura, aunque claro, no descartaba la posibilidad de que Sana tal vez hoy si esté con ella.

Se vio unos segundos al espejo y sonrió hoy le pediría a la nipona que hablaran, que recuperaran el tiempo perdido o algo así. Ese sería su día.

(...)

Todos los estudiantes estaban en el comedor degustando de sus alimentos, la taiwanesa entró y con la mirada buscó a la rubia, vio una escena que no fue para nada agradable ante sus ojos, Mina tomaba la cintura de la chica mientras dejaba un pequeño beso en la frente de está; por un momento se imaginó yendo hacía ellas y golpeando a la pelinegra, pero no lo hizo, simplemente cerró los ojos y agitó suavemente su cabeza para borrar esos pensamientos.

Sin más se acercó lentamente hasta aquella mesa, con la punta de sus dedos tocó el hombro de la rubia, la chica volteó y a su vez Mina también lo hacía.

-Sana- su voz nerviosa y tímida. La nipona no respondió se sorprendió un poco y la observó esperando a que la taiwanesa prosiguiera, todos en la mesa notaron como la tensión empezaba a formarse por lo que la pelinegra carraspeó un poco -¿Puedo decirte algo... a solas?-

Sana de verdad lo pensó, no quería pero una parte de ella si, vio a Mina esperando una respuesta, esperaba que la chica la detuviera pero en su lugar la nipona pelinegra dijo -Ouh- sonrió un poco -Puedes ir con ella Sana, no te preocupes.

Ambas salieron del comedor a uno de los pasillos, esperando que el murmullo de los estudiantes las dejara hablar con tranquilidad.

-¿y? ¿qué necesitas- preguntó la rubia.

la taiwanesa se rascó la nuca con nerviosismo y se tambaleó un poco sobre sus pies. -Sana, la escuela no es el mejor lugar para hablar- una tonta sonrisa de vergüenza se instaló en sus labios -¿podría invitarte a una cena en mi departamento?- los ojos de Tzuyu tomaron un brillo que Sana no lograba distinguir, era una especie de esperanza y temor al mismo tiempo que la taiwanesa preguntaba.

-Disculpa Tzuyu pero estoy...

-Ocupada- terminó aquella oración de la rubia -Lo sé, sabia que dirias eso.- bajó la cabeza -Bien, olvídalo, será en otra ocasión tal vez.

"No" pensó Sana, ese era el momento de terminar bien las cosas, ¿Debía aceptar, no?

-Esta bien Zhou- la taiwanesa alzó la mirada -Hablemos hoy en la cena- la pelinegra sonrió y asintió frenéticamente. -A las 7

-Si, si, si- dijo repetidamente -A las 7.

...

La taiwanesa se movía de un lado a otro mientras con desesperación revisaba el reloj eranlas 7 en punto, si sus cálculos no fallaban la nipona debería estar llegando justo ahora, ella siempre era puntual.

El timbre sonó por todo el departamento y sin esperar más la chica salió dispara hacía la puerta, no sin antes revisar que todo en la mesa estuviese en orden.

-Platos, copas, la cena, sillas. Bien todo en orden.

Al abrir encontró el rostro de la nipona, llevaba puesta una ropa casual pero para ella eso la hacía ver extremadamente hermosa.

-Hola- saludó la nipona sin mucho afán

-Entra- una sonrisa boba se pintó en su rostro y el nerviosismo recorrió su cuerpo. Llegaron al comedor y la pelinegra corrió la silla para permitirle el paso a la rubia -Preparé tu comida favorita, iré por ella.

La taiwanesa se dirigió a la cocina, mientras la nipona observaba con nostalgia aquella acción y por supuesto tenía la misma mirada cuando recorrió con su vista el lugar donde se encontraba, era tan familiar pero a la vez tan desconocido.

Al regresar le ofreció el plato y le sirvió una copa de vino.

...

-Tzuyu seré directa- de repente la rubia hablaba, el silencio para ella ahora era incomodo

-Hace calor, iré a prender el aire- sabiendo lo que probablemente se acercaba evitó el tema, las cosas no debían acabar ahí, debía tener a Sana aunque sea unos minutos más con ella, la soledad se sentía menos con si estaba a su lado. -¿Quieres que luego veamos alguna película o juguemos algo?

-Tzuyu, escúchame-

-¿te gustó la cena?- evadir, era lo único que sabía hacer ¿por qué no le gritaba que la amaba?

-Yo estoy intentando algo con Mina. - la nipona soltó abruptamente

La taiwanesa apretó su puño con dolor, eso sin duda le había dolido, sintió con una presión se apoderaba de su pecho, era un dolor que nunca había sentido ni le gustaba sentir "Mis ojos están llorando mientras admites que hay alguien más"

"Desearía que esto sea un sueño, si esto es un sueño, detente aquí"

Y antes de que la nipona pudiera irse, la pelinegra la tomó de la mano aún reteniendo sus lagrimas en los ojos le dijo -No me dejes, no me dejes

-Lo siento- susurró la rubia antes de abrir aquella puerta e irse.

Otra vez quedó sola, ¿cuantas veces iban? no lo sabia, tal vez no era la última vez. Porque si, seguiría insistiendo para que Sana no la abandonara.


(Not) Us /SatzuWhere stories live. Discover now