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La alarma sonaba una y otra vez, la pelinegra despertó, estaba boca arriba, no quería voltear sabía que su novia ya no estaría ahí. Pero era lo mejor, ya no tenía que despertar temprano para hacer el desayuno, ya no tenía que buscar en internet algún lugar bonito para citas o cosas así, una ruptura si dolía y mucho.

El sonido de su celular la alertó, la pantalla se iluminó dejando ver el nombre de la rubia, ella pensó en responder pero si algo había aprendido era que debía haber contacto cero porque se conocía lo suficiente para saber que si la rubia lloraba correría a sus brazos, por más doloroso que fuera no respondería. Así que mejor dejó un mensaje para Sana:

"Sabes que siempre estaré aquí para ti, pero justo ahora debo pensar en mi porque acabamos de romper y quiero que las cosas terminen bien, que no sean incómodas o que al final terminemos volviendo.... No quiero una relación así"

Sana también la estaba pasando mal, intentaba llamar a la nipona pero no respondía, no se iba a rendir quería recuperar a la pelinegra, su teléfono dió aviso a una notificación, ahí estaba el mensaje de Mina.

Aquel mensaje rompió por completo a la rubia, debía aceptarlo, debía resignarse y rendirse para no dañar a la otra chica, pero no podía, no quería. Segundos más tarde llegó otro.

"Te amo, esto no es tu culpa, yo insistí y este es el precio, tú NO eres culpable"

Lamentablemente a Sana solo la llenó más de culpa, porque aunque le duele la ruptura , sabe que solo quiere volver con la pelinegra porque era el lugar donde ella escapaba, el lugar donde se daba cuenta que la taiwanesa no era nada comparada con la nipona.

Sana reflexionaba, ella sabe que aún ama a Tzuyu y eso la hacía sentir tan miserable, ella se alejó de ahí por su bien pero pareciera que hasta la taiwanesa ya había salido adelante, que ya la había superado, que su ego no era tan alto como para lastimarse por alguien como ella. Sana era la única que estaba estancada.

¿Por qué seguía pensando en Tzuyu? Buscaba el por qué, si su ruptura había sido con Mina ¿Por qué seguía buscando una excusa para pensar en Tzuyu? Eso consumía a la rubia, el sentimiento de culpa se instaló en su cuerpo, su mente comenzó a imaginar lo mala persona que es y esto la hizo llorar aún más, se sentía como una basura o peor, el sentimiento era fatal, se odiaba por no poder amar a Mina.

Por eso se quedó ahí en su cama viendo como el día pasaba.
...

En cambio Zhou Tzuyu se volvió una persona completamente diferente, en la escuela pasó de ser la alumna con más faltas a la alumna ejemplar, Jihyo había influido demasiado en ella, pero no es que la coreana solo haya influido en la más alta, sino que mutuamente fueron adquiriendo cosas la una de la otra, Tzuyu le ayudó a socializar más, la estimuló a qué hablara con más personas, sin duda alguna ambas se brindaban cosas buenas.

En ese momento estaban en el comedor, la taiwanesa como de costumbre buscaba a la rubia, aunque siempre que la encontraba estaba de la mano o en los brazos de Mina, eso le hacía sentir triste sin embargo ese día fue diferente no había señales de ninguna de las dos, Mina quien casi nunca faltaba a clases no estaba, eso era raro.

...
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Unos días después no tardó en correrse el rumor de que ambas niponas habían terminado, Tzuyu no pudo evitar sentirse feliz por aquella noticia, seguía teniendo la esperanza de que Sana regresaría con ella, se sentía mal por Mina, tal vez la estaría pasando mal y es que en los últimos días no había asistido a la escuela y cuando lo hizo se veía enferma, como si fuera un zombie; Sana no había ido ni una sola vez y eso le preocupaba más.

Saliendo de sus clases tomó la iniciativa de ir a casa de Sana. Tal y cómo imaginó, Sana no abrió la puerta.

Pero ahora es diferente, la taiwanesa no se iba a rendir fácilmente, iría al día siguiente y si no abría volvería a ir hasta que salga la.rubia.

Tal como lo dijo, volvió, ahora con una caja de los caramelos favoritos de Sana y también unos platillos de comida. Tocó el botón para avisarle a la nipona que había alguien afuera pero, Sana no abrió de nuevo, sin embargo, por el altavoz de aquel timbre se escuchó una voz débil que le decía que se fuera. Tzuyu lo entendió

—Esta bien— se resignó —Traje comida, cuando quieras sal por ella— dejó ambas bolsas que llevaba entre sus manos en la puerta.

Al día siguiente fue de nuevo, ahora con un par de snacks que la nipona adoraba, hizo lo mismo de siempre; tocó el timbre, se sintió avergonzada por la conducta que tuvo hace meses, sin embargo estaba preocupada por la rubia, necesitaba saber que estaba bien, o escuchar su voz. Así como lo pensó , de nuevo la voz del otro lado apareció diciéndole que se fuera.

...

10 días, pero no se rindió, fue -una vez más - y, al estar frente a su casa, sintió un nerviosismo apoderarse su cuerpo, hace mucho que no se sentía así, secó su mano que ya estaba sudando por el pánico, sus piernas se sentían débiles y su corazón latía muy fuerte. Tambaleó un poco, entre sus manos llevaba un ramo de flores que sabía eran las favoritas de Sana, tomó el valor para por fin tocar aquel timbre, mientras la puerta se abría imaginó cientos de escenarios de como podría recibirla la nipona y en uno de ellos (el más probable) terminaba con la puerta en su cara.

Escuchó los pasos del otro lado y quiso escapar, que irónico, ¿después de tantos intentos iba a huir como siempre? Pero un pensamiento ahora se interponía: "¿Me veré muy oportunista?" Pensó, si, se veía así pero quería recuperar a Sana.

Se escuchó como la perilla se movía y era muy tarde para irse, porque aquella puerta se abrió, la taiwanesa no sabía qué hacer, extendió el ramo ante la nipona cubriendo así su rostro por si le aventaba la puerta a la cara, al no recibir respuesta bajó aquel manojo, solo para darse cuenta de una nipona completamente diferente, se veía que estaba sufriendo, se encontró con la cara de una demacrada rubia, sus ojos hinchados, rojos y el cabello hecho un desastre.

La taiwanesa intentó acercarse pero la rubia se dio la vuelta para caminar hacia el interior de su casa, ¿era una invitación para que pasara? Tzuyu solo la siguió, la nipona ignoró la presencia de la más alta, solo se tiró sobre el sofá que estaba en su sala, la taiwanesa no sabía qué hacer.

Buscó un jarrón y puso ahí las flores, después fue a la cocina a preparar algo de comida porque conocía a la nipona y lo más seguro es que no haya comido.
...

Los últimos tres días había estado yendo, no hablaban solo iba para asegurarse de que comiera e hiciera la tarea. Al principio quería estar nuevamente con Sana pero al verla tan triste se sintió muy mal y ahora solo quería darle un abrazo y consolarla.

Cómo era de esperarse Sana se negó a recibir algún consuelo de la taiwanesa, tenía razón.

—Sana— tomó el rostro contrario entre sus manos —Mina quiere verte— sabía que se arrepentiría de eso, pero no soportaba ver a la nipona así.

—¿Es en serio?— un brillo se instaló en los ojos de la rubia y el corazón de la taiwanesa se encogió.

—Si.— asintió —Arreglen sus diferencias y vuelvan a estar juntas.— eso último le dolía mucho decirlo. Tomó uno de los suéteres de Sana y se lo colocó a la misma en su espalda para luego darle un pequeño empujón —Rapido, se te hace tarde.

Sin pensarlo la rubia salió de ahí.

"Deberías de haber corrido hacia mi, pero estás corriendo a otros brazos" murmuró Tzuyu mientras unas cuantas lágrimas se instalaban en sus ojos y en su garganta empezaba a formarse un nudo.

Durante esos días Tzuyu se dio cuenta de todo el tiempo que perdió junto a Sana y algo que más le dolió fue cuando vió a la rubia salir para buscar a Mina, la taiwanesa tenía más que claro que seguía extrañando a la rubia tanto como el primer día en que se fue.





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Gracias por seguir aquí a pesar de que actualizo cada veinte años.

(Not) Us /SatzuWhere stories live. Discover now