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Las nubes amenazantes liberaron su carga en forma de lluvia torrencial mientras Sana corría por las calles mojadas hacia la casa de Tzuyu. Cada paso se mezclaba con el tamborileo de las gotas que golpeaban implacablemente el suelo. El desesperado ritmo de su corazón estaba a la par con la urgencia de llegar.

Las gotas de lluvia caían con una melancolía insistente, y Sana, parada frente a la puerta de Tzuyu, sentía el peso de la incertidumbre. Golpeó la puerta con la esperanza de encontrar respuestas, pero el silencio la envolvía como un manto frío.

Una sombra de desesperación cruzó su rostro mientras esperaba. Su mente, en un frenesí ansioso, empezó a tejer un tapiz de escenarios desgarradores, imaginó a Tzuyu marchándose, alejándose en un taxi bajo la lluvia, o quizás dejando una carta en la mesa con palabras no dichas. Cada visión era un golpe al corazón de Sana, y las lágrimas comenzaron a deslizarse por sus mejillas.

Las emociones desbordaban mientras sus pensamientos se sumían en la oscuridad de la incertidumbre. ¿Había perdido a Tzuyu para siempre? El dolor de la posibilidad se apoderaba de ella, y en su imaginación, las palabras no dichas resonaban como un eco implacable.

Fue entonces cuando, en medio de su desesperación, un suave clic de la puerta la hizo girarse. Tzuyu estaba ahí, de pie, con un paraguas desplegado sobre sus cabezas. El latido de Sana se detuvo por un momento, mientras sus ojos se encontraban con los de Tzuyu.

-Tzuyu...- murmuró Sana, su voz quebrada por la tormenta de emociones.

Sin decir una palabra, Tzuyu la envolvió con el paraguas, protegiéndola de la lluvia y del torbellino de pensamientos oscuros. La sorpresa en los ojos de Sana se transformó en un destello de esperanza mientras Tzuyu, en silencio, le ofrecía consuelo bajo el refugio del paraguas.

Juntas, caminaron hacia la calidez del departamento de Tzuyu, dejando atrás la lluvia y los fantasmas de las imaginaciones dolorosas.

La casa estaba iluminada solo por la luz tenue de las lámparas, creando un ambiente íntimo. Tzuyu cerró la puerta detrás de ellas, dejando afuera la tormenta.

En ese momento, Sana notó que la lluvia se deslizaba de sus ropas empapadas y formaba pequeños charcos en el suelo.

Sana levantó la mirada, y sus ojos se encontraron con los de Tzuyu, que estaba parada frente a ella. Había una mezcla de compasión y determinación en la mirada de Tzuyu mientras le colocaba una toalla sobre sus hombros

Le brindó una sonrisa -Toma una ducha, te puedes resfriar.

...

El vapor flotaba en el aire cuando Sana salió del baño, envuelta en la suave calidez de la ducha recién tomada. Su cabello goteaba pequeñas gotas de agua, y sus mejillas aún conservaban el rubor del calor. Mientras se secaba el pelo con una toalla, sus ojos se posaron en el guardarropa de Tzuyu.

Sintiendo una impulso juguetón, Sana decidió probarse la ropa de Tzuyu que estaba allí. Entre las prendas colgadas, encontró una camiseta holgada y unos pantalones cómodos que pertenecían a Tzuyu. Se deshizo de la toalla y se puso la camiseta, sintiendo la familiaridad y calidez de la ropa de Tzuyu envolviéndola.

El olor sutil del perfume de Tzuyu impregnaba la camiseta, como una dulce melodía que recordaba momentos compartidos. Sana se miró en el espejo, admirando la forma en que la ropa se ajustaba a su figura. Una sonrisa traviesa se formó en sus labios mientras se sentía conectada de alguna manera más profunda con Tzuyu.

Entonces, salió del baño con gracia, la camiseta cayendo delicadamente sobre sus caderas y los pantalones acariciando el suelo. Cuando Tzuyu la vio, sus ojos se iluminaron con sorpresa y luego con una risa suave.

(Not) Us /SatzuOn viuen les histories. Descobreix ara