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3 meses sin ver de cerca a Tzuyu, 3 meses en que Tzuyu no vio a Sana, 3 meses en los que la taiwanesa estuvo a lado de Jihyo, pasando tiempo juntas, yendo a talleres de pintura un hobbie que descubrieron tenían en común, aprendían a tocar guitarra en el cuarto de la coreana mientras veían un tutorial en youtube, 90 días en los cuales la taiwanesa comenzó a ir a terapia y obviamente la coreana jugó un papel importante en sus decisiones; Tzuyu trataba de no pensar en Sana, aunque en repetidas ocasiones iba a los lugares que ambas visitaban para ver si la nipona aparecía.

Tzuyu en navidad fue a aquel parque donde iba con la rubia a pasear y ver la nieve caer, aunque ella se arrepentía tanto porque nunca disfruto de aquello tanto como ahora lo haría.

Una ocasión, mientras visitaba uno de esos lugares a lo lejos miró como Sana iba junto a Mina, tomadas de la mano, la pelinegra colocaba su brazo alrededor de sus hombros, Tzuyu sabía que no era bueno pero ese sentimiento de odio se instaló en su cuerpo, a los pocos segundos se arrepentía ¿Cómo la podría odiar? Mina era un ángel, pero de nuevo... tal vez desearía que ella estuviera muerta.

Luego otro día Tzuyu se acercó al último cajón de su ropa, rebuscó hasta llegar al fondo y encontró un viejo suéter de color lila con un dibujo de un cachorrito en el centro, no era para nada su estilo, pero le recordaba a lo dulce que era Sana, apretó con fuerza la tela sintiendo las lágrimas quemando en sus ojos, la imagen de Sana dándole su suéter a Mina no dejaba de repetirse en su cabeza, seguro ahora Mina tenía ese bonito suéter de color rosado entre sus manos, sus lágrimas comenzaron a fluir y caer en la tela mientras lo abrazaba. Oh, Tzuyu ahora deseaba ser Mina.

Tzuyu lloró tanto, pero ahí estaba Jihyo para darle un abrazo y decirle que todo estaría bien, que dejará fluir esos sentimientos pero que al mismo tiempo se perdonara.

...

Por otro lado Sana trataba de vivir lo más normal, tal como lo había hecho los últimos meses, la taiwanesa ya no la buscaba, eso es lo que ella había deseado durante mucho tiempo, en la escuela había rumores de que Tzuyu se había pintado el cabello, que había vuelto al castaño, que estaba saliendo con Jihyo, que sus notas habían mejorado, que ya no iba a fiestas y que había dejado de ser una rompecorazones.

La japonesa oía aquello y se alegraba pero debía ser sincera, una parte de ella se preguntaba ¿Por qué nunca hizo eso cuando estaba con ella? Si ahora dejó que todos supieran que estaba en una relación significaba... ¿qué a Jihyo si la ama?

No debía sentirse así, se repetía una y otra vez pero estaba cansada de que ir a sesiones con el psicólogo y que simplemente se siguiera atormentando por algo que nunca fue, porque no dejaba ir el pasado y enfocarse en el presente, ese presente llamado Mina.

Mina era un ser divino, la trataba como si fuera la persona más valiosa del mundo, aún cuando ella se sentía completamente lo contrario a ello; Mina la amaba y apoyaba en todo.

...

Sana despertó, no tenía ganas de hacer algo, pero debía levantarse para ir a la escuela. Cómo de costumbre Mina pasó por ella para ir juntas a la escuela.

La pelinegra le contaba algo pero ella no la escuchaba, iba pensando en si estaba bien que la nipona a su lado fuera quien siempre lo daba todo, ella lo intentaba dar todo pero siempre la terminaba comparando con Tzuyu -o bien deseaba que fuera la otra chica a su lado- quería desaparecer esos pensamientos pero eran más fuertes que ella

—¿Está bien?— de repente la pelinegra preguntó e interrumpió sus pensamientos.

—¿Eh?— dijo rubia algo confundida —Ah, si está bien.— completó aún sin saber lo que su novia le estaba preguntando.

(Not) Us /SatzuWhere stories live. Discover now