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>𝘱𝘢𝘴𝘢𝘥𝘰<

(situaciones por las que Sana pasó antes.)  

No lo hagas

Tarde por la noche, que linda brisa sobretodo si se ve desde una playa donde la vista del cómo se oculta el sol es preciso y precioso.

Pero más bello era tener a la persona que amas a tu lado, si bien tal vez no era correspondida lo único que le importaba era que ella lo sentía independientemente de que la castaña no sintiera algo por ella, porque amar pero no ser amado estaba bien, ¿no?

La respuesta era, es y será un no, eso lo supo en el momento en que vio como la taiwanesa se hizo señas con aquella mesera que les traía la cena.

No estaba bien amar y no ser amado.

—Tzuyu— llamó suplicando que de su boca no saliera un sollozo y de sus ojos una lágrima.

—¿Pasa algo? ¿te sientes bien?— la chica se alarmó un poco y comenzó a revisar que la nipona se encontrara bien.

—No lo hagas— suplicó.

—¿Hacer qué?

—Lo qué haces ahora, no te preocupes por mí— eso había salido y sonado fuerte, antes de que la castaña pudiera preguntar porqué la nipona la observó con sus ojos un poco irritados y conteniendo lágrimas. —Solo me confundes, me lastimas entiéndelo.

—Sana, ¿otra vez?

—Si, otra vez— respondió harta y con la voz entrecortada —También estoy harta, me molesta esto y tú más porqué no puedo odiarte— ahogó un sollozo —Pero si dejarte.

—¿Qué?

—Eso, Tzuyu dejemos de vernos.— respondió mientras se levantaba y salía del restaurante.

[>]

—Vamos Sana sal de ahí— dijo la pelinegra, llevaba más de media hora afuera esperando a que su amiga abriera la puerta del baño que se encontraba en su habitación, la había llamado y al ver que no respondió se preocupó y fue a su casa pero desde que llegó solo escuchó el llanto de su compatriota. —¿Puedes venir aquí y contarme lo que sucedió?

La puerta por fin se abrió dejando ver a una pero muy destrozada rubia con los ojos hinchados y el rímel  corrido creando una sombra negra debajo de sus ojos.

—Mina— la llamó y se lanzó a sus brazos. —La dejé.— sollozó en el hombro de la pelinegra.

—Sana

—Ahora sí es definitivo.

La pelinegra dio un suspiro pues no era la primera vez que su amiga decía lo mismo y terminaba cayendo ante la castaña.

Pero le creería esta vez.

(..)

—¿Qué puedo hacer para dejarla?

—Ya diste el primer paso, vamos despacio.— respondió la pelinegra

Y tenía razón, primero debería dejar de llorar por su no algo con Tzuyu, debería enfocarse en superarla y luego ver lo que el destino decía porque si, por fin se había decidido a llevar acabo su palabra.

Prometía ser leal a sí misma y recuperar la confianza en ella.

Dejaría por fin esa no relación, y ahora sí, no caería más en los encantos de su apreciada chica castaña.

Saldría a delante, claro que lo haría. Nadie nunca ha muerto por amor a excepción de Romeo y Julieta pero en realidad ellos murieron por el veneno así que no cuentan.

Mina la ayudaría bastante.

¿libre?

Cinco días después la nipona llegaba a su escuela un poco tarde, por alguna razón su alarma no había sonado.

Apenas cruzaría el último pasillo antes de llegar a su habitación la figura que tanto extrañaba se apareció delante de ella con una sonrisa, esa sonrisa que siempre le hacía olvidar lo mierda que llegaba a comportarse con ella.

A los ojos de la rubia está situación se había repetido infinidad de veces, la taiwanesa se le acercaría, le daría un par de caricias y terminarían teniendo relaciones en alguno de los baños del instituto.

"Hoy no" se dijo a sí misma, debía cambiar.

Tal y como lo pensó la chica castaña se acercó e intento convencerla de arreglar las cosas.

—Lo siento pero tu forma de arreglar las cosas es denigrante— se refería al sexo, es que para la otra chica eso lo podía solucionar.

Y sin saber cómo o de dónde, tuvo la fuerza de voluntad necesaria para caminar a su salón siendo ella la que dejaba sola a la taiwanesa sin tener relaciones antes.

—¡Mina lo logré!— chilló en cuanto vio a su amiga —Me siento tan jodidamente bien.

La pelinegra sonrió en grande y se unió al chillido de su amiga.

(...)

Una semana después seguía sucediendo lo mismo, la castaña le pedía "hablar" pero la rubia siempre la ignoraba o rechazaba.

—¿Hasta cuándo seguirás con tu jueguito?— preguntó la castaña con molestia.

—No es un jueguito.

—Antes de que termine el mes estarás implorando que te haga mía— esas palabras habían hecho molestar a la nipona y sin aviso previo le dio una cachetada que hizo que su rostro girara y el sonido retumbará en aquellos pasillos, la castaña solo se tocó donde había recibido el impacto. —No aguantarás demasiado tiempo Minatozaki.— salió del lugar

(..)

Esa noche la rubia había llorado de enojo, se odiaba porque nunca puso un límite y la otra chica sentía que podía ejercer algún poder sobre ella.

—Soy una estupida— dijo llorando —Todo es mi culpa.

—No lo eres, eres una chica espectacular.— Y al igual que otros días ahí estaba la nipona pelinegra consolando a su compatriota.

Esa noche la nipona despertó en medio de la noche, extrañaba a la castaña joder claro que lo hacía, pero se felicitó porque ahora ya no corría a buscarla como solía hacerlo solo por querer tener el placer que le brindaba.

"Haces bien"

A su derecha no estaba el cuerpo de la castaña pero si el de la pelinegra la chica se había decidido quedar solo para confirmar que la rubia no saliera corriendo hacía la castaña y es que cada vez que la chica se sentía mal por tratar mal a Tzuyu la pelinegra la alentaba y decía que había hecho lo correcto.

Por alguna razón eso la hacía sentir libre, tener aquello que tenía con la castaña solo le fatigaba, no era capaz de salir con alguien más como lo hacía la taiwanesa, aunque está le decía que lo hiciera. ¿Cómo podría ella hacer eso?




Nota: el capitulo que continua el anterior lo sacaré pronto, esto es como una de las situaciones que Sana pasó, creo que dejé algunos huecos en la historia (cap 7 u 8 no recuerdo) por eso lo subo.

(Not) Us /SatzuWhere stories live. Discover now