CAPÍTULO II

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A pesar de haber aprendido a nadar, Selina nunca estuvo preparada para algo como eso, la corriente del río la arrastró con tanta fuerza y violencia que fue incapaz de estabilizarse; el frío del agua había paralizado su cuerpo entero apenas la tocó, haciéndole imposible el siquiera intentar moverse. Pero lo que menos la habían dejado reaccionar, fueron aquellas extrañas visiones que azotaron su mente.

Frente a sus ojos había sido capaz de ver la guerra que se llevaba a cabo, múltiples Oscuros de distinta índole terminando con cientos de vidas, pudo ver a todos los reyes y príncipes de Hypen participando en aquella masacre, el castillo de Erontios destruido, una extraña ceremonia en la Cueva Circular y lo que ella creyó se trataba de La Brecha.

Todas estas imágenes pasaron por su mente en una secuencia sin orden junto con otras escenas que no logró ver con claridad a una velocidad impresionante. Cuando pudo reaccionar, se encontraba en el fondo del río y podía sentir cómo si se estuviera quemando desde adentro.

Lo último que alcanzó a ver antes de que se cerraran sus ojos, fue una borrosa nube de cabellos blancos y marrones.

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Reika se movía ansiosa, tenía un extraño presentimiento que no la dejaba en paz.

—Ya pasa de las doce y media. ¿Dónde está Selina? —preguntó la princesa con desesperación.

—Tranquila, debió haberse entretenido con algo, llegará pronto —intentó tranquilizarla su novio.

—Hoon, tengo un mal presentimiento. Puede que ahora no me haga caso pero ella jamás se atrevería a preocuparme de esta forma.

—Calma, te aseguro que todo está bien. —El muchacho frotó los brazos de la princesa—. Además, está bajo la supervisión de uno de mis soldados, todo está bien.

—No, Hoon. Lo digo de verdad, no está bien. Hay un peso extraño en mi pecho y... —Se detuvo al ver a lo lejos como un caballo salía del bosque.

—Deben de ser ellos, ves, te lo dije. Todo está bien. —Cuando el jinete se acercó, el pelinegro fue capaz de reconocer el escudo de su familia en la armadura que portaba—. La Guardia Real está aquí. —Segundos más tarde fue capaz de ver a más soldados que lo seguían—. Supongo que mi madre los mandó a recibirnos.

Ambos príncipes se acercaron al frente, donde se detuvo el primer caballo.

—Príncipe Sunghoon —saludó rápidamente la joven de piel canela que se encontraba montando a caballo.

—Larissa. —El muchacho la reconoció instantáneamente y una sonrisa se formó en su rostro pero rápidamente desapareció—. ¿Dónde se encuentra Taehyun? Creí que era tu jefe.

—Está en el pueblo de Verskao, encontramos a una joven que se había caído al río y a uno de tus soldados completamente inmóvil cerca de ahí —informó la chica mientras señalaba uno de los caballos donde se encontraba el soldado.

Esta información inquietó aún más a Reika pues no veía a su hermana por ningún lado y estaba segura de que ese había sido el hombre que la había seguido al bosque. La mirada de Larissa se posó sobre la princesa.

—No es posible, se parece a ella —comentó con sorpresa y confusión.

Esto hizo que el corazón de Reika diera un vuelco en su pecho, confirmando así lo que tanto temía.

—Es Selina. ¡Rápido, lléveme a dónde está ella! ¡Ahora! —En un abrir y cerrar de ojos, la princesa había montado el caballo de Larissa.

La joven no tuvo que escuchar más para salir cabalgando hacia el bosque y en cuestión de minutos llegaron al pueblo. Cuando la gente las vio llegar, inmediatamente se hicieron a un lado y les indicaron sin demora alguna a dónde se había dirigido el capitán de la Guardia Real.

Taken (Segunda parte de Cursed-Blessed)जहाँ कहानियाँ रहती हैं। अभी खोजें