CAPÍTULO V

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Reika despertó de golpe y por un segundo se asustó al no ser capaz de reconocer el lugar en el que se encontraba. El pálido color azul de la habitación la aturdió un poco, la luz entraba gracias a las delgadas cortinas que cubrían las ventanas, permitiéndole observar mejor el cuarto.

Al pie de su cama había un sillón largo, frente a este había una chimenea y a cada lado de esta, unas enormes ventanas con acceso al balcón. Del lado izquierdo había una cómoda con un espejo y productos de belleza y en la esquina un gigantesco armario, a su lado derecho estaba la entrada, otro enorme mueble y el baño. Jena les había dicho la verdad, la repartición y acomodó de los tres cuartos era idéntico.

Se levantó de la cama y caminó hasta la ventana, movió la cortina permitiendo así que la luz entrara. El cielo se encontraba lleno de esponjosas nubes blancas que no le permitían al Sol saludar al mundo a su alrededor. Abrió la puerta y salió al frío. Todo el lugar se encontraba blanco y nevado, ese nivel de blancura le causaba una extraña sensación a la chica, pues no estaba acostumbrada a ver tanta pureza en el ambiente.

Quitó la nieve que se encontraba sobre el barandal y se recargó sobre este para luego observar la increíble vista que tenía hacia el lago congelado. Se perdió en sus pensamientos por un rato. Estaba preocupada por sus hermanas, y se sentía ansiosa y nerviosa al tener que fingir ante los reyes que ella y Sunghoon sólo eran amigos, no sabía lo que podría llegar a sucederles si ellos se enteraban que ella estaba comprometida con alguien que no era su hijo.

Suspiró y observó el bao salir de su boca, la nubecilla la hizo sentir feliz por un instante y no pudo evitar hacerlo nuevamente. Escuchó un fuerte ruido a su lado derecho y se volteó un tanto asustada. Pudo reconocer el cuerpo de Selina quien se encontraba a unos metros de distancia, su melliza estaba sentada en el suelo y tenía la espalda recargada sobre el cristal de su habitación.

Reika caminó hasta ella con una sonrisa pero se detuvo abruptamente al ver que la chica no estaba descansando ahí y disfrutando de la vista como ella lo había estado haciendo minutos atrás, sino que estaba dormida. Una pequeña capa de nieve cubría sus cabellos, cejas y pestañas, una cobija color menta la había protegido del frío de la noche, su piel estaba extremadamente pálida, sus labios azules y las mejillas y nariz estaban rojas.

Reika corrió hasta ella y se agachó a su lado, tomó su rostro entre sus manos con preocupación y la zarandeó con violencia.

—Selina. Selina. ¡Selina! ¡Despierta! —La desesperación la invadió y no pudo evitar soltar un par de lágrimas.

La puerta de la habitación de a lado se abrió y una adormilada Altea se asomó.

—¿Qué sucede? ¿Por qué gritas? —preguntó la menor mientras se tallaba los ojos.

Cuando su mirada reparó en sus hermanas se asustó al ver el tono azul que tenía la piel de Selina.

—Rápido Tea, ayúdame a meterla —pidió Reika mientras intentaba contener las lágrimas que se habían formado en sus ojos y que ahora le nublaban la vista.

Entre las dos cargaron a la chica y la metieron al cuarto. El piso también se encontraba lleno de nieve lo que las hizo pensar que su hermana había pasado la noche en el frío. Entre las dos la metieron a la cama y la cubrieron con las múltiples sábanas y cobijas que había ahí.

—Trae agua, yo encenderé la chimenea —ordenó Reika mientras cerraba las ventanas.

La chica sólo tuvo que apuntar hacia los leños para que una cálida chispa abandonara sus dedos e iniciara el fuego. En cuestión de segundos, Tea regresó con un cazo lleno de agua, el cual puso sobre el fuego.

Taken (Segunda parte de Cursed-Blessed)जहाँ कहानियाँ रहती हैं। अभी खोजें