CAPÍTULO XXXI

56 8 34
                                    

Los príncipes se encontraban caminando con cansancio entre las piedras. Sunghoon y Reika abrían la marcha mientras que Jake caminaba cargando a Selina entre sus brazos. Llevaba días meditándolo, una parte de ella estaba muy arrepentida por actuar de forma tan fría y grosera con el chico; otra parte seguía muy enfadada con él por haber regresado a su vida luego de tanto dolor y sufrimiento; y otro pedazo de ella se sentía muy confundida porque, inevitablemente, seguía sintiéndose atraída hacia el muchacho aun sabiendo todo lo que aquello conllevaba y lo que podría ocasionar a futuro; por último, también sentía que traicionaba su amor hacia Larissa de sólo pensar en volver con Jake. Sin embargo, lo que definitivamente se llevaba la cereza de ese pastel eran todas esas extrañas imágenes y recuerdos que el monstruo le había enseñado en la cueva, cosa que la dejaba diez veces más confundida y alterada.

Sunghoon se detuvo de golpe al hallarse ante una encrucijada pues el camino que seguían se dividía en dos. El muchacho bufó algo molesto y volteó a ver al resto.

—¿Por dónde se supone que debemos continuar? —Jake bajó delicadamente a la princesa para luego acercarse a los túneles.

Prestó atención a ambos, dejando que sus sentidos le ayudaran a decidir qué caminó sería la mejor opción. Abrió los ojos con sorpresa cuando un dulce olor a pinos y aire fresco inundó sus fosas nasales.

—Es por aquí, la salida debe de encontrarse a unos cuantos metros —anunció con entusiasmo mientras tomaba nuevamente a Selina entre sus brazos.

El resto lo siguieron con paso vigorizante y emocionados, realmente ansiaban ver otra vez la luz del día y sentir los cálidos rayos del sol sobre su piel. Siguieron avanzando por unos cuantos metros más entre la oscuridad hasta que finalmente alcanzaron a ver la luz.

—¡La salida! —exclamó Reika con emoción mientras apuraba su paso.

Finalmente los cuatro consiguieron abandonar aquellas infernales penumbras que habían estado merodeando durante tanto tiempo. Afuera, el sol los recibió con cálidas caricias, el viento helado soplaba con tranquilidad y los pajaritos jugaban y cantaban con fuerza. Los cuatro se abrazaron con emoción mientras pequeñas lágrimas de alivio corrían por sus rostros.

—¿Dónde nos encontramos? —atinó a preguntar Reika mientras observaba el desconocido panorama a su alrededor, acción que imitó el resto.

—Pues si ese es el sol y esa es la cordillera Dukia, entonces debemos de estar cerca de la frontera con Hemia —comentó Sunghoon con una mezcla de felicidad y alivio.

—Mi ejército no debería de estar tan lejos. Debemos subir las montañas, seguramente ahí los encontraremos —sugirió Jake. Todos asintieron menos Selina, quien lucía poco convencida ante esa idea.

—¿Qué sucede Sel? —preguntó su hermana al notar su rostro enfurruñado.

—Sería mejor continuar con nuestro camino hacia Erontios —sugirió la princesa.

—Lo haremos en cuanto encontremos a Tea y Ni-ki —comentó su hermana tomándola del brazo—. Ellos deben de estar con el ejército de Hemia, ¿no es así, Jake? —El pelinegro simplemente asintió y Selina terminó por aceptar aunque no muy convencida por esa decisión.

En poco tiempo continuaron con su trayecto, esta vez tomándose el tiempo necesario para admirar los paisajes que aparecían ante sus ojos y agradeciéndole al cielo y las estrellas por haberles permitido salir de ahí con vida. Luego de un rato caminando colina arriba, finalmente lograron ver los estandartes de la patrulla fronteriza de Hemia. A los pocos segundos un grupo de caballeros se acercó para auxiliar a los muchachos.

—¡Príncipe Jake! —exclamó uno de ellos con alivio tras reconocer al pelinegro. Al instante más soldados corrieron a ayudarlos para finalmente dirigirlos hacia un lugar seguro.

Taken (Segunda parte de Cursed-Blessed)Место, где живут истории. Откройте их для себя