CAPÍTULO XXIV

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Sunghoon y Selina se encontraban recorriendo las heladas mazmorras en silencio, la chica había tenido que utilizar sus poderes en varios guardias para que algunos los ayudaran y para que otros no dieran las señal de alerta sobre lo que los príncipes estaban planeando.

El príncipe de hielo caminaba al frente mientras en una mano sostenía una antorcha, sus pasos era presurosos y estaba algo nervioso dado que nunca antes había roto las reglas y menos bajo las narices de sus padres, pues sabía que sí estos se enteraban no dejarían ir a ninguno de los dos sin antes saber toda la verdad. Al llegar al conjunto de celdas que se encontraban ocupadas por los ladrones, varios de estos comenzaron a gritarles y a hacerles ruido para que los sacaran de ahí.

—¡Guarden silencio todos! —ordenó Selina, acción que fue acatada al instante—. Ninguno de ustedes recordará habernos visto. Ahora péguense a la pared de sus celdas y vayan a dormir. —Tras decir esto, todo se quedó en silencio.

La peli plateada volteó a ver al príncipe y ambos asintieron. Continuaron caminando por el lugar mientras la chica se asomaba en cada una de las celdas hasta que finalmente lograron dar con el chico al que buscaban. Tirado en el suelo tras los barrotes, se encontraba aquel simpático ladronzuelo de mechas blanquecinas, Choi Beomgyu. Sunghoon abrió la celda, acción que despertó al muchacho, quien los miró alterado.

—Princesa Selina, ¿qué demonios sucede? —La chica lo levantó con brusquedad del suelo y puso el filo de su daga contra el blanquecino cuello del ladrón, quien la miró con miedo y asombro debido a su inesperada presencia—. ¿Qué les parece si todos nos calmamos? —soltó con un ligero temblor en su voz mientras alzaba las manos.

—¿Usted es Choi Beomgyu? —El muchacho asintió múltiples veces mientras observaba al pelinegro—. Soy el príncipe Park Sunghoon —se presentó.

—Es un gran honor conocerlo, su alteza —dijo con nerviosismo—. ¿Podría pedirle a la princesa que me suelte? —Ambos intercambiaron miradas y la muchacha se alejó—. ¿A qué se debe el honor de que dos personas de sangre real me visiten?

—Queremos pedirle un favor. —Beomgyu los miró con confusión por un momento antes de estallar en carcajadas.

—¿Ustedes? ¿Pedirme un favor? —continuó riendo.

—Detente y escucha con atención —ordenó la chica.

—¿Es cierto que conoces todas las tierras de Hypen? —El muchacho asintió—. ¿Alguna vez has escuchado de las piedras Vima? —Volvió a asentir—. Si te dijera que todos tus crímenes podrían ser perdonados a cambio de que hicieras un trabajo para nosotros, ¿lo harías?

—¿Cuál sería mi recompensa? —preguntó Beomgyu.

—¿Qué tu vida sea perdonada no es suficiente recompensa? —dijo Selina.

—No. Si me van a evitar la muerte y quieren que siga en este asqueroso mundo, necesito ganar algo más que sólo eso. —Esta vez la princesa rió.

—¿Cuál es tu precio? —demandó saber el príncipe, cosa que hizo sonreír al ladrón.

—¿De verdad planeas negociar con él? Es un maldito ladrón —espetó Selina.

—Me parece muy ofensivo ese título —se defendió Beomgyu—. No soy un simple ladrón, soy el mejor ladrón de estas tierras y de todo Hypen —dijo con orgullo.

—¿Qué quieres a cambio? —repitió Sunghoon haciendo que Selina y él terminaran con su guerra de miradas.

—Un millón de drokes, una mansión en la isla de Acaia y el título de Lord o Duque. —La princesa estalló en carcajadas.

Taken (Segunda parte de Cursed-Blessed)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora