CAPÍTULO IV

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Las princesas de Engenia y el príncipe de Numbia se encontraban en su recorrido guiado por el castillo. El capitán de la Guardia Real de Ylia, Kang Taehyun; un chico alto, delgado, un tanto fornido, de ojos grandes y castaños y con el cabello mitad castaño mitad blanco, era el encargado de mostrarles el lugar.

Se encontraban en los nevados jardines cuando finalmente Sunghoon se les unió. Se veía un tanto alterado y su actitud no pasó desapercibida por la heredera de Engenia.

—¿Cómo te fue con tus padres? —preguntó la chica apenas el pelinegro estuvo a su lado, notando lo roja que se encontraba su mejilla.

—Hemos tenido mejores convivencias —concluyó—. Me ordenaron unirme a la Corte. Mañana mismo inicio.

—Supongo que eso está bien, ¿no?

—Está bien tomando en cuenta que es la primera vez que me uno y que así podré aprender de cerca sobre el manejo de mi reino. Pero al mismo tiempo estaré tan ocupado con eso que no podré pasar mi tiempo contigo y tampoco podré ayudarlas a investigar —comentó entrelazando sus meñiques, tenían que ser cuidadosos con su relación hasta estar seguros de que podrían tener un futuro juntos.

—No te preocupes por mí, Hoon. Nosotras nos encargaremos de eso. Y no importa si no podemos pasar juntos todo el día, saber que te encuentras cerca y que me amas es suficiente. —El chico le sonrió agradecido, realmente deseaba besarla pero se limitó a darle un rápido beso en la mejilla.

—Gracias por entender.

Al frente de la expedición se encontraban Ni-Ki y Altea caminando en silencio mientras observaban el paisaje.

—¿Realmente crees que aquí logremos encontrar algo que ayude a tu hermana? —preguntó el rubio observando el castillo.

—Quiero pensar que sí, la reina Corynthia les dijo que su mejor oportunidad para encontrar algo al respecto era en Ylia.

—¿Crees que ese algo aplique también para nosotros? —Altea lo miró confundida.

—¿Acaso tienes miedo de estar atado a mi por toda la eternidad?

—Al contrario Tea, sería un honor para mi ser tu amado en cada vida. —Esto hizo que las mejillas de la menor se sonrojaran.

—¿Haremos algo para sus cumpleaños? —comentó la chica buscando cambiar el tema de conversación.

—Sí, en realidad haremos esto. —El muchacho tomó un puñado de nieve del suelo y se lo lanzó a su prometida en el rostro, sacándole una fuerte carcajada.

En cuestión de segundos ambos menores se encontraban haciendo una guerra de bolas de nieve entre ellos. Bastó un momento para que Reika y Sunghoon también se vieran envueltos en esta.

Taehyun detuvo su recorrido a causa de la distracción de los menores y simplemente se dedicó a ver jugar a los príncipes con una sonrisa en el rostro. Ver a Sunghoon tan feliz le traía buenos recuerdos de su infancia.

—Gracias por salvarme la vida. —La suave voz de Selina hizo saltar al capitán pues no había notado su presencia.

—No tiene de qué agradecerme, es mi trabajo cuidar de la realeza y mantenerlos con vida. —La muchacha simplemente asintió y se mantuvo en silencio—. ¿No disfruta jugar con la nieve? —se atrevió a preguntarle el chico.

—Prefiero pasar mi tiempo en los interiores que en los exteriores —confesó—. ¿Hay alguna biblioteca por aquí?

—Hay una en el interior del palacio, si gusta puedo llevarla ahí después del recorrido. —La chica simplemente asintió para luego alejarse.

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Rápidamente cayó la noche sobre el palacio de Ylia, lo que significaba que la hora de cenar con los reyes había llegado. Las princesas se habían arreglado para la ocasión y los nervios de Reika no tardaron en hacer acto de presencia.

—¿Cómo luzco? —preguntó a sus hermanas cuando se encontraron en el pasillo.

—Tan hermosa como siempre —contestó Altea con felicidad. Selina se limitó a asentir.

Varios guardias las escoltaron a través de los increíblemente blancos y pulcros pasillos del castillo hasta llegar a un comedor que, al igual que el resto del palacio, contaba con una blancura impresionante. La mesa, las sillas, el techo, la pared, las cortinas e incluso el piso eran blancos. No había ningún tipo de arte o cuadros que adornaran las paredes y lo único colorido eran los deliciosos alimentos que se encontraban sobre la enorme mesa.

Los reyes las invitaron a tomar asiento, cada uno se encontraba en un extremo distinto de la larga mesa. Ni-Ki y Sunghoon compartían un lado de la mesa y las princesas el otro.

—Es un honor poder compartir la cena con las famosas princesas de Engenia —comentó el rey mientras las observaba—. Se parecen mucho a la fallecida reina Corynthia pero las tres poseen un aire a Fróilan, ¿no lo crees Caillhely?

—Así es, mi rey —comentó la mujer sin siquiera voltear a ver a las muchachas.

—¿Alguna vez su padre les comentó que estuvo enamorado de la reina Caillhely? —Todos los presentes miraron sorprendidos a la mujer—. Él y yo éramos buenos amigos pero durante esos tiempos caímos en el error de enamorarnos de la misma mujer. De no haber sido por aquella fiesta en Entoria donde conoció a su madre no sé qué habría sido de mí.

—Basta Guthrie, eso ya quedó en el pasado y al final fuiste tú quien logró conquistar mi corazón —habló la reina con una mezcla de brusquedad y dulzura en su voz.

—Por supuesto, mi reina, y me has hecho el hombre más afortunado y feliz de la tierra. —Ante estas palabras el ambiente se relajó un poco.

—Si mi información es correcta, los príncipes Riki y Altea se encuentran comprometidos ¿no es así? —soltó la mujer. Los menores intercambiaron miradas y asintieron—. Que maravilloso, ¿los reyes han fijado una fecha para la boda?

—Madre, aún son muy jóvenes para contraer matrimonio —habló Sunghoon intentando quitarles un peso de encima.

—Tonterías Sunghoon. En estos tiempos de guerra es mejor hacer aquello que deseas y no dejarlo para después, nunca se sabe si habrá un mañana. —Esta vez la tristeza se mezcló con el silencio del ambiente—. Además, si por mi fuera, tú ya estarías casado con Lee Shirin. De no haber sido por el accidente posiblemente ya nos estarías dando un par de nietos. —Su comentario causó que Reika casi se atragantara con la comida de siquiera pensarlo—. ¿Alguna de ustedes está comprometida? —Esta vez se dirigió a las mellizas.

Reika se tensó en su lugar, intercambió miradas llenas de preocupación con Sunghooon, ninguno sabía si la noticia de su compromiso con el príncipe Jungwon había sido divulgada o si ya era conocida entre los reyes.

—Me comprometí con el rey Kim Sunoo hace un par de semanas —soltó Selina atrayendo toda la atención hacia ella y permitiéndole a su melliza y cuñado respirar con tranquilidad.

—¡Qué maravillosa noticia! Esto es motivo de celebración. Por favor, traigan la champaña para celebrar —ordenó la reina con falsa alegría.

—No es necesario, reina Caillhely —habló la muchacha con tristeza en un intento por detenerla.

—Por supuesto que lo es, si te has comprometido con él por elección propia y no bajo las órdenes de tu rey, estoy segura de que ha sido por amor y no hay cosa más hermosa que eso. —Ante sus palabras la princesa no pudo evitar sentir como si una daga le hubiera atravesado el corazón—. Abran las botellas por favor.

Las botellas tronaron e inmediatamente les sirvieron un poco de alcohol a todos los presentes.

—Brindemos, por la eterna felicidad de la princesa Selina y el rey Sunoo. Espero que su vida esté llena de alegría y bendiciones y que su amor logre superar las pruebas más duras que la vida les ponga —habló la reina mientras alzaba su copa.

Todos imitaron la acción de la mujer y bebieron de sus copas en silencio pero ninguno de los príncipes pudo evitar darle una mirada de preocupación y tristeza a Selina, pues sabían que el compromiso no había sido por amor como los reyes creían.

Taken (Segunda parte de Cursed-Blessed)Место, где живут истории. Откройте их для себя