CAPÍTULO XX

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Cuando Selina estuvo sana y salva le fue imposible apartar su mirada de la del chico. Habían pasado meses desde la última vez que se habían visto pero él tenía el mismo poder de siempre para causarle tantas emociones como le fuera posible. Ambos se miraron con añoranza y amor, deseaban fundirse en los brazos contrarios pero aún así había algo que los detenía.

—Selina, yo... —Jake abrió la boca listo para decirle todo aquello que había deseado decirle durante todos esos meses de distancia.

—¡Lina! ¿Estás bien? —Una cabellera castaña hizo acto de presencia y la chica no dudó en lanzarse en los brazos de la princesa—. Estaba preocupada, vi como una de esas cosas te levantaba en el aire y luego tú caíste y yo... yo... ¡Lo siento! ¡Debí hacer mejor mi trabajo al protegerte! —Los ojos de Larissa se llenaron de lágrimas.

—Hey, calma, estoy bien —habló la princesa con tranquilidad mientras limpiaba las lágrimas que caían por las mejillas de Larissa.

—Creí que te había perdido. —La castaña la abrazó con fuerza y la chica hizo lo mismo.

Al romper el abrazo notaron que el muchacho las estaba mirando con el ceño un tanto fruncido, no esperaba ser interrumpido de esa forma y había algo en la actitud de la recién llegada que no le había agradado.

—¿Y el resto? —Se limitó a preguntar la de cabellos plateados.

—Algunos perdieron la vida y otros están heridos, afortunadamente el ejército de Hemia llegó a tiempo y pudo contenerlos. ¿Qué se supone que eran esas cosas?

—Oscuros —contestaron los príncipes al unísono.

Por primera vez Larissa se dio cuenta de la presencia del príncipe y volteó a verlo algo sorprendida.

—Un gusto conocerla señorita. Me presento, soy el príncipe Shim Jaeyoon de Hemia.

—Sí, he oído mucho de usted. —Se limitó a contestar la muchacha con cierto veneno en su voz.

Selina los miró a ambos algo incómoda y después volvió su vista hacia el campamento. Lo que vio sólo le revolvió el estómago y la hizo sentirse impotente.

—¡No! —Comenzó a dar pasos torpes hacia el lugar mientras ignoraba el dolor que caminar le causaba—. No, no, no. —El campamento se había prendido en llamas y varias personas corrían despavoridas por todo el lugar, pero lo que más alteró a la princesa fue ver que la antigua biblioteca también era abrazada por las llamas—. ¡No! ¡No! —Las lágrimas comenzaron a rodar con violencia por su rostro mientras veía como su última salida se desvanecía ante sus ojos.

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Tras el incendio de la biblioteca y el campamento, todos los sobrevivientes fueron llevados unos metros bajo la montaña, justo donde el campamento de los Hemitas se encontraba. La chica tenía la mirada perdida y no le fue difícil adivinar al muchacho que estaba sumida en sus pensamientos, pues conocía perfectamente la cara que ponía al hacerlo, el ceño fruncido y el leve puchero en sus labios siempre le habían parecido algo encantador. Jake necesitaba hablar con Selina no sólo sobre lo ocurrido en Erontios, sino también sobre lo que acababa de acontecer, pero sabía que era mejor no interrumpir las reflexiones de la chica y dejarla descansar. Todos habían tenido un duro día.

Tras curar la pierna de la princesa ambas chicas se fueron a dormir. La noche era silenciosa y de vez en cuando se podía escuchar los quejidos de los heridos. Varios hombres se encontraban alertas y despiertos pero se mantenían en silencio para no perturbar la paz del lugar.

Jake no podía conciliar el sueño, giraba y giraba por el catre sin encontrar una posición adecuada que lo dejara descansar, todavía tenía adrenalina en su sistema y la presencia de la princesa en su campamento le inquietaba. Tenía tantas cosas que le quería decir, pero estaba asustado de que la chica no quisiera escucharlo y lo rechazara nuevamente.

Taken (Segunda parte de Cursed-Blessed)Onde histórias criam vida. Descubra agora