1. La chica de los ojos oscuros.

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Fabián.

     Era la segunda semana del verano cuando puedo decir que todo dio un inicio para que todos nos llegásemos a conocer, no había hecho nada emocionante con lo que respecta mi vida, sinceramente tenía una vida bastante aburrida a diferencia de ellos.

     - ¡Muere como la escoria que eres! – grito Fiore, mi hermana menor.

     Ella era muy popular en la secundaria y en todos lados, no había nadie que no conociera a Fiorella, por eso su vida social era muy activa y suena muy triste que mi hermana menor haga cosas más emocionantes que yo.

     Le llevaba un año, pero ambos estudiábamos último de preparatoria y eso paso porque fue promovida en la primaria. Nuestros padres no podían tener hijos, la ironía de las personas que tienen más que una excelente forma financiera para tener hijos propios, pero al final de todo no me quejo porque fui adoptado cuando solo tenía un año.

     Fiore por otro lado si comparte su ADN, tampoco es que me de celos, mis padres alquilaron un vientre, comparte todos los genes de nuestro padres y al final de todo, yo soy el que tiene el peso en los hombros para dar la talla.

     - ¡Eres una tramposa incivilizada! – gruño Zack, nuestro mejor amigo.

     Zack era como todo lo contrario a mi tanto físico como en personalidad, lo único que apenas nos parecíamos era en tener el cabello oscuro y eso es porque la gran parte de la población en el mundo es más propensa a tenerlo así.

     Él había estado llamando incivilizada, selvática y animalada a mi hermana luego que en décimo grado le hubiera lanzado un balón al rostro jugando quemados. Así que puedo decir que llevan un largo historial desde que se conocieron molestándose mutuamente.

     Aun así estos días ambos se han estado viendo para ver quien le patea el trasero a quien jugando videojuegos, mientras que yo me siento a desconectarme del mundo un momento pensando algunas cosas, para cuando vuelvo a conectarme ver que están a punto de matarse.

     - ¡Fab, despégate de esa ventana y ven a quitarme tu loca! – grito mi mejor amigo para luego caer al suelo de forma estrepitosa.

     Suspire. Estábamos en la habitación de Zack, una que era muy grande porque gozaba del hecho de ser hijo único, sus padres trabajaban la mayor parte del día dejándolo en esta casa que le falta muy poco para que la vuelva burdel.

     - ¡Que puerco asqueroso! – chillo mi hermana lanzando una pieza de ropa interior de mujer que Zack le había lanzado a la cara. – Espero que te de gonorrea.

     Permanecí ahí recostado en el marco de la ventana observando la inmadurez de ambos, me reí por lo bajo cuando Fiore volvió a tomar la ropa interior y se la metió a Zack en la boca, se supone que tengo que intervenir, pero no tenía ánimos.

     Cuando ambos hubieron llegado a una tregua momentánea, rodé los ojos, sabía que eso no dudaría mucho y que solo era para descansar. Mi atención volvió a la ventana, no es que pasase lo mejor del mundo a través de esta, pero había algo interesante en ver a la nada y pensar un momento.

     La mayor parte del tiempo era distante, sentía que en mi cabeza pasaban cosas más emocionantes que a mí alrededor en ocasiones, los misterios de la mente eran tan grande que a veces yo no entendía cómo es que había pasado horas así.

     Aun así, mi vista cayo en la ventana de la casa de al lado, al notar movimiento dentro de la habitación de enfrente y no es que sea un chismoso que le guste husmear en las casas ajenas, pero es que note que estaba igual que yo.

     Su cabello oscuro recogido en un moño sobre su cabeza, sentada aun lado de la ventana abrazando sus piernas y con la vista perdida, parecía estar pasándola mal porque había una ligera diferencia de quedarte como yo pensando para desconectarte del mundo y ella que parecía que no dejaba de pensar la misma cosa seguidamente.

      ¿Y cómo lo sé? Pues, desde aquí puedo ver ese ceño afligido.

      Ella levanto la mirada, tal vez sintiendo el peso de la mía, y me noto ahí sentado. Permaneció un par de segundos sin decir nada y solo verme con sus ojos oscuros, hasta que tome la iniciativa y la salude con la mano, ella me dio una sonrisa forzada de labios cerrados antes de responderme de la misma forma, luego levantarse y perderse en la habitación.

     - Fabián. – la voz de Fiore llamó mi atención. - ¿A quién saludas por esa ventana?

     Mi hermana, me observaba por encima del espaldar del sofá. Sus ojos verdes ambarinos me esculcaban, como si estuviera preocupada de que me estuviera comenzando a comportar como un loco.

     - ¿Estas espiando a mi vecina? – hablo Zack con un tono burlón.

     - No, yo estaba aquí simplemente existiendo y ella apareció en su ventana. – respondí caminando hacia donde estaban ellos.

     - ¿Y es linda? – me pregunto mi hermana cuando me senté en el sofá y como respuesta le hice un gesto de indiferencia con los hombros. - ¿Cómo no vas a saber?

    - ¿Cómo es que tu no conoces a Rylee? – le dije y su ceño se hundió.

    - Un minuto. – vio a Zack con incredulidad. – ¿Rylee es tu vecina?

     - Desde toda la vida. – respondió el concentrado en presionar los botones correctos de su consola. – Solo que es más lo que se la pasa fuera que en esa casa.

     Rylee Spear, la chica de los ojos oscuros.

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