14. Los Secretos de la Ventana.

7 4 0
                                    

Fabián.

Presione varias veces el timbre, el tic nervioso en mi pierna mientras esperaba impaciente, mis ojos trataban de buscar alguna señal por las ventanas, pero no percibía nada. Sinceramente era una persona que no se daba por vencido tan fácilmente y si sentía que algo estaba mal, ni Dios me iba a quitar esa idea hasta que no pudiese ver lo contrario.

Cuando la puerta se abrió la mirada inquisidora de Zack me recibió, sin decir ni buenas, pase caminando por la planta baja de la casa con típico aire Americano observando por cada ventana que se me atravesase.

- ¡Claro que puedes pasar, Fab! - dijo mi mejor amigo con sarcasmo en el momento que cerraba la puerta principal. - ¿Se puede saber que mierdas te pasan ahora? Mira que mis padres están en casa y tu estado de psicótico conspirador no les va hacer gracia.

- Está pasando algo raro. - respondí volteando a verle.

- Si, con tu estado mental.

Su chiste no me causo gracia, por lo contrario sino fuera porque en serio este asunto me preocupara me hubiera detenido a darle un puñetazo.

- Hablo en serio, hombre. - gruñí.

Aunque no pude seguir hablando, ya que unos pasos que se acercaban me hicieron cerrar la boca, ya que la madre de Zack salió de un pasillo cargando una caja y al verme se detuvo para dejarla en el suelo.

- ¡Hola Fabián! - me saludo. - Ya hace días no te veía por aquí ¿Cómo están tus padres?

Si bueno, la madre de mi mejor amigo me tenía mucho aprecio debido a los años que he venido aquí, sin mencionar que tengo un extraño don de caerles de maravillas a los padres, al parecer me considera una "excelente influencia".

- No me había sentido muy bien estos últimos días. - me excuse por lo primero reprimiendo mi desespero por averiguar que sucedía en casa de sus vecinos. - Y mis padres están bien.

- ¡Oh! Me alegra. - me sonrió. - Fiore vino en estos días y me dijo que te recuperabas de una herida, ¿Te caíste?

¡Genial!

- Si. - me rasque la nuca. - Estaba ayudando a mi padre en la construcción del nuevo proyecto y me lastime con una de las maquinas.

- ¡Qué bueno que ya estés mejor! - sonrió genuinamente. - Fuera bueno que Zack se detuviera a pensar tan solo un poco y ayudarnos.

Y con eso la mujer tomo su caja para irse, mientras que mi mejor amigo le observaba confundido alzando las manos antes de volver su atención a mí, entonces las paso por su cabello azabache y laceo acercándose.

- En fin, la manipulación. - mascullo negando. - ¿Y bien? ¿Me dirás que te sucede?

Le explique rápidamente el evento ocurrido en casa de Rylee omitiéndole lo de la escalera ya que no era necesario, él me escucho atento un par de segundos antes de ayudarme, nos dirigimos a su habitación ya que de ahí se veía claro la ventana de Rylee.

De la forma más disimulada observamos a través de la ventana, Rylee se encontraba sentada frente a su escritorio tecleando sobre una laptop, aun vestida con la bata de seda y de forma muy tranquila.

- Yo no noto nada demasiado raro. - murmuro mi mejor amigo. - Solo te estas volviendo un paranoico, hermano. ¿Quién es su sano juicio entra en la casa de una karateka francotiradora?

Suspire, quizás tenía razón. Últimamente me sentía cansado hasta de mis propios pensamientos, mi mente me agotaba las energías de todo el montón de teorías que me pasaba formulándome que podrían hacer que en cualquier momento me volviese completamente loco.

Hilos Negros ✓(Blood #1)जहाँ कहानियाँ रहती हैं। अभी खोजें