29. Cinco Segundos.

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Fecha: 25 de Noviembre.
Hora: 22:15.
Lugar: Hospital Central de Newark.

Fabián.

     Suspire. Viendo a mí alrededor como la policía hablaba con mis padres muy seriamente. Morgan se mantenía serio e impasible mientras les explicaba la situación que ya yo sabía, vi como por el rostro desconsolado de mamá rodaban lágrimas y papá se mantenía tan tenso por lo indignado y dolido que estaba.

      En cambio, a mi parecía que me habían quitado la vitalidad del cuerpo, como si no tuviera alma, como si me mantuviera por obra y gracia de la ciencia siendo tan artificial lo que me mantenía aun en este plano terrenal y no por mi propia voluntad, porque ya no tenía fuerzas.

     Cinco segundos, esos fueron los que bastaron para que un proyectil nuclear estallara en nuestras vidas, cinco segundos fueron los suficientes para que mataran a Jean Carter, cinco segundos fueron los necesarios para que invistieran el auto de Frank y a su vez el de Jadeen, cinco segundo bastaron para secuestrar a Rylee y cinco segundos pasaron para que Fiore fuera envenenada.

     Era jodido. Porque ni siquiera sabes que hacer al estar consciente de eso, porque el mundo no se apiadara, había una multitud de periodistas esperando afuera para ver quien obtenía primero la primicia que les llenaría los bolsillos y ellos no se compadecían de nuestro sufrimiento. La noticia de que habían atentado contra la vida de Fiorella Lane se esparció rápidamente, ahora la ciudad estaba conmocionada mientras que Morgan muy inspirado les explicaba a mis padres lo que en realidad había ocurrido según su criterio.

     Ya no sabía que sentir, mis emociones estaban tan desequilibradas que quería llorar y a la vez reírme, porque todo esto ya había sobrepasado mi limite sentía la necesidad de golpear algo o a alguien, quizás hasta matarlo, pero de alguna forma arrancarme el sufrimiento interno que traía por todo esto.

     Y pensar que pude haberlo detenido tan fácilmente, todo porque me obsesione con quitarle la máscara a Rylee, cuando en realidad hubo una forma mucho más sencilla de obtener todo, de descifrarlo sin desvelarme por las noches y arriesgarnos a tal limite.

     Sentí como las lágrimas rodaban por mis mejillas mientras seguía maldiciéndome internamente por mi mayor estupidez, por haberme comportado como un imbécil incompetente y el recuerdo de como obtuve toda la verdad me perseguía como una pesadilla.

     - Entonces ¿piensas decírmelo así sin más? – espete incrédulo ante lo que estaba sucediendo.

     Mis ojos con recelo detallaron la figura frente a mí, ya había pasado una semana desde que Rylee había sido secuestrada sentía que tenía una lucha contra reloj y que tenía que moverme cuanto antes, pero no pensé que de buenas a primeras Frank Chatham me lo fuera a decir en un desolado aparcamiento de una cafetería una tarde en la cual se acercaba mucho más al invierno.

     - Yo no pienso seguir cargando con esto. – hablo recostado al capo de su coche, las marcas violáceas en su rostro como consecuencia del accidente lo hacían ver más serio y siniestro. – Ya ese hijo de puta trato de matarme y estoy seguro de que como no lo consiguió volverá por mí, porque no dejara testigos importantes y si eso llega a pasar mejor confieso.

     Asentí, puede que en realidad hubiera sido el más cuerdo en todo este enredado brollo. Frank y yo nunca nos habíamos dirigido la palabra, en realidad era porque me parecía un imbécil que solo se concentraba en su polla, pero luego de que irrumpí en su habitación en el hospital más cabreado que un toro para coleo amenazándole, me confeso un par de cosas en ese momento que explicaban mucho, aunque ahora parecía querer decirlo todo en realidad.

Hilos Negros ✓(Blood #1)Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt