3. Mañana Agitada.

12 5 0
                                    

     Fa…

     Fabi…

     Fabián…

     - ¡Fabián, despierta coño! – Sentí que algo me golpeo con fuerza causando que me despertara instantáneamente cosa que me hizo sentarme enseguida en la cama buscando dónde provenía el peligro sin saber que carajos iba hacer al respecto.

     - Yo lo mato… ¿Dónde está? – balbuce.

     No había caído en cuenta de mi entorno aun cuando trate de levantarme y mis pies se enredaron con las sabanas por lo cual caí boca abajo en el frio suelo de madera, en cuanto me adapte a la luz comenzando a sentir un púnzate dolor en mi cabeza pude ver una figura femenina parada en el marco de la puerta con el cabello hecho un lio.

     – Tú no matas ni un mosquito. – gruño Rylee cruzada de brazos. - ¿Me puedes ayudar? – pestañee varias veces tratando entender que estaba sucediendo.

     - Claro. – musite aun con la conciencia más o menos en Júpiter.
     Suspire comenzando a levantarme, las sabanas cayeron al suelo y de repente sentí frio. Note como Rylee me dio una repasada rápida antes de observar hacia otro lado y fue cuando me percaté de que estaba desnudo, en pelotas, ¡Como Dios me trajo al Mundo!

     - ¡¿Qué mierda?! – espete tomando una almohada para cubrirme.

     - En este país el nudismo se considera falta de respeto. – añadió ella volviéndome a ver a los ojos. – Al igual que acoso sexual, así que te esperare en la sala.

     En cuanto se dio vuelta para irse note que traía puesta mi camiseta, pero una extraña marca de color blanco se situaba en la espalda resaltando con el contraste oscuro de la tela, quise decir algo aunque luego preferí callarme.

     Tenía otro problema más grande que resolver y ese era el dilema de porque estaba desnudo, no recuerdo haberme quitado la ropa anoche, aunque bueno, no recordaba ninguna mierda de anoche luego de que hubiera hablado con Jadeen en el sofá.

     Aunque parte de mi cerebro seguía dormido, tres cosas me parecieron extrañas, una era el hecho de estar desnudo cuando normalmente cuando estoy borracho no me importa dormir hasta con jeans, la otra era que Rylee precisamente estuviera en mi habitación y por último llevara puesta mi camiseta.

     No era imbécil, aquí había pasado algo pero no sabía si darlo por hecho ya que simplemente anoche estaba borracho, Dios sabrá porque razón termine desnudo. Pero no iba a esperar que la respuesta me cayese del cielo, así que hice lo que iba a hacer antes de bajar, ya vestido y ayudar a Rylee.

     En cuanto llegue a la sala ella se encontraba recostada en la parte trasera del sofá, mientras más me acercaba pude notar que estaba distraída pensando algo porque tenía la vista perdida y se estaba mordiendo las unas de las manos con cierto nerviosismo.

     Rylee tenía el cabello recogido en un moño mal hecho, mi camiseta le quedaba algo grande y también estaba descalza, sus gafas se habían rodado hasta tenerlas apenas sosteniéndose en la punta de su nariz.

     - Bueno… - hable haciendo que pegara un respingón, sus ojos oscuros abiertos y en su rostro plasmado el miedo. – Oye, tranquila.

     Ella aparto la mirada asintiendo, calmándose. – No te escuche llegar. – dijo antes de soltar un suspiro. – Creo que aún sigo cansada, pero en fin. – se acomodó pasando por mi lado. – Puedes bajar eso de ahí.

     Su dedo señalando en dirección al techo, donde se encontraba el ventilador y del cual guindaba algo de sus aspas. – ¿Eso es…?

     - Mi camiseta. – me respondió poniendo sus brazos en jarra. – No tengo la mínima idea de cómo llego eso ahí anoche, espero que no te importe que haya tomado tu camiseta, es que fue lo primero que encontré hoy.

Hilos Negros ✓(Blood #1)Where stories live. Discover now