SIGH WHITE {5}

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{Capítulo 5}

SIGH

—¿Mejor? —preguntó él con esa voz tan profunda característica suya, pero manteniendo un tono suave al dirigirse a mí. También estrechó mis manos haciendo que mi sistema nervioso colapsase, estallando en intensas emociones.

—Mejor, s-sí... —contesté, forzando una pequeña e inapreciable sonrisa. Este, redirigió nuevamente toda su atención sobre mí.

Estando extremada y peligrosamente cerca además.

Me miró por un corto periodo, el cual se vivió a cámara lenta desde mi persona. Mi cara de puro nerviosismo al parecer también podía verse desde el exterior, puesto que este, poco convencido, susurró un pequeño y casi inaudible: «¿Segura?». En respuesta, asentí levemente con la cabeza, ya que las palabras se quedaron atascadas en mi garganta.

—Bien —dijo Thunder, manteniéndose a mi lado, apoyando ahora su espalda sobre el contenedor en el que me encontraba yo sentada en estos momentos.

—Sí, bien... —logré decir yo. Llevé mis manos bajo mis entrepiernas, y las enterré ahí, controlando así el sudor que estas desprendían por la situación ocurrida apenas escasos minutos atrás.

—O-oye..., ¿puedo hacerte una pregunta? —dijo este rompiendo el silencio, girándose hacia mí. Seguidamente, el mismo adoptó una postura que parecía habituar realizar. Se cruzó de brazos, y mientras hablaba, se llevó su mano derecha a sus labios.

Estaba completamente segura de que lo hacía inconscientemente, pero no podía hablar coherentemente si tenía de mi lado al propio Thunder jugueteando con su pulgar acariciando su labio inferior, toqueteando el piercing que tenía en este.

¿De verdad, Sigh?

—Mmmm..., según qué tengas pensado preguntarme, claro —contesté riendo cabizbaja, mi pelo cubriendo casi por completo mi rostro.

Mierda, ¿por qué me había reído al decir eso? Por James Hetfield, ahora pensaría que lo decía con segundas.

¿Ah, qué no iba con segundas?

No, no iba con segundas.

—La verdad..., es que tengo muchas preguntas por hacerte. Pero dado a mi gran inteligencia —comentó este irónicamente mientras me guiñaba un ojo—. Empezaré por una simple. Bueno..., no es una pregunta como tal —se cortó a sí mismo—. Sí, sí lo es... Solo que es más... por curiosidad —terminó él dándose un pequeño golpecito juntando el dedo corazón y el pulgar sobre su labio inferior. Todo ello sosteniéndome la mirada, sin apartarla. Clavando sus ojos color caramelo que desprendían tal intensidad sobre mí.

—Sorpréndeme —solté sin moverme del sitio. Matizando, sin mover ni un solo músculo de mi cuerpo, puesto que al parecer era la única en notar la tensión más que presente en el ambiente por el que estábamos rodeados ambos.

Por un momento pensé que si yo la estaba sintiendo... ¿Significaba eso que él también?

Negué internamente y evadí ese pensamiento a un lado.

—¿La gente te llama pelirroja? —preguntó sincero y con mucha calma mientras seguía toqueteándose el piercing de su labio inferior.

Lo peor es que me da la sensación de que lo pregunta en serio.

—Un momento... —comencé a decir, ascendiendo mi mirada a él, puesto que toda la tensión acumulada previamente había caído en picado ante la pregunta. La pregunta tan..., ¿extraña, inusual, tonta...?—. ¿Qué? ¿Quééé...? —exclamé mientras reía sin cesar, lo cual pareció alegrarle el rostro a él por igual.

Eléctricos suspirosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora