SÍ, HARÍA HISTORIA {15}

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{Capítulo 15}

THUNDER

Cuando llegamos al tercer piso, el estruendo de nuestras aceleradas pisadas fue tal, que varias personas del hotel —huéspedes como Raider y yo— salieron de sus habitaciones para ver de dónde provenían las pisadas y el ruido que los había despertado. Dos de ellos, un matrimonio, se llevó las manos al pecho al ver que tan solo éramos... nosotros. Aunque una señora mayor sí decidió acercarse a Sigh y a mí. Esto mientras se recolocaba la bata de lana rosácea y nos juzgaba con la mirada. Por una vez en mis dieciocho años de vida, no era el único al que miraban con mala cara. La reprimenda de la anciana fue dirigida a ambos, por partes iguales.

Mientras esta hablaba, Sigh contuvo una risita al ver la manera en la que la señora estaba exageradamente suspirando y rezando en bajo al mirarnos de arriba a abajo.

Otra que nos daba por perdidos.

—Llamaré a seguridad como sigáis haciendo tanto ruido. Sois una panda de... niñatos malcriados. La juventud de hoy en día es... horrenda.

Miré a Sigh cómplice, quien seguía conteniéndose la risa. Susurré lo siguiente tapándome la boca con la mano: «¿Ambos estamos pensando en la misma persona, verdad?».

A lo que ella me respondió mirándome de reojo: «Si con ello quieres decir que te recuerda a mi abuela..., sí, ambos estamos pensando lo mismo».

—¡Fuera! No quiero veros por aquí más. Os lo advierto... —Antes de terminar su frase, las puertas del ascensor se abrieron y de este salieron Raider y un chico pelirrojo, no más alto que el otro, sosteniéndole del hombro.

Al instante, el pelirrojo miró a Sigh. Sigh miró al pelirrojo. El pelirrojo y Raider —este último abriendo los ojos lentamente e intentando decir algo coherente, sin resultado— miraron a la anciana. La anciana los miró y se tapó la cara con las manos, no sin antes cerrar los ojos y besar el collar de cruz que llevaba colgado al cuello.

—Esta generación será nuestra destrucción...

—¿Alguien puede decirme lo que está pasando? —inquirió el pelirrojo mirándome, poco después miró a Sigh, esperando una respuesta de ella. Estaba claro que se conocían.

Al parecer, este había encontrado antes que nosotros al forajido que había huido de mí, a pesar de que hubiese sido muy conciso al decirle que no se moviese del sitio.

—Oh, joven, yo puedo explicártelo. Puesto que tú pareces el más sensato de tu grupito —arremetió de nuevo la señora, señalándonos indirectamente a Sigh y a mí y puede que también Raider. Que tenía una mano en la cintura de Xander y se tenía en pie con poca estabilidad.

—A la parejita les ha parecido que sería una broma divertida subir y bajar las escaleras del hotel a la carrera. ¡Claramente sin contar que eso no haría ni pizca de gracia a los que nos hospedamos aquí! —espetó ella alzando la voz y poco contenta.

—Hum, ya veo —respondió el pelirrojo mirando a Sigh de reojo mientras le reprendía con la mirada—. Bueno eh..., discúlpenos. Tan solo... veníamos a visitar a un amigo. Ya nos íbamos —dijo él mostrando su mejor sonrisa y apretando los labios. En un intento por apaciguar el ambiente.

Acto seguido, este se dirigió con Raider a su lado hacia nosotros.

Hooola, Margot... No sabía que tú... también te hospedabas aquí —soltó Raider justo cuando la señora estaba por entrar a su habitación.

Me reí por ello, y escuché a Sigh a mi lado igual. Chocamos los puños.

—¿Perdone...? —preguntó la anciana, enarcando las cejas y sin comprender nada.

Eléctricos suspirosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora