LLANTOS SOBRE MELODÍAS {11}

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{Capítulo 11}

SIGH

Sabía que no debería hacer lo siguiente. De hecho, siempre lo sabía. Tenía suficientes motivos para no prender un cigarrillo en estos momentos, pero estaba comprobado que era una de las pocas cosas que conseguía calmarme. El término perfecto para aplicar sería aquella actividad que consumo y a su vez, la misma me consume a mí por igual.

Y eso me recordaba a él.

Consumido...

Con cada rasgueo lo pensaba, en cada nota y en cada acorde lo recordaba. Y en muchas ocasiones, quise imitarlo. Había querido tener la suficiente valía como para dar el paso y decidirme por cantar, pero siempre me era imposible. Las lágrimas amenazaban con salir en cada estrofa. "Llantos sobre melodías" sería el término perfecto para definir mis nulos intentos por siquiera tararear las canciones.

Sus canciones.

Canciones cuyos nombres no me permitía ni mencionar siquiera. Añoraba su voz, añoraba los escasos recuerdos que tenía de él. Sus ojos en los que me veía reflejada, su presencia que calmaba todos los demonios de mi mente.

Sigh, detente.

—¡Sigh! —exclamó alguien tras de mí.

Te lo advertí.

Vaya, me había inmerso excesivamente en mis pensamientos.

Pestañeé con rapidez, miré mi entorno, y fue entonces cuando me di cuenta de que estaba sentada en la acera dando la espalda a la gran puerta de nuestra urbanización. Con la mochila a mi lado, el cigarro consumido al completo arrojado en el suelo, y mis rodillas siendo abrazadas por mis brazos.

Apenas había sido consciente de nada de ello. Era como si una densa niebla hubiese conducido mi cuerpo hasta allí. Manteniéndome en un lugar seguro, a la espera de que alguien me viese y me hiciese despertar.

Lo cierto era que la niebla, era el humo de mi cigarrillo.

Y aquella persona que me había visto, era Xander, mi mejor amigo.

—Siggy, ¿ha ocurrido algo...? —inquirió el pelirrojo, tanteando la situación.

Me mantuve en el sitio, aún sin mirarlo. Mi mirada seguía clavada con determinación sobre algo frente a mí. Ni siquiera era algo en concreto, tan solo mis ojos se habían concentrado en cualquier objeto físico hasta que mi mente hubiese decidido por sí misma abandonar la realidad y adentrarse por completo en el mundo paralelo que vive y a su vez parece querer morir dentro de mi cabeza.

Xander, antes de que yo respondiese o emitiese alguna señal de vida, se agachó a por el cigarrillo, lo arrojó a la basura, dio media vuelta y se agachó de nuevo. Se colocó de cuclillas frente a mí, obligándome así a sacarme del interminable bucle en el que estaba sumamente inmersa.

—No..., no. Estoy bien, Xander —conseguí decirle a mi mejor amigo forzando una pequeña e inapreciable sonrisa- Miré hacia otro lado que no fuesen esos verdes ojos preocupados que sentía sobre mí. Aun así, sentí de igual manera el peso de su cautelosa mirada analizando cada facción de mi rostro.

Ni siquiera yo sabía cómo es que no había llegado a casa, y en su lugar había parado aquí.

Casa= Vivienda de la escuela al que podría llamar hogar en el que convivo con Xander.

Sabía a ciencia cierta que el mundo me detestaba, pero al menos este me había permitido conocer a alguien tan puro y tan especial como lo era Xander. Significaba tanto para mí, que no era ningún secreto decir que había encontrado a esa persona en la vida al que consideraba de la familia. Él era una de las personas por las que seguiría luchando de por vida solo para no perderlo jamás.

Eléctricos suspirosWhere stories live. Discover now