UN MUNDO DE CENIZAS {39}

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{Capítulo 39}

THUNDER

Había tocado una fibra sensible, no podía negarlo.

Me quedé por varios segundos contemplando la puerta cerrada frente a mí. Hasta que, cansado, apoyé mi frente en esta y respiré con fuerza.

Pelirroja inteligente, me dije a mí mismo.

Me pasé las manos por el cuello y masajeé este, ya encaminándome hacia mi habitación. Me sentía sumamente agotado mentalmente, necesitaba descansar. Lo que hoy Sigh había insinuado me traería largos quebraderos de cabeza.

No es que olvidase que estuviese... ahí. Solo que a veces lo interiorizaba tanto, lo hacía ver tan normal, que no era consciente de que alguien siquiera fuese a darse cuenta de ello.

De hecho, nadie lo había hecho hasta el momento.

Quién se fijaría en...

Nadie. ¡Nadie! Me repetí a mí mismo una y otra vez.

La diferencia estaba en que Sigh no era nadie.

ϟ ϟ ϟ

Sentado en un rincón de mi habitación, miraba con admiración esas revistas en las que salían los tipos más extravagantes y de aspecto rebelde. Entre ellos se encontraban los grandiosos Mötley Crüe, Guns N' Roses, KISS... Pasando las páginas me encontré también con una sección para las tres de las grandes bandas alemanas que escuchaba casi a diario; Rammstein, Scorpions y Helloween. En ellas había imágenes que ocupaban casi la página por completo de estos. Los fui analizando uno por uno, separándolos por categorías.

Unos posaban con cierto aire despreocupado, pero empoderados como ninguno. Estos adoptaban un semblante más serio y firme. Erguidos y con la barbilla en alto, apenas sonriendo.

Gritaban poder y respeto.

Eran la calma personificada del grupo. Solían sentirse indiferentes ante las críticas. No solían ser los más extrovertidos, pero a pesar de ello, sí tenían un fuerte temperamento. Solo que poseían un gran autocontrol y se veían en la obligación de adoptar el liderazgo para mantener a raya al grupo. De cierta manera, claro está, estos también sabían divertirse.

Y tanto que sabían hacerlo, pensé para mis adentros y reí internamente. Esas sonrisas apenas perceptibles eran astutas, salvajes. Escondían mucho, eran misteriosos y no dejaban ver mucho de ellos.

En los otros integrantes, casi podía oler la temeridad desde lejos. Eran rebeldes de pura sangre. Astutos y vanidosos. Indomables como ellos solos. Eran los ángeles malévolos del grupo que incitaban al resto a pecar

A pecar de lo lindo. Sonreí ante las primeras ideas que se me vinieron a la mente sobre los mayores incidentes que se habían hecho célebres en muchas de estas bandas.

Aquellas personalidades arrolladoras se dejaban ver solo por una simple imagen que lograba desbordarte y querer verte como ellos. Eran aquellos que no tenían vergüenza y hacían lo que sentían.

«QUE OS JODAN A TODOS», aclamaban con su actitud insurgente. Ellos no se dejaban atar por nada ni nadie. Eran libres y así lo transmitían a gritos.

Estos eran los que con mayor rapidez se calentaban. Los más violentos en su mayoría. Aunque sus actos no se justificasen de ninguna manera, parte de su traumática infancia o de su pasado tormentoso lograba mostrar el motivo de toda aquella intensa fachada de fuerza y violencia. Poca broma con ellos o podían liarla con grandeza si se veían intimidados o con una diana en su pecho.

Eléctricos suspirosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora