AUTOCONTROL {16}

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{Capítulo 16}

SIGH

Y tan solo despidiéndose con un breve asentimiento de cabeza, Thunder, con prisas al parecer, y con la guitarra sobre su espalda, se adentró en su habitación. Tan absorto en sus pensamientos...

—¿Se ha dormido? —me preguntó Xander, acercándose a mí.

—S-sí... Se ha dado una ducha rápida, se ha cambiado de ropa en el baño, mientras no paraba de... hacer preguntas estúpidas sobre Thunder —le dije a Xander negando con la cabeza y suspirando, este elevó ambas cejas—. Y sí, después, tras ignorar su interrogatorio, ha caído rendido en un sueño de lo más profundo —terminé diciendo haciendo aspavientos con mi mano derecha, restándole importancia.

Xander asintió lentamente, parecía querer decir algo. ¿Por qué lo pensaba? Simple, Xander jamás estaba por tanto tiempo en silencio. Él era alguien muy extrovertido, también correcto y educado, y ante todo, espontáneo.

—Bien, yo he estado hablando con Thunder —me dijo el pelirrojo mientras señalaba a la puerta tras él, la habitación de Thunder.

—Sí, ya os he visto —respondí yo acercándome al ascensor—. ¿Qué te ha contado? —pregunté inadvertidamente mientras sacaba mi teléfono del bolsillo trasero de mis pantalones para revisar qué hora era.

Las siete de la mañana. Genial.

—Oh..., n-nada en especial. —Enarqué ambas cejas ante su breve respuesta y pulsé el botón del ascensor—. Bueno, me ha comentado que él es de Dinamarca y que ha vivido toda su vida en una pequeña ciudad de allí y... —comenzó a decir el pelirrojo.

No cesó de hablar hasta terminar de contarme todo con detalles, solo que pareció omitir ciertos puntos de su conversación.

Como la parte en la que comenzaron a susurrar cuando salí de la habitación para coger la camiseta de Thunder para Raider. Decidí evadir ese tema por el momento.

—¿Crees que pasará las audiciones? Este año solo escogerán a diez, en lugar de cincuenta, como el año pasado —le dije cambiando de tema y apoyando mi espalda en el marco contiguo al del ascensor, mientras esperaba a que las puertas de este se abriesen.

— ¡¿Diez...?! Solo... ¿solo diez? —exclamó Xander negando con la cabeza y revolviéndose el pelo hacia atrás. Igual de sorprendido que cuando mis abuelos me lo contaron a mí.

— Sí, aún no sé el porqué, pero así lo han preferido. Además, este año tampoco podremos estar presentes en las pruebas; en los palcos viendo, y escuchando, a los participantes —respondí maldiciendo por dentro y mordiéndome el labio inferior.

—¿Pero podremos estar en los veredictos finales, no? —preguntó Xander cuando las puertas del ascensor se abrieron y este esperó a que yo pasase primero.

Siempre tan caballeroso.

—Sí, eso sí. Pero mañana será un día largo y repleto de emociones. Ya sabes cómo está la escuela el día de las audiciones —confirmé, ahora sentándome en una de las barras que tenía dentro el ascensor—. Gente llorando a cada esquina, múltiples melodías sonando, pataletas de quienes son expulsados los primeros... —suspiré sonoramente, cansada, echando mi cuello hacia atrás y mirando el techo del ascensor.

— No me lo recuerdes, Siggy. El año pasado estuve contigo desde el palco más alto observando a los primeros clasificados, y al ser descartados en la segunda fase... Aún tengo pesadillas con el fragor de la guitarra eléctrica hecha trizas sobre la pared del auditorio. Claro que también fuimos nosotros los que tuvimos que bajar y avisar a seguridad —me dijo Xander sonriendo con amargura.

Eléctricos suspirosWhere stories live. Discover now