A LOS PIES DE SIGH WHITE {49}

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{Capítulo 49}

THUNDER

Raider; a la batería, Xander: al bajo, y yo; con mi guitarra eléctrica, arremetimos con fuerza en la introducción de la canción, antes de que la pelirroja se dejase llevar por completo.

Cuando llegó hasta el centro del escenario, pisando fuerte y... comenzó a cantar, decir que todos nos quedamos boquiabiertos al escuchar ese timbre que a todos se nos hizo familiar de manera inconsciente se queda corto. Muy corto.

Sabíamos que Sigh no tenía una voz aguda ni estridente, era más bien rasgada y gutural. Pero creo que nadie sabía que podía llegar a tanto.

Ahí arriba, poseía cierta oscuridad atrayente que te hacía fundirte entre sus sombras y quedarte junto a ella, embelesado.

Como si ella quisiese mostrar tales cualidades de la forma más espectacular que cualquier ser en la Tierra podría hacer jamás, algo puramente animal se desató en Sigh cuando gritó:

¡LET'S GOOOO!

Tomó el micrófono con fuerza y lo alzó sobre ella, doblándose hacia atrás. Haciendo hincapié en cada palabra, extendiéndola con su dura voz que no dejó a nadie indiferente. El público la vitoreó en respuesta, cosa que la hizo engrandecerse en el escenario con una arrogancia que jamás había visto en ella.

Para ser precisos, creo que ninguno de nosotros la había visto tan segura de sí misma jamás.

Era una persona diferente ahí arriba. Se veía tan poderosa que por unos momentos estuve tentado en ponerme a sus pies.

De hecho, creo que todos lo estuvimos.

Se movió por el escenario con soltura, dejando ahora el micrófono sobre el soporte, mientras se deslizaba entre nosotros con una actitud empoderada, chulesca. Del mismo tipo de narcisismo del que ella me reprochó en mis primeros días aquí.

Me fijé en sus facciones, en lo marcadas que se veían estas ahora. Estaba sacando a la luz toda la diversión, y las grandes agallas que tenía para comportarse de tan rebelde manera frente a cientos y cientos de personas que, para ser sinceros, la miraban feroces. Pero capté el tipo de mirada eufórica, y el tipo enorgullecida.

Porque Sigh... Sigh era...

Sigh era el propio Jayden White en versión femenina.

Xander me miró desde su sitio eufórico por igual, y sonriendo con todos sus dientes muy ampliamente, ni él se creía que la persona que estaba delante de él jugueteando con sus instrumentos de forma divertida fuese la propia Sigh, a quien tanto creía conocer.

Esta última fue testigo de nuestra conversación silenciosa, pero negando con la cabeza y poniendo los ojos en blancos, continuó con el verdadero espectáculo.

En un gesto sarcástico simulando que no sabía si ahora entraba ella, fue corriendo hasta el micrófono de nuevo. Lo acarició con suavidad y lo miró con determinación, abriendo mucho los ojos, en ellos yacía un hambre voraz.

Estaba completamente poseída, sus fuertes muecas y la forma en la que abría tanto los ojos para provocar ese escalofriante y desbordante sentimiento, al igual que su padre lo hacía.

Fue digno de ver.

Sigh era un as en lo suyo, y lo sabía. Lo sabía todo este tiempo, pero algo dentro de ella que todos muy bien sabíamos le impedía admitirlo, demostrarlo siquiera.

Comenzó la letra de la canción, y esta acertó en todas y cada una de las notas, poniendo especial énfasis en aquellas palabras con las que acompañaba haciendo aspavientos divertidos hacia los espectadores que parecían igual de anonadados que todos nosotros.

Eléctricos suspirosWhere stories live. Discover now