HASTA DÓNDE HEMOS LLEGADO {22}

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{Capítulo 22}

XANDER

Conseguí pasar totalmente inadvertido delante de Margot. Incluso esta me dijo que me apresurase, supuestamente debía haber llegado mucho antes. Me limité a asentir levemente con la cabeza y caminé deprisa arrastrando el carrito.

Estábamos dentro, había funcionado.

Corrí hacia el ascensor tan rápido como pude, para no encontrarnos con nadie. Teníamos que ir antes al piso superior para dejar el carrito y los uniformes.

Pulsé el botón repetidas veces hasta que finalmente se abrieron las puertas y entramos. Pero a escasos segundos de que las mismas se cerrasen, logré ver a Richard al fondo del pasillo.

Me escondí tras el cubo y me tapé la boca con una mano para hablar con Sigh.

Sigh, ni se te ocurra moverte ahora... —susurré al ver que el cubo comenzaba a temblar— Aguanta unos segundos más...

Malditas puertas, ¿por qué no se cerraban?

Me atreví a mirar nuevamente para comprobar si Richard seguía en el mismo sitio que segundos antes. En ese momento, mechones de mi pelo cayeron por mi frente y los escondí bajo la gorra con rapidez.

Fue entonces cuando lo vi acercarse al ascensor con prisas.

— ¡Un momento! Yo también tengo que subir... —dijo él caminando a paso ligero hacia nosotros, alzando una mano y esbozando una sonrisa forzada.

— ¡Xander, haz algo! —exclamó Sigh desde su escondite.

Pensé rápido y me di cuenta de que las puertas no se cerraban porque parte del carrito sobresalía del ascensor. Empujé este hacia atrás y apreté el botón de cierre de puertas una y otra vez con nerviosismo.

Vamos, vamos...

Pude ver a Richard perplejo acercarse a este y contemplar su cara en el momento en el que las puertas se cerraron ante él. Pulsé veloz el botón del último piso antes de que este lo pulsase e hiciese que las puertas del primer piso se abriesen de nuevo.

El ascensor comenzó a subir. Suspiré de alivio.

— ¡Siggy, Siggy! Lo hemos hecho... —exclamé contento mientras quitaba el cubo y la lona de encima suyo.

Sigh me miraba con cierta ira rebosante.

— Lo siento, si no hubieses sujetado del cubo, tu abuelo me hubiese pillado. Y si me veía a mí sabría que tú no andarías muy lejos.

Asintió poco convencida mientras suspiraba y se pasaba una mano por la cara.

— Ven, te ayudo —le dije amable tendiéndole una mano y ayudándole a salir de ahí.

Esta consiguió ponerse de pie sobre la bolsa. Después, colocó sus manos sobre mis hombros y yo la tomé de la cintura con fuerza hasta impulsarla, sacándola de ahí. Apartamos el carrito a un lado. Decidimos dejarlo en una esquina del pasillo del último piso puesto que todas las aulas estaban cerradas debido a las audiciones. Lo único que no devolvimos fueron los uniformes de la limpieza por si alguien nos veía, para pasar desapercibidos.

Pero digamos que tanto Sigh como yo, éramos bastante conocidos en la escuela.

— ¿Crees que ya habrán empezado? —me dijo ella algo preocupada mientras caminaba con rapidez, dirigiéndose a las escaleras.

— Sigh, hace unos segundos he visto a Richard, es imposible que ya hayan empezado. Nada comienza sin él —contesté tranquilizándola, intentando seguirle el ritmo.

Eléctricos suspirosWhere stories live. Discover now