1. De la noche a la mañana

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Instintivamente, cubrió su rostro con la tibia frazada, en un vano intento por resguardarse de los primeros rayos del sol. Era una mañana demasiado soleada para gusto del dormilón rubio.

Lo único que Mikey quería era volver al reino de Morfeo. ¡Al diablo las clases! Tampoco era como si le interesara o fuera un estudiante modelo. Una falta más o una menos no hacía mucha diferencia, ¿o si?

Y por si fuera poco, a su pésima mañana se sumaba el hecho de no querer confrontar a Takemichi. ¿Cómo podría verlo a los ojos si días atrás se le había confesado?

Era como una pesadilla, cada vez que cerraba los ojos el rostro lloroso de Takemichi revivía en su memoria.

No era capaz de lidiar con sus acciones y mucho menos con sus sentimientos, pero eso no significaba que no quisiera a Takemichi, simplemente no podía distinguir si sus sentimientos eran de amistad o románticos. Era demasiado difícil entender algo así.

Pero no importaba, un error lo comete cualquiera. Él confiaba en que con el tiempo, todo volvería a ser normal. Ya tendría tiempo para corregir su error, Takemichi no podría olvidarlo de la noche a la mañana, ¿verdad?

—¡Mikey ya levántate! —Los gritos de Emma al otro lado de su habitación retumbaron en sus aún dormidos oídos—. Draken ya está esperándote.

El rubio atinó a envolverse más en sus frazadas. Estaba decidido a ignorar el llamado de su hermana, pero pudo notar como los golpes a su puerta eran cada vez más fuertes. Estaba seguro de que de seguir así terminaría tirando la puerta —que no sería la primera vez—. Debía rendirse.

—Ya voy —respondió sin ganas y se levantó de la cama con pesar.

Al otro lado de la puerta, Emma sonrió satisfecha, pues si Mikey no le hacía caso, esa vez haría más que tirarle la puerta.

Después de la travesía de despertar y preparar a Manjiro para ir juntos a la escuela, ambos rubios corrían los las calles tan rápido como podían

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Después de la travesía de despertar y preparar a Manjiro para ir juntos a la escuela, ambos rubios corrían los las calles tan rápido como podían. ¿Y cómo no hacerlo? Tenían menos de 10 minutos para llegar, en un camino por el que duraban al menos 20 minutos, esto si no querían estar en retención durante dos semanas.

A pesar de todo, Manjiro sintió que la suerte estaba de su lado. Draken corría tan desesperado que olvidó que debían esperar a Takemichi en una de las intersecciones, y, aunque era algo grosero, Mikey agradeció en silencio que su mejor amigo no preguntara o siquiera mencionara al Hanagaki.

Draken, quien no tenía un pelo de tonto, fue capaz de notar algo extraño en el Sano. Era antinatural el silencio y la actitud dócil del chico, pero prefería no preguntar. Si era importante se enteraría tarde o temprano. Además, no es como si tuvieran tiempo para preocuparse.

No fue hasta que llegaron a su salón que pudieron recuperar el aire. Por pura suerte habían llegado apenas dos minutos antes de que sonara el timbre. ¿Cómo habían logrado llegar a tiempo? Ni ellos mismos lo sabían. Todo era posible cuando existía un castigo seguro de por medio.

Si no me recuerdas te muerdo ~Maitake♡~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora