2. ¿Dulce o broma?

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¿Era posible que alguien perdiera la razón de la noche a la mañana? Es la pregunta que rondaba en la mente de Mikey mientras iba de camino a su casa sobre la espalda de Draken.

Después de la "conversación" que tuvo con su mejor amigo, se dió cuenta de que nada tenía sentido. Algo estaba mal con Takemichi, con Draken y con el mundo entero, pero ¿qué?

Todos parecían haber perdido la memoria de la noche a la mañana, y eso enloquecía a Mikey. ¿Por qué nadie parecía recordar que Takemichi y él eran inseparables?

Además, ¿quién era y de dónde demonios había salido Mamoru Satō, y por qué todos decían conocerlo? Era tan insoportable que era imposible pasar desapercibido durante tantos años por más distraído que fuera el Sano.

Una maldita broma de mal gusto, eso tenía que ser.

Takemichi seguramente le contó a los chicos lo que pasó la noche de su cumpleaños y decidieron castigarlo y buscar un usurpador que ocupará su lugar para molestarlo. Sí, eso tenía sentido.

Pero ¡oh sorpresa! Manjiro no sería tonto, les seguiría el juego hasta que se cansaran. Si querían jugar, él les enseñaría como hacerlo. Takemichi se arrepentiría de hacerlo pasar por tan mal rato.

Porque si, Takemichi le importaba lo suficiente para poner a trabajar sus neuronas y buscar un efectivo —y beneficioso— castigo para el ojiazul.

Mikey resopló indignado al recordar cómo, aun después de su escándalo, Takemichi se marchó en compañía de Mamoru, y lo ignoró sin siquiera dirigirle una última mirada: era un golpe tan directo a su orgullo que le estrujó el pecho —o así quiso explicar el dolor que sintió—.

—¡Maldito desteñido!

Para Draken, quien desafortunadamente podía escuchar todos los insultos de Mikey perforando sus tímpanos, no escapó ni el más mínimo detalle de como el Sano insultó hasta los ancestros de Mamoru, mientras soltaba un par de golpes en su espalda.

—¡Deja de golpearme, Mikey! —Ordenó Draken haciendo uso de la poca paciencia que le quedaba, y recibiendo un simple "Hmp" de Manjiro como respuesta.

Claro que más de una vez se vio tentado en lanzar a Mikey al suelo, tomar su dignidad e irse a casa. Cuidar a Mikey era como lidiar con un niño, pero ¿desde cuándo actuaba como un niño mimado y berrinchudo? Ah, cierto, desde siempre.

Suspiró con pesar y continuó su camino a paso firme y rápido. Era mejor llegar rápido a cada de los Sano, no soportaría por mucho tiempo los berrinches de su mejor amigo.

En el mundo de las pandillas el nombre de Manjiro Sano era respetado y admirado, y ¿cómo no? Una de sus patadas era suficiente para visitar las puertas del cielo o la entrada al infierno

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En el mundo de las pandillas el nombre de Manjiro Sano era respetado y admirado, y ¿cómo no? Una de sus patadas era suficiente para visitar las puertas del cielo o la entrada al infierno.

Sin embargo, hay tres características que hacen del rubio alguien muy particular; su actitud infantil, lo posesivo y celoso que podía ser, y su amor incondicional por los dorayakis y taiyakis.

Si no me recuerdas te muerdo ~Maitake♡~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora