26. El que no arriesga no gana

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«Poco a poco y con paciencia», esas eran las palabras que Draken le había aconsejado para acercarse y ganar de nuevo el corazón de Takemichi, pero como siempre resultaba que decirlo era más fácil que hacerlo.

Y si tratar de esperar no teniendo ni un poco de paciencia era difícil, resultaba peor que por seguir los consejos de su mejor amigo había perdido una gran oportunidad. ¡Maldita sea! Pudo haber besado a Takemichi y desaprovechó su oportunidad. ¡Tan cerca y tan lejos!

Takemichi podría haberlo recordado con un beso, tal como había creído Emma, como en todas las historias románticas que veía, pero él por querer hacer lo “correcto” ya no lo sabría.

Estaba de mal humor y el trabajo de la clase no hacía más que fastidiarlo. La verdad prefería aprovechar el tiempo para dormir, y así lo haría, si no fuera porque estar en esa aburrida y asfixiante aula era la única manera de estar cerca de cierto ojizarco.

Su mirada se enfocó en Takemichi, quién parecía no estar consciente de su alrededor por responder el trabajo de la clase.

Verlo tan concentrado en resolver los problemas de la clase le hizo esbozar una sonrisa de manera inconsciente.

Estaba seguro de que de estar sentado a su lado, aprovecharía el momento para picar sus mejillas, abrazarlo por la espalda para arrancarle un grito de sorpresa que llamara la atención de todos y le tiñera las mejillas de un tierno carmín.

De estar a su lado, disfrutaría su compañía igual que siempre con la pequeña diferencia que, al contrario del pasado, sabría distinguir sus sentimientos y así podría compartir su corazón.

—¡Al fin terminé! —Clamó, emocionado, Takemichi, y cerró su libro, ignorando la mirada amenazante de Manjiro—

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—¡Al fin terminé! —Clamó, emocionado, Takemichi, y cerró su libro, ignorando la mirada amenazante de Manjiro—. ¿Ahora que quieres hacer, Mikey…?

Las palabras del Hanagaki quedaron al aire cuando los dientes de Mikey se clavaron en una de sus regordetas mejillas, arrancándole un quejido de sorpresa.

—¿Eso por qué fue, Mikey-kun? —Preguntó confundido mientras acariciaba su rostro.

—¿Y todavía lo preguntas, Takemicchi? —Cuestionó indignado—. Viniste a mi casa para estar conmigo y lo único a lo que le prestas atención es a esa tonta tarea. ¿Qué es más importante que yo?

La manera infantil con la que Manjiro se quejaba hizo reír en voz alta a Takemichi. Siempre demandaba su atención y eso no hacía más que provocar una sensación cálida en su pecho, una que inevitablemente alimentaba sus esperanzas.

Ante la despreocupada risa del teñido, Manjiro tomó el rostro de Takemichi con ambas manos y mordió su otra mejilla.

—¡Mikey-kun, deja de morderme!

—Takemicchi tiene la culpa por no hacerme caso. —Se cruzó de brazos e infló sus mejillas en descontento—. Yo quiero que toda la atención de Takemicchi sea para mí.

Si no me recuerdas te muerdo ~Maitake♡~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora