8. Plan de ataque

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—No es divertido, Mikey.

Con el ceño fruncido y una evidente mueca de disgusto, Emma observó a su hermano.

¿Pero cómo culparla? Era imposible creer que apareciera un tipo de la nada y cambiara la memoria de todos menos la de Mikey. ¿Acaso le quería ver la cara de tonta?

Una de dos, o Mikey era un gran bromista o definitivamente se había golpeado la cabeza y estaba enloqueciendo.

—Aunque te burles de mí con una broma como esa, no arreglarás tu pelea con Takemichi. —Lo señaló acusatoria—. Mejor dime por qué se pelearon y así puedo ayudarte.

Las mejillas de Mikey se inflaron. Estaba indignado, no podía creer que aunque Emma no hubiera perdido la memoria, desconfiara de él. ¿Dónde estaba su lealtad de hermana? Porque él podría ser flojo, dormilón, infantil y hasta problemático, pero jamás un mentiroso.

—Es la verdad, Emma —chilló—. ¡Créeme!

La chica se cruzó de brazos y alzó ambas cejas.

—Mikey no deberías...

—Takemicchi ya no me recuerda.

La expresión de Emma se suavizó al ver los ojos tristes y vacíos de su hermano. Su tristeza era tal que hasta ella podía sentir su pecho estrujarse. ¡Pero cielos! Eso que decía Mikey no tenía sentido. Todo debía tener una explicación lógica, ¿no?

—¿Cómo no va a recordarte? —Cuestionó casi desesperada. Cada vez entendía menos a los chicos—. Mikey, lo que me dices es casi imposible.

—No es imposible porque está pasando.

Emma respiró profundo y masajeó sus sienes, intentando pensar en la posibilidad de que lo que decía su hermano fuera real. Nada perdía abriendo su mente a esa posibilidad —por más lunática que pareciera—.

—¿Cuándo pasó? Hace unos días todo estaba bien entre ustedes. Yo creí que...—Detuvo sus palabras. ¿Cómo podría decir aquello? Su hermano ya estaba demasiado sensible.

—¡Yo tampoco lo sé, Emma! —Mikey intentó ocultar el tono roto en su voz, pero fue en vano, para la astuta rubia nada pasaba desapercibido— También creí que todo era una broma de Takemicchi porque estaba molesto conmigo, pero me equivoqué. Lo único que sé es que este lunes él ya no me recordaba.

La chica abrazó por la espalda a su hermano. Aunque fuera de una forma tan simple como esa, quería mostrarle que ella estaba de su lado. Porque si Takemichi tenía amnesia entonces...

—Pero eso no es lo peor. —Mikey apretó sus puños, frustrado y enojado—. Emma, ¿tú conoces a Mamoru Satō?

La chica se apartó de su hermano y lo miró sin entender. ¿Eso qué tenía que ver?

Por su parte, el rubio esperaba ansioso la respuesta.

—Nunca he escuchado ese nombre.

—¿Estás segura?

Emma rodó los ojos con fastidio.

—Claro que lo estoy, Mikey. Mi memoria es excelente, nunca olvidó el nombre ni el rostro de las personas —presumió orgullosa. No por nada era la mejor de su clase.

—Él es el impostor que tomó mi lugar.

Sin poder evitarlo, el cuerpo de Emma sintió un escalofrío.

—¿Qué dices? Eso no...

—Es la verdad. Takemicchi y todos creen que es él quien ha estado a su lado —confesó con frustración, Mikey—. Nadie recuerda la verdad.

Si no me recuerdas te muerdo ~Maitake♡~Where stories live. Discover now