30 (Final). Deseo cumplido

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“Amar es aferrarse, pero también dejar ir”.

Las caminatas nocturnas nunca habían sido un problema para Mikey, claro que si de paseos se trataba, prefería ir sobre la espalda de su mejor amigo y guardar toda su energía para aprovecharla en algo que fuera más interesante. Aunque, si había algo que disfrutaba más que ser cargado, eso era tener la exclusividad de la compañía de Takemichi para cualquiera de sus planes.

No era el que cediera a cualquiera de sus peticiones, como caminatas, paseos en moto o llevarlo sobre su espalda, lo que hacía especial cada recorrido, sino que a su lado no importa si terminaban perdidos o con los pies adoloridos.

Esos eran recuerdos que atesoraba y guardaban un lugar especial en su memoria, los mismos que en ese momento le hacían difícil respirar.

Los pies de Manjiro se arrastraban sobre el pavimento con pesadez en una tortuosa marcha, acompañado solamente por el brillo melancólico de la luna.

Mikey no quería llegar a casa y afrontar la horrible realidad donde quedaban sus sentimientos estancados en su interior porque no había alguien que pudiera recibirlos o corresponderlos.

El mundo no se detendría por su corazón roto y su dolor se volvería indiferente a ojos ajenos. No sería el primero ni la última persona con un amor no correspondido.

Y Takemichi, él continuaría su vida con normalidad. No dejaría de sonreír y su vida no se estancaría en torno a su dolor. Dulcemente, seguiría siendo su amigo y compartiendo tiempo a su lado, pero sin querer su corazón porque ya tiene a alguien que cuide de él como es debido; él ya tenía al desteñido de Mamoru.

Takemichi ignoraría sus sentimientos en nombre de su amistad y por compasión sería condescendiente, así como lo habría hecho Mikey cuando lo rechazó.

Una patada del karma justo donde más dolía.

Mikey detuvo sus pasos y cerró los ojos con fuerza. Odiaba esos pensamientos no solo porque lo lastimara, sino porque sabía que pronto se volverían realidad.

Quería perderse en algún lugar y no ser encontrado hasta que mil años pasarán o hasta que no pudiera recordar nada.

Comenzaba a entender el deseo de Takemichi y a cada segundo le parecía menos egoísta. Quizá si él tuviera la oportunidad, entonces…

Desearía que el hueco de su corazón y el nudo de su garganta se esfumara junto con la imagen de Takemichi. Tal vez borrando el recuerdo de su mente y de su corazón su vida se volvería más sencilla porque no dolería más.

¡Mentira!

—¡No, no quiero! —Exclamó con fuerza, importándole poco estar a mitad de la calle.

Mikey no quería olvidarlo. No cedería a esos pensamientos. No importaba si sentía el corazón hecho trizas o si su pecho doliera como si le hubieran dado la paliza de su vida, a toda costa y bajo cualquier circunstancia quería mantener aquella sonrisa en su memoria.

Recordaría con nostalgia el día que se conocieron, atesoraría los recuerdos de su amistad y guardaría para sí cada palabra, mirada y sonrisa que Takemichi le había dado.

Deseaba recordar que alguna vez había sido amado por Takemichi Hanagaki, su querido héroe.

No importaban la clase de trucos de Mamoru o todos los fallos que hubo en el pasado, ya no existían dudas para Manjiro.

Deseaba la felicidad de Takemichi aun si estaba destinado a perderlo, porque mientras pudiera ver la dulce sonrisa en el rostro del chico que amaba, él podría soportar cualquier sentimiento de tristeza que calara en su pecho.

Si no me recuerdas te muerdo ~Maitake♡~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora