24. Prueba de fe

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—Déjame ver si te entiendo. ¿El día de tu cumpleaños Takemichi se te confesó, no supiste como manejarlo y lo rechazaste, luego lo dejaste irse a casa solo, no te molestaste por contactarlo en todo el fin de semana y el lunes por la mañana no sólo no te recordaba, sino que Mamoru le “lavó” el cerebro a todo mundo menos a ti?

—Sí, Ken-chin, así fue. Ahora tengo que hacer algo porque si no el maldito de Mamoru va a aprovecharse de Takemicchi.

Por unos instantes, el del tatuaje se quedó en silencio, analizando cada palabra del Sano y pensando que responder.

Los ojos de Mikey se iluminaron cuando su mejor amigo asintió entre suspiros. ¿Creía en él? ¿De verdad?

—Ya veo. Necesitas ayuda, pero de un psiquiatra ¿Qué clase de historia es esa, Mikey?

Demasiado bueno para ser verdad.

—¡Es la verdad, Ken-chin! —Exclamó ofendido—. Mamoru es un usurpador que quiere quitarme a Takemicchi.

—¿Cómo puede…? Escucha lo que dices, enano. —Una vena saltó de su frente—. Es imposible que pase algo como eso.

—¿Y si es imposible porque está pasando?

El mayor contuvo sus gritos, no sólo porque estaban a mitad de la calle, sino porque alguien debía ser la persona racional.

—Mira, Mikey, si te gusta Takemichi inventar esa clase de cosas no hará que…

—¡Qué no estoy inventando nada! —Los gritos de Mikey llamaron la atención de algunas personas que caminaban a su lado—. Mamoru le borró la memoria a todo mundo, incluso a Emma.

—¿Qué dijiste?

—Ella si recordaba todo, y quería ayudarme —confesó cabizbajo, Mikey—, pero cuando lo intentó ese desteñido le lavó el cerebro frente a mis ojos.

—No metas a Emma en esto, Mikey.

—Sólo digo la verdad. Emma sabía todo y quiso ayudarme, y luego ese idiota se metió con ella, pero aun con todo eso ella intenta ayudarme. —Escupió molesto y decepcionado, sintiendo como una sensación de opresión calaba su pecho. ¿Por qué Draken no creía en él? ¿Qué no era su mejor amigo, casi como su hermano?—. En cambio, confío en ti para decirte toda la verdad porque eres mi mejor amigo y no me crees ni una palabra. Tonto Ken-chin.

Mikey no soportó más y antes de escuchar cualquier reclamo o palabra del más alto, se marchó indignado.

Sabía que de poco le serviría escapar, pues ambos iban a la misma escuela y compartían —para su mala suerte, en ese momento— el mismo salón. Sin embargo, alejarse tanto como podía era lo mejor que podía hacer para ignorar el amargo sentimiento que dejaba la incredulidad de su amigo. Y ahí debía admitirlo, Mamoru no sólo estaba tratando de quitarle a Takemichi, sino que estaba tratando de arrebatarle todo lo que tenía.

Draken intentó llamar a Mikey para que se detuviera, pero todos sus intentos fueron en vano.

—Eres un caso perdido —admitió cansado y suspiro antes de continuar su camino.

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Si no me recuerdas te muerdo ~Maitake♡~Where stories live. Discover now