29. Si te quedas en silencio

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“Las palabras que hoy guardas se convertirán en los silencios que resonarán mañana”.

Ese día, como nunca sucedió en 18 años, un acontecimiento sorprendente aconteció en la casa de la familia Sano; esa mañana fue Mikey quien se levantó a primera hora de mañana, sorprendiendo a toda su familia, y no sólo eso, sino que un sentimiento entusiasta y optimista dibujó una boba sonrisa en su rostro.

Estaba motivado y decidido a ganar contra el desteñido del Satō y ser premiado con la sonrisa más brillante de todo Japón; la sonrisa de su querido Takemicchi.

Se podía decir que hasta un par de horas atrás Manjiro Sano era el chico más optimista sobre la faz de la tierra.

Sin embargo, como solía suceder desde semanas atrás, la vida le daba una gran patada en el trasero.

—Ahora recuerdo todo y por eso quiero que te vayas tú, Mikey-kun.

Definitivamente, esas no era la reacción ni las palabras que Mikey esperaba.

¿Dónde estaba la reacción llena de nostalgia, la sonrisa cálida y las palabras cariñosas que tanto soñó que Takemichi diría al saber la verdad? ¿Por qué no se lanzaba a sus brazos y repetía que era él su verdadero amor?

En lugar de recibirlo con los brazos abiertos, daba un paso atrás y se alejaba más de él.

—¿Qué dices, Takemicchi? —El sentimiento de decepción fue palpable en el tono del Sano, quien carraspeó queriendo recuperar el aliento—. No hay manera en que pueda dejarte con ese farsante. ¡Podría intentar hacerte algo!

—No tienes que preocuparte por mí —reprochó cortante el Hanagaki—. Puedo cuidarme solo.

Mikey ignoró aquella petición y acortó la distancia. Tenía miedo de que Mamoru logrará borrarle la memoria nuevamente.

—Tengo que protegerte de él. Te juro que esta vez me quedaré a tu lado.

—No necesitas hacerlo, Manjiro. Yo no quiero que lo hagas. —De nuevo, dió un paso atrás, y el corazón de Mikey volvió a estrujarse un poco más—. No quiero nada más de ti.

Mikey respiró hondo, tragó su miedo y avanzó sin titubear hasta quedar a un par de centímetros del Hanagaki. No importaba si retrocedía un paso, él avanzaría uno más, todo lo que fuera necesario para alcanzarlo.

—Pero yo sí, Takemicchi. Yo te quiero a ti. —Las palabras escaparon de sus labios sin poder detenerlas—. Sé que es tarde para responder tu confesión, pero no quiero que pase un minuto más sin que sepas que lo que siento. Tú me gustas, Takemicchi —confesó con el corazón latiendo frenéticamente y las mejillas teñidas de un tierno rosa—. Me gusta tu manera de afrontar siempre las cosas sin importar lo difícil que sea. Me gusta tu valentía y tu determinación porque pareces un héroe, sólo que tú eres de verdad y estás conmigo.

La respiración de Takemichi se entrecortó y su rostro ardió con violencia. ¿Podía algún día ser inmune a los encantos de Mikey?

—Me gusta la manera es que siempre estás para mí, incluso en los malos momentos. Tú me haces más fuerte, Takemicchi.

Su corazón era quien había tomado el control y esa vez no callaría. No cometería el mismo error dos veces. No volvería a perder a Takemichi.

Durante unos segundos, el Hanagaki se quedó perplejo, lo que resultó en una tortura para el Sano. Necesitaba saber su repuesta para volver a sentirse completo. Lo necesitaba a él.

—Dime algo, Mikey-kun, ¿y si esto no hubiera pasado? ¿Te habrías dado cuenta de tus sentimientos?

La pregunta tomó por sorpresa a Manjiro. En definitiva, esa no era la reacción que esperaba.

Si no me recuerdas te muerdo ~Maitake♡~Unde poveștirile trăiesc. Descoperă acum