16. El primero

880 139 149
                                    

—¿Qué prefieres, lanzarte de un precipicio o beber orina de perro?

Las estruendosas risas de los chicos resonaron en la sala de los Sano, a la vez que un nervioso Nahoya no sabía qué responder. Por otro lado, Emma estaba furiosa por el rumbo que estaba tomando la noche “perfecta” que había planeado, porque todo el montón de tonterías que hablaban no ayudaría de ninguna manera a su hermano.

¿Y qué si cómo habían terminado en eso? Bueno, todo era posible si cierto azabache tomaba la noche en sus manos.

Después de un par de suspiros y algunas lágrimas discretas por culpa de la película romántica que Emma eligió, fue turno de Baji como autoproclamarse como el dueño de la noche y el mejor para elegir la siguiente actividad. Porque, ¿quién le diría que no al chico que era capaz de quemar su casa mientras duermen? Nadie definitivamente.

En medio de todas las risas, los gritos y los tontos juegos lograron hacer que Manjiro olvidará —aunque fuera por momentos— su complicada situación. Porque Takemichi podría estar frente a él, disfrutando y riendo tal como siempre había sido, pero la distancia entre ellos, irónicamente, era más grande.

Le dolía reconocer que, si todo fuera como antes, sus ojos se habrían encontrado con los de Takemichi más de una vez, acompañados de una sonrisa traviesa y, quizás, un sonrojo en las mejillas del Hanagaki. Pero cómo era de esperarse, el estorbo del desteñido le quitaba todas sus oportunidades con el ojiazul. No le bastaba con habérselo arrebatado durante la película, sino que se mantenía a su lado como si de un perro guardián se tratara. ¿Qué no tenía casa o porque no se iba de una vez?

—Eres asqueroso, Smiley —exclamó con asco Keisuke.

—¿Qué mierda? —Respondió ofendido—. ¿Pues tú qué elegirías?

—No estamos hablando de mí, sólo de tus malos gustos.

El Kawata hizo crujir sus nudillos, sin borrar su característica sonrisa. Era mejor que Baji se cuidara porque alguien podría pegarle un chicle en su larga y oscura cabellera por accidente.

—Hagamos esto más divertido. —El tono divertido y la mueca traviesa de Baji era como la un niño a punto de cometer una travesura—. Confesemos secretos.

—Baji-san, no creo que sea buena idea —intervino Chifuyu, pues la mirada que Keisuke tenía no podía ser un buen presagio.

—¡Vamos, Chifuyu! Será divertido. ¿No quieres conocer más de tus amigos?

Cómo era de esperarse, el Hanemiya apoyó la idea de Baji, mientras que Chifuyu suplicaba al cielo o a quien lo escuchara porque no terminara en desgracia.

—¿Cómo se te ocurre comenzar? —Preguntó curioso, Kazutora, sonriendo cómplice a Baji.

El azabache paseó su mirada por la sala, descartando a sus posibles víctimas. Su primer jugada no sería contra Kazutora o Chifuyu, pues era como atacarse a él mismo. La idea de molestar más a Nahoya o ir contra su gemelo tampoco era una opción para comenzar, y ni hablar de Emma, conocía a Draken y que debajo de su expresión calmada podía ser despiadado cuando de la Sano se trataba.

Parecía cosa del destino, ¿así que por qué no? No desaprovecharía el momento para molestar al Hanagaki.

—Tú, Takemichi. —Lo señalo—. ¿Ya has dado tu primer beso?

El color le subió hasta las orejas al ojiazul, y las miradas curiosas de los chicos no le ayudaron. Por otro lado, el corazón de Mikey comenzó a latir con fuerza

—No —respondió, incapaz de mirar a alguno de sus amigos a los ojos.

El azabache sonrió travieso. Ya sabía que iba a hacer esa noche.

Si no me recuerdas te muerdo ~Maitake♡~Where stories live. Discover now