Run

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"¡Corre! ¡Huye de aquí Hoseok!" Ella gritó con la garganta en carne viva, el último aliento que broto de su ser hizo un horripilante compás con el grotesco sonido de los huesos reorganizándose. Delante de él, Hoseok vislumbro el rostro y cuerpo de Song Joong-ki deformarse hasta tomar la forma de un puma.

En las paredes resuena el gruñido de la bestia que ha consumido a su hermana mayor, el mismo que la ha devorado a ella, a quien alguna vez nombró como el amor de su vida, no es más que el animal que ahora viene por él. Entonces Hoseok no lo sabe, pero está corriendo con la mente fundida en negro, los gritos primitivos de lo que creía, instintos olvidados, diciéndole que escape de esta amenaza.

Su razón se desconecta, su circuito se vuelve el de una presa y con ello su ritmo cardíaco se eleva por el cielo, su respiración se agita, los pulmones expandiéndose más de lo que pensaba posible, la adrenalina siendo bombeada a su sistema junto a la glucosa, la que encuentra su lugar en cada extremidad, inyectándole la energía necesaria para huir, esconderse o matar.

Hoseok corre por los pasillos, su mirada en el frente, pero con la atención en los gritos desesperados por piedad junto a los gruñidos inhumanos que provienen desde todo el palacio.

Él se mantiene corriendo, que es todo lo que puede hacer, que es todo lo que ha hecho desde que sus guardias fueron atacados mientras intentaban sacarlo del reino fallidamente. Hoseok se mantiene moviéndose, oliendo la sangre que cubre el aire, percibiendo la tensión y el miedo que carga todo el sitio.

Las pisadas detrás de él se vuelven más rápidas, pero se niega a mirar hacia atrás, se niega a echarle una mirada al puma que lo persigue porque si lo hace recordará todos los momentos que vivió con él. Y no se suponía que sería así, nunca debió serlo.

Ella y él estaban destinados a ser felices, su hermana merecía vivir, merecía ser amada y gobernar junto al hombre a quien aprendió a amar, incluso si Hoseok odio la forma en que la obligaron a casarse con él, como sus padres no dudaron en hacerle eso a su hija, todavía si era su destino a tomar por heredar el trono, la realidad es que el hombre poco a poco se ganó el corazón de su herma, el de sus padres y el de toda la dinastía, quisiera decir que nunca le agrado, no obstante él también se ganó la confianza de Hoseok y ahora le repugna, la forma en que en el altar prometió amor infinito, juro protegerla de cualquier mal, pero, en cambio, se convirtió en la muerte y la consumió.

Ni siquiera lo sabe, no comprende como es posible que él se transformará en un animal, porque nunca había visto a nadie lograr tal cosa, incluso si la historia dice que los primeros seres que habitaron la tierra fueron realmente canbiaformas, los únicos de su especie que dominaron el arte de fluctuar de hombres a animales, Ya no queda nadie de ellos, si es que realmente llegaron a existir, porque lo único que Hoseok ha conocido toda su vida son personas como él, híbridos que viven atrapados con algunos rasgos físicos de animal.

El sonido, el tosco gruñido envuelto en rugidos erizan su piel y de pronto Hoseok entiende que va a morir si no hace algo, porque reconoce que la bestia que viene detrás de él ya no es humana, transformado en un animal que ya no lo ve como una persona, lo percibe como su alimento.

Los pasillos parecen infinitos. Su cuerpo tiembla, con las lágrimas volviendo borrosa su visión, sus manos temblorosas cerrándose en puños blancos alrededor del borde de su hanbok.

¿Por qué está sucediendo esto? ¿Cómo es que una persona se convirtió en animal? Ya no importa, porque no vivirá para descubrirlo.

Los gruñidos congelan su corazón frenético, el miedo que hila un hogar en su interior ante el animal inmenso que respira con ansias por la nariz, una bestia más grande que cualquier animal que haya visto, es la criatura que lo caza a escasos centímetros.

IN THE WAR [JUNGHOPE] Where stories live. Discover now