in the eye of the beast

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Las cosas están bien. Al menos a Hoseok le gusta pensar que está en un momento de su vida en el que se encuentra relativamente feliz. Se ha habituado al Este, a su paisaje que es una mezcla entre los interminables campos repletos de vegetación hasta las hermosas estructuras de cemento, las casas, tiendas y demás lugares que aunque ansía ver, no ha podido explorar porque no se le permite ir a la ciudad, puede visitar el bosque y los alrededores del reino, pero ir más allá de eso sería arriesgado y aunque en ocasiones se ha encontrado a sí mismo suspirando decaído por ello, se dice a sí mismo que una vez pueda regresar a sus tierras, cuando su reino se haya recuperado, volverá para visitarlo adecuadamente, una promesa que de una u otra forma cumplirá ahora que Jin y Euyeong se han vuelto sus amigos.

Él les debe tanto a ellos, al igual que a Jungkook, que no tiene idea de que podría comenzar a hacer para recompensarlos por su inagotable amabilidad.

Desde ayer cuando el leopardo y él ayudaron a hacer coronas de flores, los cortesanos dentro del castillo se han unido más a ellos, ahora cuando Hoseok camina alrededor del pasillo y se encuentra con un empleado ya no recibe la típica reverencia cordial que aun cuando no estaba hecha con frialdad, era carente de afecto, sino que le sonríen genuinamente, iniciando una conversación alegre en el que respetuosamente le preguntan sobre su día, haciéndole saber lo felices que están de tenerlo aquí, incluso los guardias que son extremadamente silenciosos, han empezado a saludarlo con tanto cariño que el aprecio que Hoseok siente por las personas de este reino ha aumentado exponencialmente.

En momentos así, cuando falsamente todo parece ir bien, es bastante fácil ignorar lo complicado de sus situaciones, no solo para él, sino también para Jungkook y todo el reino del este, el bienestar de cada uno de ellos prende de un hilo, y cuando piensa en que Jin ha decidido resguardarlos y apoyarlos aún con lo mucho que eso pone en riesgo a los inocentes aldeanos de este reino, realmente siente que tiene que cerciorarse de que nada les ocurra por ayudarlos.

°°

En la tarde, Seokjin y euyeong todavía siguen extremadamente agobiados por el trabajo. Fue preocupante que al estar frente a la oficina privada de Seok-Jin, los guardias afuera de esta les dijeran que el rey y la reina llevan horas allí adentro, desde muy temprano en la mañana se han saltado el almuerzo e incluso han rechazado las diferentes meriendas que el mayordomo personal de Jin ha llevado en un intento de que coman algo. Allí es cuando entiende que es debido a eso que Jungkook y él terminaron almorzando inusualmente sin compañía.

"Hoseok, puedes ir a pedirle a los cocineros que preparen la mesa que queda en la casa del jardín trasero, por favor" Jungkook señaló el hermoso jardín que se ve a través de uno de los tantos ventanales en el pasillo.

"Está bien, pero ¿por qué es eso?"

"Haré que estos dos respiren algo de aire libre mientras toman el almuerzo" explico y tratándose de él, encontrará una forma de convencerlos de comer y tomarse un descanso.

"Bien, vuelvo enseguida" aviso, marchándose antes de que Jungkook ingresará a la oficina.

Cuando Hoseok regreso, se encontró con la chistosa vista del leopardo empujando a Jin por la espalda mientras Euyeong lo jala por sus brazos, los dos obligándole a salir de la oficina, incluso cuando se nota que Jin no quiere.

"¡¿Cómo es que mi amada esposa se une a este hombre para impedirme hacer mis deberes?!" Jin exclamó, no enojado ni disgusto, más bien indignado de una forma que da más risa que otra cosa.

"¡¿Este hombre?!" Jungkook enarca una ceja, falsamente ofendido "¡Soy tu amigo! ¡Y cómo tal es mi deber obligarte a comer cuando no quieres!" Afirmó, haciendo un trabajo increíble en sacar al venado por completo de su oficina.

IN THE WAR [JUNGHOPE] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora