IN THE WAR [JUNGHOPE]

if he could

Advertencia de violencia gráfica

°°°

El festival está en su apogeo.

Es inquietante la cantidad de personas en las calles, son demasiadas, todos sonriendo con sus hanboks blancos y coronas de flores en sus cabellos, bailando, cantando y llevando a cabo las diferentes tradiciones del festival.

Hay personas que están jugando en las carpas que han sido colocadas en los bordes de las calles; son tiendas de telas doradas en las que niños y niñas intentan pinchar las manzanas con arcos de juguete. Hay tiendas de comida donde los adultos se reúnen a comprar, también hay tiendas en las que para ganar un peluche deben descubrir la fruta que tocan con sus ojos vendados, simultáneamente hay un desfile desarrollándose, dónde las chicas jóvenes colocan un cesto repleto de frutas sobre sus cabezas, caminando con ellos alrededor.

Están sucediendo demasiadas cosas al mismo tiempo y Hoseok se encuentra perdido y preocupado con sus ojos irritados por los globos de cantoya que prenden de los cables que han sido establecidos alrededor de todo el lugar, dando la impresión de estrellas flotantes.

En otro momento Hoseok hubiera estado fascinado por la vista, pero hoy no.

Los aldeanos están tan sumergidos en lo suyo que ni siquiera se fijan en lo fuera de lugar que los tres lucen allí.

"¿Dónde puede estar Seok-jin hyung?" Jimin cuestiona, haciendo un esfuerzo por ser escuchado por encima de la música, el retumbar de tambores que resulta molesto para sus afinados oídos. Jungkook se encoge de hombros porque no lo sabe, ni siquiera Hoseok tiene la respuesta.

"¡¿Kim Seok-jin?!" Un hombre gordo, con orejas de oso, exclama, con sus mejillas rojas y entrecejo fruncido. Él se acerca a Jimin, entrecerrando sus ojos hacia él. Cuando habla su aliento huele a vino "¡¿Cómo se atreve?! ¡Es rey Kim Seok-jin! Él junto a la Reina están en el templo del dios de la cosecha, haciendo el típico ritual ¿Qué no lo saben?" Refunfuño groseramente, fulminándolos con la mirada.

"Gracias, señor" Jimin refutó con una sonrisa fingida, más como una mueca torcida. Ninguno de los tres dijo algo mientras se movían hacia adelante, alejándose del molesto hombre.

Fue Jimin quien se acercó a algunas personas, preguntando sobre aquel templo como un forastero amable y perdido, a quienes los aldeanos le indicaron el lugar. De camino al templo esquivaron a innumerables personas, de hecho las calles hacia ese lugar están mucho más cargadas de aldeanos.

El olor a su alrededor es denso e indescifrable, todas las personas huelen diferente, un hedor que se encrespa irritantemente en su nariz. Conforme avanzan la música se vuelve más fuerte, pero no importa que tanto empinen sus pies u traten de ver más allá del mar de gente, todo lo que pueden admirar son las luces que cuelgan sobre sus cabezas.

Les toma un tiempo antes de vislumbrar el templo, este se encuentra en una zona abierta, como una plaza, más allá del puente de piedra, justo donde la arena ha sido intercambiada por césped verde y puntiagudo, con árboles frondosos que se abren detrás del antiguo templo de madera, oscureciendo sus alrededores aun con los globos de luz que cuelgan a su alrededor. A los costados de Hoseok al frente y atrás yacen un raudal de personas que se estrechan contra su cuerpo, haciendo que el codo de Jimin se incruste incómodamente en su costilla, al tiempo en que su pecho se presiona hacia la espalda del leopardo delante suyo.

En el frente se está desarrollando el ritual más importante del festival, Seok-jin y Eun-yeong están sentados en el centro del templo, específicamente en la entrada de este, con dos bandejas repletas de frutas que cargan en sus regazos; A la derecha de ellos, unos centímetros por delante, está el mismo grupo de mujeres que Hoseok vio partir del castillo, realizando la danza típica, lanzando pétalos de flores de diversos colores al suelo. Hoseok mira por sobre la pila de personas más allá de él, a los diversos guardias de la corte real que vigilan en torno a la multitud y al templo.