Capítulo (15)

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NARRADOR OMNISCIENTE

Diecisiete días, habían pasado desde que él pequeño ojiverde, se encontraba inconsciente. Más de dos semanas que la vida de todos cambio, la familia Pimentel, por alguna extraña razón sentía que estaban volviendo a revivir ese tortuoso pasado, mientras que él castaño no logrababa tener paz en ningún momento.

Christopher, había caído en una pequeña depresión a raíz de la ausencia de su hermano, sin embargo, por consejos estrictos de su médico, trató de salir adelante por el bienestar de su hijo, el cuál cada vez estaba más grande, su abultado recién estómago era evidencia de ella.

Mientras que él rizado, había dejado de trabajar por completo. Aunque fuera enfermizo estar en la clínica las veinticuatro horas del día, al él no le importaba, sólo quería sentir a su pequeño chico de alguna manera.

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Cómo era de costumbre, él rizado se encontraba en la habitación dónde se encontraba postrado él ojiverde. Él cansancio en el cuerpo del mayor, era evidente, puesto que en ese momentos se encontraba sentado en el sofá junto a la cama de su chico. Su cabeza reposaba en la orilla del colchón, mientras que su mano derecha era sujetada levemente con la de su novio.

Un leve quejido, hace que despierte de su ensoñación. Abre y cierra sus ojos fuertemente antes de abrirlos por completo. Al hacerlo, siente sus lágrimas resbalar inmediatamente.

—¿Ch-chiquito?— susurra, al ver al ojiverde, mirándolo confundido y asustado.

Erick, lo miraba fijamente, mientras que ladeaba la cabeza sin entender porqué estaba en una habitación que no era la de él.

—Mi amor....Dios, despertaste— hizo amago de levantarse para abrazarlo, retrocedió de rápidamente al recordar que su chico no le gustaba el tacto repentino.

Llevó sus manos a sus rizos, para luego empezar a sollozar. Estaba en shock, la luz de sus días y el motivo de su existencia estaba ahí, mirándolo con esa peliculiar inocencia que lo caracterizaba.

Él ojiverde, al verlo llorar sintió algo moverse en su corazón. No le gustaba cuándo su Joel, derramaba lágrimas.

—No llores, Joey— esas simples palabras, bastaron para que un torrencial de lágrimas escaparan de los orbes marrones.

—Estás aquí, estás conmigo— murmuró, mirando aún sin creer, que después de dos malditas semanas, su novio reaccionó.

—¿Chris?— Joel, pareció reaccionar de repente.

Suspiró un poco antes de hablar.

—Él está por llegar, bebé. Tuvo que ir a descanzar—

—¿Dónde estoy?—

—Chiquito.... Estuviste dos semanas inconsciente, estamos en la clínica de mi
papá—

—¿Me morí?— Joel, sonrió cómo hace tiempo no lo hacía.

La ternura que irradiaba su novio, hacía no querer quitarla jamás de ningún modo.

Para él, era más que suficiente verlo sonreír.

Chiquito (Joerick)Where stories live. Discover now