Capítulo (26)

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CHRISDIEL

Un dolor agudo en su vientre junto a ardor en su garganta, hace que despierte agitado. Abre sus ojos lentamente, mientras se incorpora en la cama hasta quedar sentado en la orilla. Frota sus ojos, para luego bostecear, observa su celular y se percata que apenas son las seis de la mañana.

Unas incotrolables náuseas, provoca que se levante rápidamente y se dirige al baño, para depositar lo poco que había ingerido la noche anterior. Luego de un par de minutos, se sostiene del lavamano reteniendo las ganas de sollozar.

Estaba agotado totalmente, su vientre cada vez estaba más grande, sus malestares eran peores con el transcurso de los días.

Se separa un poco, para dejarse deliszar por las frías baldosas del baño. Sentía que en cualquier momento se derrumbaría, la situación de su hermano lo tenía atormentado. Ahora no solo tenía que lidiar con su embarazo, sino con el del ojiverde también.

Estar pendiente cada segundo de él, de sus comidas, medicinas, incluso de sus antojos. Lo agotaba extremadamente, Erick, lo consumía más que su propio embarazo.

Sin embargo, todo ese esfuerzo valía la pena, si se trataba de su pequeño hermano. Para él castaño, su prioridad siempre sería él.

Quince minutos después, se levanta del suelo, lava su rostro, para luego regresar a la habitación. Se cambia de ropa, colocándose un shorts y una blusa holgada.

Unos toques en la puerta lo hace sobresaltar.

—Chris....— la voz adormecida de su hermano, logra sacarle un suspiro.

Se dirige a ella, para luego abrirla dejando ver al menor con sus ojos llorosos.

—Pequeño, ¿qué pasa?, ¿te sientes mal?—

—E-estoy mareado—

—Ven, te preparé desayuno, para que puedas tomarte tus pastillas— ambos bajan las escaleras.

Erick, se sienta de un brinco en el taburete del comedor, lo cuál le causa un pequeño dolor en su vientre.

—Auh— lleva su mano a la zona, mientras aprieta sus ojos fuertermente.

Christopher, niega suspirando para luego llegar a su lado.

—Er, no puedes moverte así de brusco. Recuerda que ahora no solamente eres tú, sino también esa personita que crece allí adentro— exclama, llevando su mano al estómago del menor.

Él ojiverde, baja su mirada y asiente.

Él quería un bebé, pero no pensó que para tenerlo tenía que pasar por esas cosas, y sensiones que no entendía.

—¿Te duele aún?— negó, haciendo un puchero.

Él castaño, asiente regresando a la cocina. Toma un par de tostadas y mermelada para untar.

Erick, lo mira asqueado.

—N-no quiero eso—

—Tienes que comer, pequeño—

—Quiero manzana— él mayor, suspira pensadamente.

Camina hacía la mesa y se sienta a comer.

Chiquito (Joerick)Where stories live. Discover now