Capítulo (18)

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NARRADOR ONMISENTE

Luego de que pasara la noche entera con su pequeño novio, él rizado decide regresar a su hogar. Por más que le insistiera a su cuñado para que regresaran a la casa de sus padres, él castaño se negó, alegando que su hermano necesitaba tomar un tiempo para adaptarse a la nueva etapa que había comenzando en su vida, y no habría mejor lugar que su propia casa.

Ninguno de los dos, se acostumbraban a estar rodeados de tantas personas. Amaban a sus novios, pero no se sentían listo para dejar su hogar por completo.

Él rizado, asintió entendiendo las razones, aunque quisiese tener a su niño siempre, estaba consciente que debía darle su espacio y no abrumarlo, no después del gran paso que dieron.

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—¿Puedes dejar de actuar como un 
imbécil?— murmura él rizado entre dientes.

Zabdiel, niega y vuelve a reír. Ambos se encontraban en la habitación del rubio.

—Es que joder..... ¿enserio tuviste sexo con Erick?—

—No me jodas, Zabdiel. Ya me lo haz preguntando varias veces, además sabes que el sexo es algo común. Yo hice el amor con él— susurró, con sus mejillas sonrojadas.

Él rubio, lo mira con ternura.

—Lo sé, solo... Que jamás pensé que Erick se atrevería a tanto—

—Tuve miedo, ¿sabes?. Sentía que cada acción que hacía, lo iba a lastimar. Era como si tocara un cristal—

—Lo amas—

—Claro que lo amo, idiota— ambos suspiraron.

Hicieron silencio por un largo tiempo, pensando en como sus vidas ya no eran las mismas desde que sus pequeños solecitos llegaron a ellas.

—¿T-te gustó estar con Erick?— él rizado, lo miró un par de segundos.

Entiende porqué se lo preguntaba, humedece un poco sus labios antes de hablar.

—Es lo mejor que me ha pasado, en mi jodida vida—

—Lo sé— ambos sonrieron, para luego volver su vista al techo.

[ ]

Horas más tarde, Zabdiel abandona su habitación para luego salir de la casa. Tenía una cita con él castaño, el cuál lo estaba esperando en el mismo café de siempre.

Media hora después, llega a su destino, sonríe grandemente al ver a su novio comiendo un paquete de gomitas, mientras abulta sus mejillas al darse cuenta que se habían acabado.

—Hola, bonito— Christopher, sube su mirada y sonríe un poco.

—Hola, Zab— él rubio lo mira, para luego sentarse frente suyo.

—¿Qué pasa?, ¿te sientes mal?—

—Yo..... Se me acabaron las gomitas— sin poder evitarlo, sus lágrimas descienden por sus mejillas.

Desvía su mirada avergonzado, se sentía estúpido y frágil.

Zabdiel, al verlo se levanta y lo abraza dejando un beso en su frente.

Chiquito (Joerick)Where stories live. Discover now