Capítulo (32)

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NARRADOR OMNISCIENTE

Tres semanas habían pasado, y el estado de salud del ojiverde estaba inestable, las náuseas y cambios de humor eran cada vez más constante.

Él rizado, en ciertas ocasiones perdía la paciencia y terminaba gritándole al menor. Acto que lograba con ambos llorando abrazados.

Erick, por sentir cosas en su cuerpo que no entendía, y Joel porque había hecho sentir mal a su pequeño chico.

Había optado por pedir vacaciones indefinidas para estar pendiente de su novio, él señor accedió a dicha petición sabiendo la situación de su hijo menor.

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—Chiquito, me tengo que ir— él rizado, suspira agachándose a su altura.

Él menor, se encontraba acostado arropado con una cobija ignorándolo por completo.

Joel, lo había llevado a su mansión a vivir con él. Erick, necesitaba de mucha atención y cuidados especiales en su estado actual. Él castaño, resignado aceptó que se llevara a si hermanito, sabía que su cuñado tenía razón.

—Mi vida, no me hagas esto, necesito ir a firmar esos papeles a la empresa y regreso rápido— con cuidado quita la cobija, para acostsrse a su lado en forma de cucharita.

Erick, al sentirlo niega alejándose un poco, mientras su labio inferior temblaba.

Joel, acaricia su mejilla en silencio. Debía de armarse de mucha paciencia si no quería cometer una estupidez con su actitud. Siempre, se caracterizó por ser impulsivo y perder la paciencia rápidamente. Sin embargo, con el ojiverde siempre trataba de estar lo más sereno posible.

—Er, necesito que me hables, no podré hacer nada sabiendo que estás así conmigo,
bebé—

—Me traes, chocolate— él rizado, sonrió asintiendo.

Él menor, se incorporó un poco hasta quedar sentando en la cama con su espalda apoyada en el varal.

—Está bien, príncipe. Vendré pronto, ¿de
acuerdo?—

—Sí, Joey— Joel, besa sus labios fugazmente.

Se agacha un poco, posando sus manos en el vientre del menor.

—Te portas bien con papi, les traeré chocolate a mis bebés— se levanta, acomodando su saco.

Erick, sonríe un poco desviando su mirada sonrojada.

—Si necesitas algo, mamá está allá abajo, llamala por celular y le dices—

—¿P-puedo decirle que juegue conmigo?—

—Claro que sí, chiquito. Solo recuerda que mamá, está triste por la pérdida de mi hermanito— susurró, sientiendo un nudo en lagarganta.

Hace dos semanas, Patricia sufrió un aborto espontáneo, el pequeño feto no se estaba desarrollando adecuadamente, lo que ocasionó el aborto.

Sus padres, duraron días enteros en depresión. Su hijo mayor estaba en rehabilitación, mientras que el otro fue arrebatado de sus manos.

Chiquito (Joerick)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora