Capítulo (33)

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NARRADOR OMNISCIENTE

Tres semanas habían pasado, desde que él ojiverde había perdido al bebé. Desde ese día, solo se limitó a encerrarse en su habitación a sollozar sin control.

Joel, siempre trataba de darle ánimos, sin embargo, él menor lo rechazaba alejandolo de él. Desde ese día, él rizado dormía en la habitación de invitados.

Tanto Christopher como Joel, sentían temor por el estado del menor. Erick, había dejado de hablar y comer, solo se limitaba hacer movimientos con la cabeza para afirmar las cosas que le preguntaban.

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—¿Joel?— el mencionado, brinca al escuchar la voz de su cuñado.

Voltea en su dirección, y suspira.

—¿Estás bien?— él menor, desvía su mirada acuosa sin querer verlo.

Ambos estaban, frente a la habitación que iba hacer la del bebé.

Christopher, niega mientras se acerca al rizado y lo abraza fuertemente.

—No siempre tienes que ser fuerte Joel—

—Chris....—

—Sé que te duele de igual modo, la pérdida del bebé. También era tu hijo— sin poder evitarlo, él rizado se rompe en llanto.

Le dolía, le dolía saber que no fue suficiente para cuidar de sus pequeños bebés.

Sentía que era su culpa, por haber dejado ese día solo al ojiverde.

—E-es mi culpa, Chris— murmura, mientras se separa del mayor.

—No lo fue Joel, jamás lo será—

—No debí dejarlo solo, por mi culpa nuestro bebé murió— sin poder evitarlo, nuevas lágrimas salieron de sus ojos.

Christopher, inhala profundamente antes de hablar.

—Joel, no es tu culpa, no sabías que Erick le iba a pasar algo—

—¡Lo es!, ahora ni siquiera quiere verme Christopher. ¿No entiendes que eso me estaba matando?— se alejó del castaño, mientras cubría su rostro.

Se sostuvo en la pared, tratando de calmarse.

—Lo sé, entiendo como debes sentirte. Erick te ama Joel, aunque él te aleje, te necesita. Solo ten paciencia—

—¿Qué hago?, no ha dejado que pase a la habitación. Me estoy volviendo loco, Chris. Lo juro— él castaño, iba a responder, cuando la voz del ojiverde los interrumpe.

Ambos caminan sin pensarlo dos veces en su dirección.

Joel, abre la puerta y siente su corazón doler al ver al menor en ese estado.

—Ch-chiquito— susurra, sintiendo un nudo en la garganta.

Él ojiverde, se encontraba sentado en un rincón de la pared, mientras golpeaba su vientre con rabia.

—M-mi amor, no. Basta, te estás
lastimando— él rizado, se acerca y sin pensarlo sujeta sus manos.

Erick, lo mira y lo empuja.

Chiquito (Joerick)Where stories live. Discover now