"Capítulo 14"

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El hombre estaba más que asustado, tanto que si lo observabas detenidamente, podrías darte cuenta de que sus piernas temblaban y daba la impresión de que podían fallarle en cualquier momento. Su cuerpo sudaba como loco y estoy seguro de que sentía unas ganas inmensas de vomitar.
El tipo en cuestión sabía y había escuchado por otros que el general no era una persona de mucha paciencia y mucho menos una persona generosa.

–No puedo creer, que te creas lo suficientemente superior a otros, que te atrevas a dañar a alguien que es muy superior a ti en muchos aspectos. ¿Y todo por qué? ¿Por qué crees tener el respaldo de los militares? –dijo con una sonrisa dibujada en su rostro…

–¡Se-Señor yo… –

–¿Tu que? ¿ah? ¿tu que? ¿vas a poner una y mil excusas antes de aceptar tus malditas errores? –Gritó en su cara.

–¿Vas a castigar a cualquiera que sea más poderoso y lo demuestre en tu cara excusándote en creer que tienes más poder solo por estas de este lado…?

El Mayor lo miraba sin decir una sola palabra.

–Entonces si eres tan cobarde como para creer que nadie puede tocarte, no mereces estar de este lado. –El General estaba más que furioso, su rostro estaba completamente rojo por la ira.

–No, por favor, no fue mi intención… ha-hare lo que usted me diga para remediar mis actos, y le aseguró que nada de esto volverá a pasar– Suplicaba el señor a tal punto que estaba cerca de arrodillarse.

El Teniente General dio un gran y profundo respiro, paso una mano por su gran cabellera castaña, para luego pasarla por su barbilla.
Volvió la mirada al hombre frente a él, quien no paraba de temblar, talvez eran los nervios o talvez era porque estaba muy cerca de perderlo todo.

Fuese cual fuese la razón, tenía todo el derecho del mundo de estar asustado.

–Seré generoso esta vez. –volvió como si nada a una posición más relajada.

Con estas palabras, el Mayor sintió que podía respirar más tranquilamente y que estaba un poco más a salvó.

–Un mes en el calabozo…  y eso no es por cumplir con las reglas, eso es por pasarte de listo. Somos aliados no enemigos. –le Susurró lo último a él.

Entonces el hombre se acerco a la joven. James lo miro y agachó la cabeza, no quería mirarlo a los ojos, no sabiendo que la había entrenado precisamente para evitar estas cosas.

–Cadete 1365. –llamó a la mujer que observaba desde la primera fila.

–Llévala a la enfermería–

–Si señor–

La joven de cabellera rubia y ojos verdes, llegó hasta ella, le quitó las esposas con las que estaba sostenida.

James por poco se cae, había mucha sangre en el piso y poca en su cuerpo, estaba muy débil.

La Cadete la sostuvo, paso el brazo de James por sobre su cuello y la saco de allí, mientras todos veían.

–Y eso va para todos, Nadie, absolutamente nadie pondrá sus deseos antes que las órdenes de la institución. –habló fuerte y claro para que todos escucharán y nadie volviera a hacer las cosas que no debían.

Los chicos asintieron, las palabras del director eran en ese momento las únicas que importaban, y nadie debía decir o hacer otra cosa que no fuere lo ya ordenado.

James con ayuda de Karen, como dijo se llamado la joven.
Llegaron al ala médica, Brandon en ese momento y como parecía ya ser costumbre, no estaba en el cuarto, sin embargo Karen estando en el área de Medicina, sabía que podía ayudarla.

Mestizos (Unión De Mundos)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora